Jesús confronta y vence
las fuerzas del anti-reino
DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA - "B"
22 de febrero
22 de febrero
Eduardo de la Serna
Lectura del libro del Génesis 9, 8-15
Resumen: Dios establece con Noé y todos los vivientes una alianza unilateral por la que se compromete (= promesa) con toda la tierra a no repetir el diluvio.
Un
número importante de la élite judía se encuentra cautiva en Babilonia y
allí debe profundizar su fe que corre el riesgo de quebrarse. En ese
contexto profundizará la alianza con Dios (la cual ha quebrantado, y por
eso ha perdido la tierra y ha sido conducido al exilio). Esta alianza,
por otra parte, suele tener elementos que la visibilicen (la
circuncisión [Gén 17,9-14], el sábado [Ex 31,12-17], las reglas de
pureza, por ejemplo). En el relato litúrgico (que en realidad continúa
hasta v.17) se remarcan las ideas de “alianza” (vv.9.11.12.13.15.16.17) y
“señal” o “signo” (vv.12.13.17) que es el “arco” (vv.13.14.16). Tres
veces se resalta la importancia de la palabra divina insistiendo con “Y dijo Dios”
(vv.8.12.17). El arco sirve de señal, y esta sirve para que Dios
“recuerde”. No se refiere al olvido divino, sino al campo semántico de
la “promesa”. En este sentido, se trata de una alianza que podemos
calificar de “unilateral” ya que no supone una “contrapartida” de parte
de la humanidad, como sí ocurre en las otras mencionadas…
El esquema es evidente:
a.- esta es la señal de la alianza que pongo… todo ser viviente (v.12)
b.- mi arco iris… señal… alianza entre yo y la tierra (v.13)
c.- ver el arco iris… recordaré mi alianza… “toda carne” (v.14-15)
c’.- no habrá otra vez diluvio para “toda carne”
b’.- estará el arco iris… recordar… alianza entre Dios y todo viviente (v.16)
a’.- esta es la señal de la alianza que establecí… toda carne (v.17)
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3, 18-22
Resumen: La muerte y resurrección de cristo es plenamente solidaria con la humanidad, del presente, el futuro e incluso del pasado. Y esta solidaridad se alcanza gracias al bautismo.
El
inicio de la unidad litúrgica ya fue comentado el Domingo 6 de Pascua
(ciclo A). Lo repetimos y seguimos el desarrollo del texto.
Murió “una vez” (hápax) indica la consecuencia definitiva de su obra salvadora (“por los pecados”)
de modo que no es necesario nada más (tema habitual en Hebreos, x8). Lo
absoluto de su muerte enseña el “extremo” del amor de Jesús al que los
cristianos se encuentran llamados.
“Por nuestros pecados”: el sentido de la muerte “por”
es un tema característico en el primer cristianismo (1 Cor 15,3; Gal
1,4; Heb 10,12; 1 Jn 2,2; 4,10). La salvación que trae ha derrotado la
fuerza del pecado de un modo universal.
Es “justo”,
algo que en la carta aparece ligado al cumplimiento de la voluntad de
Dios (2,23; 3,12.18) como se ve en el paralelo. Por otra parte, la
relación con el “Justo” sufriente de Isaías 53 (frecuente en 1 Pe, cf.
1,18-21; 2,21-25; 3,18-22) revela un sentido “cristológico”.
Muerto en la carne y vivificado en el espíritu
alude a la muerte violenta que otros le infligen (ligada a “sufrir”) y
la “vivificación” que el espíritu le provoca, en este caso referida a la
resurrección. “Fue matado” - “fue vivificado”, en lo que el “espíritu
de Dios” juega el rol principal lo que, dado el paralelo con los
cristianos “sufrientes” anuncia la concreción de la esperanza en la vida
definitiva.
Todo esto tiene como finalidad “conducirlos a Dios” (v.18); el acceso a Dios ha quedado abierto, la comunión con Cristo lleva a la comunión con Dios (4,13; 1,8; 2,4).
