Alta en el cielo…
La situación social, económica, política…
humana se deteriora tan velozmente que, si quisiéramos hacer públicas nuestras
opiniones, deberíamos escribir más de un texto diario. No es esa nuestra
misión. Queremos seguir echando nuestra suerte con los pobres de la tierra
(José Martí), y con ellos, y desde ellos vivir, soñar, proyectar un mañana de
vida y esperanza para todas y todos.
La crueldad avanza, la inhumanidad también,
mientras la libertad, la justicia y la esperanza retroceden.
- En
el Congreso se cambian votos por cargos, se hacen discursos que después se
deshacen al levantar la mano en contrario, las carpetas o los chantajes parecen
a la orden del día.
- El
poder judicial, cada vez más desacreditado, hace esfuerzos por superarse en la
degradación, manteniendo presos políticos, o pidiendo que se vuelvan a detener
los liberados, con jueces o fiscales impresentables, o con sorteos amañados que
nos recuerdan tiempos pasados no muy remotos.
- Las
relaciones internacionales exhiben una impudicia espeluznante, con agresiones y
ofensas detestables, deteriorando las relaciones con los países vecinos o
cercanos, o incluso con países con los que las relaciones eran cordiales,
alentando cercanías con sujetos execrables y de evidente desprecio a la
democracia.
- Se
votan leyes que nos retrotraen a los peores momentos de falta de justicia y
crecimiento, entregando la patria al mejor postor (o al más amigo) y se reprime
con violencia antidemocráticamente a los que constitucionalmente quieren
manifestar su disconformidad.
- La
represión de las manifestaciones populares hace patente la violación de los
derechos humanos, con violencia antidemocrática e infiltrados, maltratos,
torturas y presos políticos. Los derechos humanos, ciertamente, no están dentro
de las prioridades ni siquiera remotas del actual gobierno.
- Las
intervenciones de los funcionarios del oficialismo nos permiten dudar
seriamente de su idoneidad y equilibrio para el desempeño de las funciones para
las que fueron legítimamente elegidos, pero no para hacer “lo que les venga en
gana”.
- Los
alimentos y medicamentos retenidos son una expresión evidente de la total falta
de humanidad y sensibilidad frente al dolor, a la pobreza creciente y el hambre
en aumento. Lo que se expresa acusando a quienes trabajan para que los pobres
tengan al menos un plato de comida y negándose a cumplir los dictámenes del
poder judicial que obligan a entregar los alimentos de manera urgente.
- La
pobreza crece, la desocupación también. Y la ostentación de insensibilidad
expresan un sadismo preocupante ante el que tememos lo peor en cuanto a nuestro
futuro cercano.
- No
ignoramos que la presencia eclesiástica en muchísimos comedores constituye un
paliativo en este contexto, y pretendemos vivirla como expresión de la opción
por los pobres que asumió Jesús de Nazaret y ha reafirmado la Iglesia oficial
de nuestro tiempo. Sabemos que optar por los pobres no es solamente en los
discursos o en la oración, sino también preguntarnos “por qué hay más y más
pobres” y militar en la empecinada búsqueda por el derecho y la justicia, por
una santidad política, lo cual implica, en ocasiones, repetir la denuncia de
Jesús y los profetas de ayer y hoy, aunque moleste. ¡La Patria no se vende!
Repetimos que no podemos decir una palabra ante
cada situación de nuestro presente que, aunque lo ameritara, no estamos en
condiciones de expresar. Pero sí reiteramos que trataremos, siempre, de estar y
hacernos presentes en la causa de los pobres, “luchando junto a los pobres por
su liberación” (Carlos Mugica). “Lo más oscuro de la noche es antes del
amanecer”, repiten los zapatistas, somos personas de esperanza.
Curas en opción por los y las pobres
20 de junio de 2024
Día de la bandera
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