Relatando relatos
Eduardo de la Serna
Resulta que ahora que se va Cristina, nos dicen, “se termina el
relato”. ¿Relato? ¿Qué es un relato? El diccionario de la Real Academia da dos
acepciones: “1. m. Conocimiento que se da,
generalmente detallado, de un hecho. 2. m.
Narración, cuento”. En ninguna parece aludirse a una supuesta mentira, como
parece que “acusan”. Pero yendo al hecho, a lo que se dice… es sabido que la
posmodernidad afirma que se deconstruyeron los “metarrelatos”, y cosas
semejantes. No voy a entrar en esto, que excede mi planteo, aunque bastante
tufillo posmoderno tienen algunos de los relatos que afirman que se acabó el
relato. O peores tufillos tienen.
¿Puede pensarse o decirse algo sin relatos? Por
ejemplo, el presidente electo en su discurso al resultar triunfador dijo que
los argentinos son emprendedores como nuestros padres y abuelos que vinieron de
Europa sin saber lo que les esperaba. ¿Eso no es un relato? Por ejemplo, los
indígenas que existían y existen, los afroargentinos, que existían y existen, ¿“encajan”
en ese relato? El relato de la “Argentina blanca y europea” fue el relato
triunfante desde la batalla de Pavón, y más aún desde la “conquista” (sic) del
desierto, la “civilización o barbarie” y la fiesta del Centenario. Sin duda la
imposición de ese relato, y la negación de todo otro constituye lo que se llamó
“la historia oficial”. Hizo falta que otras y otros “lectores” se pararan en “otro
lugar” para empezar a ver que “eso quiere decir que hay otra historia”. U otro
relato, si se prefiere. Que cuando se empezó a sostener que “gobernar es poblar”
se buscó que muchos vinieran de Europa (aunque hubo quienes se quejaron de que
los que vinieron fueran “esos”, al venir españoles e italianos, y no franceses,
ingleses, alemanes…), pero que – aunque eso es cierto e indiscutible – no es
menos cierto que aquí (en Argentina) “ya había”. No empezamos de cero cuando “ellos
llegaron” en sus diferentes oleadas migratorias. El “ninguneo” de
afroargentinos e indígenas me parece grave. Me parece propio de un relato en el
que no me siento identificado.
Y no quiero dejar de mencionar que muchos de “ellos”,
al llegar tuvieron una actitud seriamente despectiva y despreciativa hacia los
que ya estaban, hacia los “dueños de la tierra” o los esclavizados. Actitudes o
frases como “yo no les doy nada porque lo que tengo no me lo dio nadie, yo me
lo hice trabajando” merecen mi desprecio. Porque eran trabajadores en su tierra
natal, que los expulsó. Llegaron a un lugar que les dio oportunidades y no
fueron capaces de solidaridad con otros. Porque eso de que “no trabaja el que
no quiere”, los pobres “son pobres porque son vagos” también es un relato. En
lo personal, al ver al formoseño Zamba y a su amiga negra, “Niña”, me siento
mucho más cerca de ese relato que el del que quiere que todos los niños puedan
ir a Disney. No dejo de tener presente el dicho de Carlos Mugica de que “primero
le quitaron todas las tierras a los indios y después hicieron el Código Civil”.
Simplemente me pregunto… los que quieren
silenciar “el relato”, o simplemente lo “ningunean”, ¿no lo hacen en nombre de
un “relato único”? ¿Eso no es autoritarismo? El problema es que en ese “relato”
los “otros” no entran. Por lo tanto, eso de “todos juntos” es otro relato.
Dibujo tomado de www.youtube.com
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