La
acción vivificadora se remonta a los tiempos originarios del pasado
llegando incluso hasta Noé, el primer acontecimiento vivificador narrado
en la Biblia. De este modo, el anuncio de Cristo no sólo se dirige a
los lectores de la carta (presente) y los potenciales lectores
posteriores (futuro) sino también en solidaridad con los que han muerto
(pasado), los que están en las regiones inferiores de la tierra, donde
duermen los muertos, “infiernos”). Algo contrapuesto a lo que dirá la
tradición rabínica:
“La generación del diluvio no tendrá parte en el mundo futuro ni estará en pie durante el juicio porque está escrito: mi espíritu no juzgará al hombre eternamente. No tendrán pues, ni juicio ni espíritu…” (Misna, Sanhedrín 10.3).
Cristo
así es visto como vencedor definitivo de la muerte por su muerte y
resurrección (“también” a ellos, los “espíritus encarcelados”, v.19).
Los efectos de vida de la pascua trascienden los límites de la historia.
Y todo esto debido a la paciencia (makrothymía)
de Dios. Estos que fueron salvados son imagen de los que hoy reciben el
bautismo y experimentan la salvación. Los ayer salvados prefiguran la
salvación definitiva de hoy que ha tenido lugar por la resurrección. No
conviene leer este texto a la luz de la tipología patrística que
relaciona el diluvio y el bautismo ya que aquí son presentados de modo
contrastante (diluvio como muerte, bautismo como vida).
La
conclusión, característica del cristianismo primitivo, donde Cristo es
presentado a la derecha de Dios en una lectura del Salmo 110 (cf. Rom
8,34; Col 3,1; Heb1,3; 10,12; Mc 16,42), pero omitiendo la idea de
“hijo”, con lo que Cristo parece estar a la misma altura de Dios.
+ Evangelio según san Marcos 1, 12-15
El
Evangelio del día tiene dos partes muy delimitadas: las tentaciones en
el desierto (vv.12-13) y una presentación sumaria de la predicación de
Jesús (vv.14-15). Esta segunda parte ya fue comentada hace poco (domingo
2º). Aquí la repetimos luego de comentar la primera parte.
Podemos
decir que el Evangelio presenta brevemente tres escenas introductorias
luego del título (v.1): una presentación de Juan, el Bautista (vv.2-8),
Juan bautiza a Jesús (vv.9-11) y las tentaciones en el desierto
(vv.12-13). Luego de esto, comienza a desplegar el ministerio de Jesús a
quien Marcos presenta como “Buena Noticia”. Para esto comienza con un
pequeño sumario (vv.14-15) y el llamado de los primeros acompañantes en
su ministerio (vv.16-20). El texto litúrgico, como decimos tiene la
tercera parte de la introducción y la primera del cuerpo evangélico.
1)
Las tentaciones en el desierto son muy diferentes a las presentadas en
Mateo y Lucas (tomadas del documento Q) donde las encontramos
presentadas en tres tipos de intervenciones del diablo y sus respectivas
respuestas de Jesús. Todo esto, además, es precedido del hambre causado
por no comer nada durante 40 días. Nada de esto es dicho por Marcos que
señala que Jesús fue tentado “durante los cuarenta días” (y no al
término de estos). El acento no está puesto en la tentación para
determinados pecados sino en el conflicto entre Jesús y Satanás.
El “espíritu” que Jesús acaba de recibir en el bautismo es el que lleva (ekballô)
a Jesús al desierto. Como es frecuente en Marcos, utiliza un tiempo
presente (presente histórico) con obvio sentido pasado. Elías también es
presentado en el desierto durante 40 días y es alimentado por un ángel
(1 Re 19,5-8). Pero también Adán fue tentado por “satanás”, y
encontramos una serie de elementos que nos remiten a esto en los
escritos apócrifos:
En
la “Vida de Adán y Eva” latina, llamada también apocalipsis de Moisés
encontramos: Expulsados del paraíso, Adán y Eva no encuentran alimento
digno, sino sólo comida para “animales y bestias”. Adán propone: “Lloremos
en presencia del Señor Dios que nos hizo y mortifiquémonos con una gran
penitencia de cuarenta días por si el Señor Dios se compadece y nos
suministra algún recurso para vivir” (4). Adán se dirige al Jordán y
se sumerge; Eva lo hace en el Tigris, allí se dirige Satanás y la
tienta por segunda vez. Adán le dice: “¿cómo te dejaste seducir por
tu adversario, el que nos apartó de la morada del paraíso y de la
alegría espiritual? Eva, al oír esto, cayó en la cuenta de que el diablo
la había seducido persuadiéndola que saliera del rio…” (9-11).
