jueves, 13 de junio de 2024

Susana, una mujer justa

Susana, una mujer justa

Eduardo de la Serna



En las Biblias católicas, el libro del profeta Daniel tiene dos capítulos que no se encuentran en las Biblias protestantes y judías, los capítulos 13 y 14. El motivo es que se encuentran en la versión griega del libro, que es el que seguimos los católicos y no en la versión hebrea, que siguen los protestantes. En ella, en el capítulo 13, encontramos la historia de una mujer, Susana, que merece nuestra atención.

El relato de Susana señala varios elementos introductorios: que era una mujer hermosa (algo que es frecuente en los relatos de mujeres de este período; hay que recordar que el ideal griego de belleza – contra el que aquí la Biblia confronta – era la masculina), que ella era fiel a “la ley de Moisés” (v.2), que su marido Joaquín era ilustre, rico y tenía un “jardín” donde se reunían para sentenciar justicia (v.4). Y que había dos “ancianos” perversos (con “la injusticia de Babilonia”) que eran los responsables de resolver ante cualquier pleito (v.5). Ambos deseaban apasionadamente a Susana (v.10). Cuando todos se habían marchado, ella solía pasear por el jardín (v.7), pero los ancianos la espiaban con intención de abusar sexualmente de ella (v.16). Aprovechando un momento sin testigos la amenazan con acusarla falsamente de adulterio si no consiente en tener relaciones sexuales con ellos (vv.20-21). Es decir, Susana queda “entre la espada y la pared”, o es adúltera e infiel a la ley de Dios - aceptando la presión de los ancianos - o será falsamente acusada por los “jueces” de la ciudad (v.22). Como es mujer justa, acepta la muerte antes que “pecar contra el Señor” (v.23).

Al día siguiente los ancianos jueces confirman su amenaza denunciando públicamente a Susana (v.28). Pero, el texto nos señala, ella “confió plenamente en el Señor” (v.35). Los ancianos cuentan la historia falsa de un joven que se encontró con ella cuando todos se habían ido y tuvieron relaciones sexuales bajo un “árbol”. “No pudimos agarrarlo” y huyó; “nosotros somos testigos”, sentenciaron (v.41). Susana se dirige a Dios en un lamento (vv.42-43), no tiene salida ya que los “jueces” dan “testimonio”... ella es una “mujer”, y ellos “jueces”, “ancianos”, “sabios” … Obviamente no le creerán a ella, “no tiene escapatoria” (v.22); pero entonces – cuando era conducida a la muerte por adulterio – un joven, Daniel, movido por el espíritu (es decir, Dios reacciona movido por la oración de la mujer) protesta por la injusticia que se está cometiendo (vv.45-46). Él sabe que hubo “falso testimonio” (v.49) y los interroga por separado: “¿bajo qué árbol los vieron?” (vv.54 y 58). La mentira queda al descubierto ya que uno afirma que fue bajo una acacia (v.54) y el otro bajo una encina (v.58), con lo que la calumnia queda visible a los ojos de todos. Esto provoca – obviamente – que Susana mantenga la vida y se condene a muerte a los dos perversos. El relato finaliza exaltando la sabiduría de “Daniel”. 

Pero el texto “esconde” todavía algo más…

La actitud de los escritos bíblicos frente a la mujer es variada según los distintos períodos de la historia. En los últimos tiempos del Antiguo Testamento, e influidos por el mundo griego y su machismo, la mujer es muy poco tenida en cuenta, o, peor aún, es desvalorizada y negada. Muchos escritos de sabiduría (especialmente del ambiente griego) señalan que “la mujer” es la responsable del ingreso del pecado en la historia humana: «Por la mujer fue el comienzo del pecado, y por causa de ella morimos todos» (Sir 25:24). Los “sabios” responsabilizan a la “mujer” (Eva) por el pecado en el “jardín” del Edén (Génesis 3), un pecado (más tarde, con san Agustín, se hará referencia a este como “pecado original”) que tiene relación con un “árbol” (del conocimiento del bien y del mal). El contexto del relato de Génesis es ciertamente “sexual” (estaban desnudos, el “conocimiento”, que es un término que se usa para referir a las relaciones sexuales…). En este contexto, todo este relato de Susana, parece una parábola crítica a la actitud de los “sabios” (ancianidad y sabiduría suelen ir juntas, como también lo son juventud e inexperiencia) que responsabilizan a la mujer como responsable del pecado. Entonces nos presenta aquí una escena contrastante con esa lectura “machista” del primer pecado: aquí la mujer es la justa de esta historia, es acusada injustamente por los “sabios” de mantener relaciones sexuales adulterinas bajo un árbol en un jardín (para más detalles, en griego, dice “paraíso”, y no dice “jardín”, reforzando el contraste con la lectura de Génesis). El relato confirma que la acusación es falsa, e injusta. El texto es claramente contracultural con la propuesta de su tiempo de que la culpa de "todos los pecados" tiene su origen en una mujer, cuando, en realidad, se esconde, en ella, la responsabilidad de los varones. La mujer es honorable, cosa que no son los sabios que la calumnian. Pero Dios, por intermedio de un joven será quien dejará las cosas en claro. ¡Y habrá justicia! O, mejor dicho, habrá justicia cuando las mujeres de todos los tiempos en la historia dejen de ser responsabilizadas de los pecados que generalmente cometemos los varones.

 

Imagen de un sarcófago con la escena de Susana tomado de https://sepulcrode.wordpress.com/sepulcros/sepulcros-romanos/sepulcros-romanos-en-espana/sarcofago-de-la-casta-de-susana-y-los-viejos-basilica-san-felix-gerona/

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