jueves, 8 de febrero de 2024

Tobías

Tobías

Eduardo de la Serna



En la Biblia católica –no en las Biblias protestantes ni la Biblia hebrea- hay un interesante libro llamado “Tobías” que narra la atrayente historia de este personaje. Señalamos esto de entrada para que no se piense necesariamente en un sujeto histórico concreto; podemos calificarlo de “novela”, con una clara intención teológica que es indicar a los lectores que Dios no se desentiende de sus amigos. Pero veamos de qué se trata y quién es este Tobías de la trama.

Señalemos que en la Biblia aparecen otros personajes con ese nombre (incluso extranjeros) pero solamente en el libro de Tobías se hace referencia al personaje que comentamos. El libro, además, parece tener bastante influencia de otros libros conocidos en el mundo antiguo (como uno llamado “Sabiduría de Ajicar” a quien se hace referencia en 1,21.22; 2,10; 11,19 y 14,10). El libro narra la historia de dos personajes que no se conocen entre sí: Tobit, el papá de Tobías, y Sara, una mujer de otra región llamada Ecbatana. Tobit es presentado como una persona sumamente religiosa (ver 1,6-9; 9,6) que vive en el exilio, en Nínive (1,10; 11,1). Muy atento a los pobres (1,16; 2,2-3) y también muy dedicado a enterrar judíos que han quedado sin sepultura (es que el imperio de turno los mataba y dejaba expuestos para que sirvieran de escarmiento a los demás; ver 1,17-18; 2,3-4.7). Lo cierto es que precisamente por ser así religioso, Tobit es perseguido, encarcelado, y, también, por ser religioso (no entra a su casa después de haber tocado cadáver para no hacer impura a la familia; por lo que duerme fuera, 2,9-10) a causa del excremento de unas aves queda ciego. El otro personaje, Sara, tenía un demonio enamorado de ella que mataba a sus maridos la misma noche de bodas (había tenido 7 maridos; quizás a eso aludan los saduceos en el debate con Jesús en Mc 12,20-22). Lo cierto es que ambos personajes rezan a Dios (3,1.11) y “en aquel instante” fue oída la oración de ambos (3,16-17) y Dios enviará a su ángel Rafael en su auxilio.

Tobit recuerda un dinero que le deben y envía a su hijo Tobías a recuperarlo, y Rafael será su ocasional acompañante en el camino. Un pequeño incidente–siempre con la ayuda de Rafael, que no se revela como ángel, sino como un buen judío- será desencadenante de la ayuda a ambos: un pez sacado en el río Tigris cuyo corazón, hígado y hiel servirán de remedio. En el camino hacen “escala” en casa de Ragüel, papá de Sara (6,10) y – aconsejado por Rafael - Tobías pide a Sara en matrimonio ya que le corresponde por ley (6,13). Después de un buen debate (7,9-11) se la conceden, y cuando van a pasar la noche de bodas (Ragüel empieza a cavar una tumba (8,9b-12) pensando que con Tobías ocurrirá lo mismo que con los maridos anteriores) siempre aconsejado por Rafael, Tobías quema el corazón y el hígado del pez (8,2-3) lo que ahuyenta al demonio de Sara y pueden consumar el matrimonio. Obviamente con esto –solucionado el primero de los problemas- comienza una gran fiesta de 14 días (8,20; 10,8) mientras Rafael va a buscar el dinero (9,1-3.6). Terminada la celebración y ya retornado Rafael regresan a casa de Tobit que ya desesperaba de volverlo a ver con vida (10,1-3) y su madre lloraba su muerte imaginada (10,4-7). Tobías y Rafael se adelantan (11,3) a la comitiva en la que iban Sara y los regalos (criados, camellos, bueyes, plata…, 10,10), y –nuevamente por consejo de Rafael- Tobías pone la hiel del pez en los ojos de Tobit que recupera la vista (11,4.8.11-12). En el resto del libro (capítulos 12-14) se revela la identidad de Rafael (12) hay un gran canto a Jerusalén (13) y una conclusión con las últimas palabras de Tobit a su hijo.

Tobías, entonces, aparece en el libro como el nexo entre ambos personajes que sufren, Tobit y Sara, y el que –acompañado por el mensajero de Dios, y en un clima de frecuente invocación y bendiciones- lleva la solución que Dios da a ambos a causa de su oración y lamento. Tobías es religioso como su padre, fiel a las indicaciones y consejos que este le dio (cap. 4), y a su vez se deja guiar por el enviado de Dios. Tobías, entonces, es presentado como aquel que es expresión visible de que Dios no se desentiende de su pueblo en el sufrimiento. Sea frente a la violencia del imperio, o la opresión de las fuerzas diabólicas que impiden ser felices, Dios está atento a sus amigos y manda la ayuda necesaria. Pero esa ayuda no es “mágica” sino que es un impulso que él mismo da a sus amigos para que ellos mismos se dejen conducir por Dios y sean instrumentos de vida y felicidad para los demás en la historia.


Imagen de Tobías pintada por S. Dalí, tomada de https://www.liveauctioneers.com/price-result/dali-1967-tobias-authentic-biblia-sacra-lithograph-framed/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.