Marcos, ¿un evangelista?
Eduardo
de la Serna
Es algo conocido por casi todos que uno de los cuatro Evangelios, y seguramente el más antiguo de los cuatro, es el Evangelio “según san Marcos”. Ahora bien, ¿quién es, por lo que nosotros sabemos, este Marcos que nos deja, nada menos que un Evangelio?
Un tal Marcos no es mencionado
demasiadas veces en el Nuevo Testamento, pero veamos.
Todo indica que en la casa de
una mujer llamada María (un nombre muy habitual entre los judíos) se reunía la comunidad
de discípulos en Jerusalén. De hecho, cuando Pedro escapa de la cárcel va a
escondidas a casa de María, “la madre de Juan, de sobrenombre Marcos” (Hch
12,12). Cuando, más tarde, Pablo y Bernabé van de Antioquía a Jerusalén a socorrer a la
comunidad a causa de un tiempo de hambre, al volver “llevan consigo a Juan, por sobrenombre
Marcos” (12,25). Pero luego, cuando deciden continuar la misión, en un primer
momento, en Chipre, “Juan les ayudaba” (13,5) sin embargo, cuando cruzan a Perge, “Juan
se separó de ellos y volvió a Jerusalén” (13,13). Más tarde todavía, ya en Antioquía,
Pablo y Bernabé deciden retomar la misión por los lugares ya evangelizados, pero
Bernabé quería llevar con ellos a Juan, llamado Marcos (15,37) algo a lo que Pablo se
opone: “no debían llevar consigo al que se había separado de
ellos en Panfilia y no les había acompañado en la obra” (15,38). Esto provoca
una tensión entre estos dos viejos amigos que terminan separándose. Bernabé va a Chipre
con Marcos, mientras Pablo recorre Siria y Cilicia acompañado por Silas
(15,39-41).
Lo cierto es que pareciera que
las relaciones se han tensionado de modo irreversible y Pablo y Bernabé ya no
vuelven a encontrarse. Sin embargo, fuera del libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos otros elementos que pueden ayudarnos a comprender más y
mejor:
En la carta a Filemón v.24 Pablo menciona a Marcos entre sus colaboradores. Y, más tarde, discípulos de Pablo, que escriben en su nombre, también lo mencionan como acompañante: así, en Col 4,10 el autor llama a Marcos, “primo de Bernabé” lo que, de ser cierto, ayuda a entender por qué Bernabé insistió - como vimos - en su compañía. Además, en ambos contextos Bernabé y Marcos evangelizan Chipre, de donde Bernabé era originario (Hch 4,36). En la segunda carta a Timoteo, "Pablo" (en realidad, un discípulo) le pide que lleve consigo a Marcos: "tráelo contigo” porque me es “muy útil en el ministerio” (2 Tim 4,11).
Esto nos permite sacar una
primera conclusión. el conflicto entre Bernabé-Marcos y Pablo no ha de haber sido tan
tenso como para que con el tiempo Marcos se incorporara en el equipo paulino.
Tanto con Pablo como con su grupo.
Sin embargo, un discípulo de
Pedro escribe, también, una carta a las comunidades de Asia Menor (la actual
Turquía) y finaliza diciéndoles: “Los
saluda la comunidad de elegidos de Babilonia y también Marcos, mi hijo” (1 Pe 5,13).
Babilonia es un modo “clandestino” de aludir a Roma ya que ambas destruyeron
Jerusalén. “Pedro” está en Roma y con él se encuentra Marcos.
Todo indica, entonces, que
Marcos en algún momento se ha dirigido a Roma y allí entra en contacto con la
comunidad a la que (seguramente no hace mucho) se ha incorporado Pedro.
Probablemente Pablo está evangelizando tierras lejanas. Pero, como sabemos, Pedro
es asesinado allí (y Pablo también lo será, probablemente un poco más tarde) y la comunidad
se queda sin “referentes”; sin nadie que “nos cuente” qué haría o qué diría
Jesús en los nuevos tiempos que estamos viviendo. En este contexto es que surge
la persona de Marcos: alguien que tenía contactos con el cristianismo de los
orígenes, tanto con Pedro como con Pablo. Y así, alguno o algunos de su grupo escribe/n en su nombre (el texto
como tal no hace ninguna referencia a un autor concreto). Es decir, probablemente quien escribe el Evangelio no sea Marcos en persona, pero sí alguno o algunos que "en nombre de Marcos" se dirigen a todos para predicar a Jesús en los tiempos nuevos y duros que se viven; un Evangelio para que la
comunidad de Roma, (o cualquier otra) perseguida y atormentada pueda sentir y escuchar que Jesús
sigue caminando y sufriendo con ellos, y con ellos invitar a todos a compartir
la fe en el crucificado, Mesías e Hijo de Dios (Mc 1,1).
Imagen tomada de https://encuentra.com/santos_clasicos/san_marcos10284/
En algún punto me parece que es el evangelista: el que traza la primera huella que luego sirve a los otros que siguieron que tanto por diferenciación o por apoyo no pudieron ignorarlo. El único que dice que lo que escribe es un evangelio, en su introducción. Gracias Marcos!!
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