jueves, 3 de julio de 2025

Herodías y su hija

Herodías y su hija

Eduardo de la Serna




Para entender bien lo que queremos señalar hace falta ubicarnos un poco en la historia. Durante el Imperio Romano (es decir, en tiempos de Jesús) Roma solía poner, en los territorios conquistados, gobernantes que le fueran serviciales. Muy rara vez, a esos gobernantes, les daba el título de “rey”, cosa que – por otra parte – no era hereditario; y, entonces, muerto el rey, los hijos o los que Roma decidiera sólo podían tener ese título mostrando un servilismo que fuera conveniente para el Imperio. Así, por ejemplo, Herodes (apodado “el Grande”) fue nombrado rey, pero no ocurrió lo mismo con sus hijos (Arquelao y Antipas), que, por lo que sabemos, lo pretendieron sin conseguirlo. Tiempo después, Agripa (nieto de Herodes) sí fue nombrado rey ya que resultó muy favorable a los intereses del Imperio. Señalemos, por otra parte, que, en la tradición, era frecuente usar el nombre de un gran personaje para designar a sus sucesores. Es el caso del César, que se aplica a los sucesores de “Julio César”, o de los Herodes (Antipas, Agripa, por ejemplo), descendientes de “el Grande”. Es decir, Herodes, como nombre, sólo se aplica a “Herodes, el Grande”, mientras sus hijos y nietos son “Herodes” como cargo. Un último elemento, para no confundirnos, es que, en la Biblia, en ocasiones se habla de “el rey Herodes” (referido a Antipas, Mc 6,22) aunque, propiamente hablando, este no fuera rey. Y su mujer es imaginada como “reina”, aunque tampoco lo fuera. Así los llamaremos en esta nota, para facilitar el lenguaje.

Lo cierto es que – como es frecuente en tantos textos – la “reina” aparece como la malvada de la historia, mientras el “rey” queda como lascivo, o como débil de carácter, o como manejable… es frecuente que las mujeres (como es el caso de Jezabel, del que hemos escrito hace ya tiempo) aparezcan en los textos como las responsables de todos los males. En este caso, es Herodías, la nueva esposa del “rey” la que aborrece a Juan, el Bautista, porque éste le ha señalado al rey que no puede “tenerla” (Mt 14,4). Entonces, siempre según el texto, es ella la que incita a que Juan sea encarcelado (Mt 14,3; Mc 6,17) y luego conseguirá su ejecución. 

Siendo que Juan era muy respetado y escuchado por las multitudes, esto ponía en riesgo el rol de Herodías, y era por eso que lo “aborrecía” (Mc 6,19). Herodías era nieta de Herodes, el Grande, por lo que era sobrina de Antipas, aunque por distinta madre (Herodes tuvo 10 mujeres). De su matrimonio anterior con otro “Herodes” (Filipo, también pariente de ella) tuvo una hija, Salomé que es la que pareciera implicada en la fiesta del “rey”. Levítico 18,16 prohíbe expresamente la unión con “la mujer de tu hermano”, y a eso se refiere Juan. Pero Herodías, Antipas y los demás de la corte, no son propiamente hablando judíos. De ahí parte el conflicto, pero un conflicto que pone en riesgo a Herodías la que espera el “tiempo oportuno” (Mc 6,21). Los textos, que quieren transferir la maldad a la mujer (Herodias) nos suavizan la imagen de Herodes (“escuchaba con gusto a Juan”, lo protegía, sabía que era justo y santo… Mc 16,20). Con paciencia aprendida en su familia, Herodías esperó el momento oportuno, el cual llegó el día del cumpleaños de Herodes (Mt 14,6; Mc 6,21). La niña pequeña (Salomé, seguramente) bailó en presencia de todos y esto agradó al “rey” que fascinado por la pequeña (seguramente orgulloso de haber “quedado bien” delante de sus invitados, sin excluir el alcohol que abundaba en sus banquetes) le promete de regalo lo que pida, algo evidentemente exagerado y que nadie pretendería que fuera precisamente cierto. La pequeña (quizás tendría cerca de 13 años; la palabra “muchacha”, “pequeña” de 6,22.28 es la misma que se usa para la pequeña hija de Jairo que tenía 12 años, Mc 5,41.42) no sabe qué pedir y recurre a su mamá que aprovecha la ocasión: pide “en una bandeja” la cabeza de Juan (Mt 14,8).

Mirando superficialmente el texto, resalta la perversión y la calculadora actitud de venganza de Herodías, pero mirando atentamente, podemos ver que, aunque ella tuviera alguna responsabilidad en los hechos (y debamos desresponsabilizar a la pequeña Salomé) es el rey el verdadero responsable, el que encarceló a Juan (teniéndolo detenido cerca de su palacio, seguramente), y el que puede descubrirse– en todo caso – como débil y manejable (como se presenta a Ajab y Jezabel, cf. 1 Re 21) o directamente como partícipe del asesinato aprovechando las circunstancias (así lo vivió el pueblo de Galilea, por lo que sabemos). En todo caso, Herodías era digna esposa de tan sanguinario rey.


Imagen tomada de https://www.album-online.com/detail/es/ZmJhNDFmMA/durante-banquete-hija-herodias-salome-se-pone-a-bailar-pide-alb3237088

 

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