A Mauricio le tiene que ir bien
Eduardo
de la Serna
“Si a Mauricio le va bien, al país le va a ir bien” nos enseñan los
sabios de toda sabiduría, sin que nos expliquen por qué no decían lo mismo de
Cristina. Trotskistas parecían es esa parte de su historia y repetían “cuanto peor, ¡mejor!” Pero hoy yo me
pregunto si es realmente así como afirma el adagio.
¿Qué significa “que a Mauricio le vaya bien”? ¿Significa
que haga lo que cree en conciencia que es lo mejor? ¿Significa que pueda
implementar sus planes? Porque resulta que yo creo que si eso es así, al país
le va a ir mal. ¡Muy mal! Precisamente por eso no lo voté. No le discuto
legitimidad, son dos cosas distintas. Imagino – aunque con dudas – que los que lo
votaron lo votaron para que haga “eso”. Pero no es que yo voté “al otro” porque
Mauricio “no me gusta”, sino porque creí – y sigo creyendo, porque las
elecciones no me hicieron cambiar de planteo – que la propuesta “del otro” era
mucho mejor (sin ser ¡faaaa, qué buena!) o también, que la de Mauricio era tan
mala que “el miedo” que Mauricio y sus políticas me provocaba y provoca me
llevó a votar “al otro”.
Entonces… “si a Mauricio le va bien”, ¿qué
significa? Yo creo que a Mauricio le va a ir bien si a los pobres les va mejor,
si aplica políticas de inclusión, si no se deja manejar por los poderosos a
los cuales ¡nunca! les importaron los pobres y no le tiembla el pulso en
enfrentarlos si es el caso, si tiene una mirada profundamente latinoamericana,
si busca que todos tengan trabajo digno y dignas jubilaciones… y más, ¡mucho
más! El tema es que esto no lo dijo, y – por lo que vemos – no quiere hacerlo.
Quiere hacer lo contrario. Para hacer aquello debería sufrir un cambio
copernicano en su política, eso que los cristianos llamamos “conversión”.
¿Posible? Siempre es posible. Pero muy difícil, porque “no se puede servir a dos señores – dice “un tal Jesús de Nazaret”, porque se amará a uno y se odiará a otro. No
se puede servir a Dios y al ídolo del dinero”. Por tanto, me perdonarán los
sabios de tanta sabiduría, pero como quiero que al país le vaya bien, que a los
pobres les vaya bien, no quiero que a Mauricio le vaya bien (a menos que cambie, claro). O, para que se me
entienda, no quiero que pueda aplicar sus políticas. Pero como lo digo
democráticamente y así espero ser entendido, ya mismo empiezo a hablar de lo
perverso de cada cosa, de cada discurso, de cada nombramiento… Porque espero que
muchos, cada vez más, vean lo mal que le va a ir al país si Mauricio aplica sus
políticas y nunca más el círculo rojo maneje las mentes, los votos y la vida de
nuestro pueblo.
Dibujo tomado de tejodeneneltrabajo.blogspot.com
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