Acerca de los caminos
(día del periodista)
Eduardo de la
Serna
En la Argentina
celebramos o conmemoramos hoy el “día del periodista” por ser aniversario de la
fundación de la “Gazeta de Buenos-Ayres” por parte de Mariano Moreno
(1810).
Un periodista,
un periódico, un período… Se trata de quienes nos informan “acerca de” (peri)
los “caminos” (hodos). Ciertamente, los modos de información varían con
el tiempo; antes de “la Gazeta” la gente también se informaba, por cierto.
Existieron los telégrafos, la radio, la televisión, internet…
En nuestro tiempo
hiperconectado, es decir, desinformado, los indicadores de caminos son
incontables. Y no siempre es fácil saber, con una mínima certeza, a dónde
conducen los caminos propuestos. El problema radica en la “credibilidad”. “Fe”
y “camino” muchas veces van juntos. Confiar en el GPS no siempre es seguro, no
siempre es el mejor, o el más corto de los caminos posibles, por ejemplo. No
deja de ser interesante preguntarnos y saber de dónde se informan los que a su
vez nos informan…
Es razonable –
no siempre bueno – que las diferentes usinas de información propongan, exalten,
visibilicen a ciertas personas para la difusión de información. Lo que sería,
al menos justo, es que esas tales usinas, no se presenten o autoperciban como “independientes”
sino como partes de una tendencia (tendenciosas); razonable o no, justa o no,
veraz o no. No suele ocurrir.
Es en esa misma
dirección del camino, que se propone como modelo de “periodista” a Fulana o Mengano.
Y, obviamente, eso será coherente con la tendencia del propositor. No siempre
ser un “comunicador (o comunicadora) eficaz” significa ser “bueno” o “buena” …
Y entró el
negocio… Y, como “poderoso caballero es don dinero”, muchos Medios de
Comunicación suelen mostrar caminos que conduzcan a la “compra-venta” (ironizo,
porque el dinero ya no está en la compra-venta; ya no se trata de que las
personas trabajen sino de que trabaje el dinero [sic]). Y, entonces, lo que se
comunica no es un buen camino para el caminante sino para el informante. Cosa
distinta, por cierto.
Precisamente la
hiperconectividad – desinformante provoca la duda, “¿cuál?” y el individualismo
infantil responderá “¡la que me gusta que lo sea!” A eso se lo ha llamado “postverdad”:
la verdad no existe, es “verdad” (sic) lo que yo quiero o lo que me gusta que lo
sea. Así las cosas, y entonces, con el poder omnímodo de las grandes usinas de información,
todos (o casi todos) creen como “verdad” lo que ellos les muestran, y entonces “es
evidente que…” tal o cual cosa ocurrió (o no ocurrió), o no me afecta que pase,
o tal persona es tal o cual cosa. “Todos” lo saben porque las usinas de difusión
de caminos muestran que “es por ahí”. Basta con mirar, por ejemplo, la reacción
(o falta de reacción para ser más precisos) ante el genocidio en Gaza, la
imagen positiva que tienen personajes desquiciados y desquiciantes, la
desinformación sobre lo que ocurre en lugares “que no importan”, como es el
caso de “África” (dicho así, como si fuera todo igual, todo lo mismo… y baste
con recordar que “África” es mucho más grande que toda América central y del sur
juntas) … Sabemos lo que quieren que sepamos, y buscar “la verdad” ya no
importa porque “la verdad no existe” (con lo que derrumbamos siglos y más
siglos de filosofías, teologías, arte, y demás cosas “innecesarias”).
Dicho esto, y
creyendo que hoy quedan pocos “periodistas” ante la abundancia de “publicistas”,
“operadores”, “ocultadores”, vaya un reconocimiento. Ojalá sigan siendo “creíbles”
para que podamos descubrir juntos caminos, podamos ver metas y “seguir andando,
nomas” (Angelelli).
Imagen tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Gazeta_de_Buenos-Ayres
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