En la versión griega de la “Vida de Adán y Eva” el diablo habló a la serpiente convenciéndola de lograr que Adán “sea arrojado del paraíso por medio de su mujer”, “conviértete sólo en un instrumento mío y yo hablaré por tu boca una palabra para que puedas engañarlo” (16). Entre tanto, antes del pecado, Adán y Eva vivían en armonía con los ángeles (17).
El mismo texto de Génesis afirma que Adán vivía en buena relación con los animales (2,19-20).
El
contexto, como se ve, remite a la lectura del texto de Adán en estos
tiempos (es distinta la lectura que se hace hoy del mismo texto de
Génesis [por ejemplo, en estas lecturas el machismo es evidente], pero
lo que acá interesa es cómo se leía el texto en tiempos de Marcos). Hay
dos elementos que señalaremos someramente: (1) Marcos parece señalar la
importancia de la “nueva creación” en el comienzo de su Evangelio
(1,1-15). (2) el texto tiene también un claro tinte anti romano. El
evangelio escrito en el contexto sea de la “guerra judía” o la
“persecución” de Nerón (los dos contextos posibles de la redacción del
Evangelio) remiten a “Roma” como agente de Satanás. El contraste entre
la “paloma” y el “águila imperial” en el Bautismo también es una
posibilidad que merece ser tenida en cuenta. De todos modos el acento se
encuentra, aquí, en el contraste entre Jesús y el tentador que pretende
apartarlo del camino de Dios. Seguramente aquí debe encontrarse el
sentido de la frase “fuerte” de que el Espíritu “empujó” a Jesús al
desierto para ser tentado. Allí Jesús debe vencer (no es casual que el
verbo “empujar” – ekbállô – es el verbo que usa Marcos con frecuencia para señalar que Jesús “expulsa” demonios).
Otro
tema que parece estar subyaciendo el relato es la tentación de Abraham
(que parece influida en el relato de Satán y Dios ante Job, como
diremos), además de recordar que “hijo amado” se dice expresamente de
Isaac (Gen 22,2):
“Llegó el príncipe Mastema y dijo ante Dios: -Abraham ama a su hijo Isaac y lo prefiere a todo. Dile que lo ofrezca en holocausto sobre el altar y verás si cumple esta orden. Entonces sabrás si es fiel en todo tupo de pruebas. Sabía el señor que Abraham era fiel en las tribulaciones, pies lo había probado en su tierra con la miseria, lo había probado con riqueza de reyes, con su mujer, cuando le fue arrebatada, con la circuncisión y con Ismael y su esclava Agar, cuando los despidió. En todo cuanto lo probó lo halló fiel, sin que su espíritu se impacientara ni retrasara el cumplimiento de nada, pues era fiel y amante de Dios” (Jubileos 17,16-18).
Finalmente, un texto del testamento de Neftalí nos recuerda muchos elementos que encontramos en el texto:
“Si obran bien, hijos míos, nos bendecirán los hombres y los ángeles, y Dios será glorificado entre los gentiles por medio de ustedes. El diablo huirá de ustedes, las fieras les temerán y los ángeles estarán con ustedes” (8,4).
Una
nota sobre “Satanás”. El término se encuentra fundamentalmente en el
libro de Job (caps. 1 y 2) y en Zacarías 3,1-2. En todos estos casos se
trata de un miembro de la corte celestial que tiene la función de
acusar. Una suerte de fiscal. Sólo en 1 Cr 21,1 aparece en otro sentido.
En los textos anteriores se encuentra con artículo: hasatan
mientras en 1 Crónicas parece un nombre. Es en la demonología tardía,
post bíblica (especialmente en la apocalíptica) donde adquiere una
personificación importante y será “el adversario”. “Satanás” se
encuentra en un dicho en el Sirácida (21,27) y fuera de aquí solamente
en el Nuevo Testamento. Como es propio de la apocalíptica recibe una
serie de nombres:
“Y fue arrojado (ballô) el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado (ballô) a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados (ballô) con él”. (Ap 12:9)
2) Después de presentar a Jesús tentado en el desierto comienza, de un modo sumario la predicación de Jesús. Nos encontramos con dos partes bien marcadas (que se repetirán esquemáticamente otras veces en toda la primera parte del Evangelio (1,14-8,30): se presenta el ministerio de Jesús (vv.14-15) y se hace referencia al grupo de discípulos (vv.16-20).
El
arresto de Juan motiva el movimiento de Jesús hacia Galilea. Es
posible, pero no viene al caso, que Jesús formara parte de los
discípulos de Juan y ante el arresto de su maestro decidiera volver a su
tierra. De todos modos, lo que importa en el texto es que en Galilea
Jesús “proclamaba” (kêryssôn) el “Evangelio de Dios” (v.14). El v.15
destaca cuál es el contenido de esta proclamación, lo que constituye las
primeras palabras de Jesús en todo el Evangelio. Los términos son
demasiados importantes, todos, como para pasarlos rápidamente, aunque no
sea el caso extendernos aquí; veamos: «El
tiempo [kairòs] se ha cumplido [peplêrôtai] y el Reino de Dios
[basileía tou theou] está cerca [êggiken]; conviértanse [metanoeite] y
crean [pistéuete] en la Buena Nueva [euaggeliô]»-
El griego tiene especialmente dos términos para decir “tiempo”. Uno, jronos, se refiere al tiempo que transcurre, que es medible (“cronómetro”), el otro es el tiempo señalado, esperado, anunciado, el kairòs. Se refiere, en este caso al tiempo que Dios ha establecido para intervenir (reinar) en medio de los suyos.
Lo que se dice es que este tiempo establecido se ha “completado”, “llenado”, ha alcanzado su “plenitud”.
Precisamente
por eso, algo se ha “acercado”. El término puede ser temporal, como en
este caso, o espacial. Judas “se acerca” (14,42), la pasión es
inminente. En este caso lo que “está cerca” es el Reino de Dios.
Para
recibir este reino es preciso la “conversión”. El término necesita ser
aclarado ya que es bastante diferente a la comprensión habitual en
nuestro tiempo. La “metá-noia” está conformada por dos términos: la
“noia” (“paranoia”) es la mente, la actitud mental. La “metá” es lo que
viene después. Se trata, entonces de cambiar la mentalidad, asumir una
nueva actitud, emprender una nueva dirección.
Creer
no se trata de algo meramente “racional”, sino de hacer propio algo
(viene unido a la nueva mentalidad), afirmarse en, hacerse fuerte- Creer
es poner las raíces, es edificar la vida sobre algo. En este caso, en
la “buena noticia”, el “evangelio”.
El
“evangelio” es un término sumamente conflictivo. Para el imperio romano
(y es bueno recordar que Marcos está escrito en este contexto, y
–además – muy probablemente a una comunidad en Roma) la “buena noticia”,
el “evangelio” es el nacimiento (o la ascensión al trono) del nuevo
Emperador, o también los triunfos militares del ejército romano. Es este
caso, el texto hace una clara referencia contra-cultural: el reino, el
evangelio, el hijo de Dios han de “creerse” en otro lado muy diferente
al que Roma “proclama”. Ya en 1,1 Marcos nos destacó que la Buena
Noticia es reconocer a Jesús como “Mesías e Hijo de Dios”. De eso se
trata lo que ha de ser creído por los destinatarios.
Pero
la clave de todo radica en el “Reino de Dios”. El término es sumamente
importante. Es casi el monotema de Jesús. El término “reino” ciertamente
tiene su origen en el mundo político. Con frecuencia se prefiere
“reinado” para destacar que lo que se resalta es la acción de reinar. En
algunas situaciones, en determinados momentos “Dios está reinando”. Eso
es lo que se aproxima. Un rey reina en el tiempo y espacio en el que se
realiza su voluntad (en ese sentido “venga tu reino” y “hágase tu
voluntad” son sinónimos). Pero este “reinado” es inseparable de cómo es
el que reina. Puede tratarse de un déspota, un tirano, un genocida… o un
padre. En ese sentido, no podemos olvidar que el Dios que Jesús afirma
que empieza a reinar es “padre” (= abbá). Dios reina allí donde se
realiza su voluntad de ser padre, lo que es inseparable de la
fraternidad y sororidad que Jesús quiere destacar. La actitud de Jesús
se acercar a todos y todas a Israel, de comer con pecadores, de bendecir
niños, de valorar a las mujeres y centrarse en los pobres muestra que
Dios reina allí donde los despreciados, los últimos son puestos en el
centro. Un reino que – es cierto – todavía no ha llegado en plenitud,
pero que en muchos momentos, gestos o actitudes está presente en nuestra
historia.
Foto tomada de www.portaluz.org
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