La comunidad contraculturalmente sigue el ejemplo de Jesús
DOMINGO VIGESIMONOVENO - "B"
10 de octubre
Eduardo de la Serna
Resumen: un personaje desconocido, pero siervo de Dios, padece sufrimientos que, en un primer momento no son comprendidos por los demás. Pero luego entienden que sus sufrimientos son vicarios en favor de la humanidad a la que le alcanza el perdón y la paz.
El
texto litúrgico es un fragmento del conocido como “cuarto canto del Siervo
Sufriente de Yahvé” (Is 52,13-53,12); texto razonablemente elegido ya que el
contexto del Evangelio es el tercer y último anuncio de la pasión y muerte de
Jesús y el debate consecutivo. En él, como veremos, este texto – especialmente en
su versión griega – es utilizado o trasfondo del dialogo de Jesús con los suyos.
El
texto presenta una serie de reacciones o (in)comprensiones frente al sufrimiento
del Siervo de Dios de modo de parecer una suerte de diálogo. Pero finalmente
logran comprender que el Siervo sabe ver sus dolores como parte del plan de
Dios. No que Dios quiera el sufrimiento, sino que la actitud vicaria del siervo
– esta sí querida – lo lleva a cargar con nuestros propios dolores. Esto
permite al rebaño disperso alcanzar la plenitud de los bienes expresada como “shalom”
(paz, pero también felicidad, plenitud). Es visto al modo de los sacrificios
que se ofrecen para la salvación del pueblo sirviendo así para otros, y
alcanzando él la plena felicidad (manifestada como descendencia numerosa). Así,
mientras el Siervo es visto a los ojos de los demás como rehabilitado (y no
como que padece sufrimientos a causa de sus propios pecados, como indica la
teología tradicional de la retribución) y quien hace llegar a todos el perdón y
la paz, y también él mismo puede verse “entre los grandes” (v.12) por haber entregado
su vida.
Resumen: Jesús es sacerdote de un modo nuevo, lo que lo caracteriza y distingue de los sacerdotes antiguos es su credibilidad y su misericordia. Para que esto sea manifiesto, se caracteriza por ser “semejante en todo” a la humanidad.
Con
una serie de palabras clave que se toman de 3,1 el texto concluye la entera
unidad. Todo el texto queda aquí resumido invitando a “mantenerse firmes en la
fe profesada”. Si Jesús es un Sumo sacerdote creíble nuestra respuesta ha de
ser la fe. Pero esta actitud de Jesús, ¿no lo separa de nosotros? Su
solidaridad con el género humano es total como lo manifiesta haber estado sometido
a la debilidad y la tentación (cf. 2,9.17-18). Esta solidaridad lo transforma además
en sumo sacerdote misericordioso. Así el autor destaca y desarrolla los dos elementos
que para él son centrales del sacerdocio de Jesús (credibilidad y
misericordia). El encuentro con Dios deja, entonces, de ser un lugar distante y
terrible (ver Is 6,1-5), un trono de temor, para convertirse en “trono de
gracia” al que todos pueden acceder confiadamente.
Un
elemento que es central en la carta a los Hebreos es que el sacerdote único que
es Jesús en la novedad que él incorpora en la historia, no es un sacerdocio
caracterizado por constantes separaciones. El sacerdocio santo de Israel
requería constantes “separaciones” de los demás pueblos, de las demás tribus de
los demás clanes… Es un sacerdocio que se caracteriza, precisamente, por la
sucesión de separaciones que distinguen al sumo sacerdote de los demás. Jesús,
en cambio, se caracteriza – su sacerdocio se caracteriza – por su semejanza “en
todo” con la humanidad. La solidaridad de Jesús con la humanidad se manifiesta
en esa semejanza y cercanía. Que esto sea “en todo menos en el pecado” confirma
más aún esta solidaridad ya que nada hay más in-humano que el pecado, además de
que tampoco hay nada más in-solidario que el pecado. La característica del
nuevo sacerdocio y único, de Jesús, es precisamente esta semejanza. Es esta la
que permite la credibilidad y la misericordia que constituyen lo propio del nuevo
sacerdocio.
Resumen: en el contexto del malentendido provocado por el anuncio de la Pasión, Jesús confronta con Santiago y Juan que pretenden una mirada gloriosa de la muerte que se avecina. Los discípulos de Jesús deben tener una actitud que invierte los valores característicos de la sociedad poniendo el servicio en el primer lugar.
Ya
sabemos que Marcos estructura el primer de la segunda parte de su Evangelio en
torno a los tres anuncios por parte de Jesús de su pasión y muerte. Cada uno de
ellos es seguido por una incomprensión por parte de los discípulos que Jesús
debe corregir o profundizar. La liturgia hoy omite el anuncio pero sí presenta
el malentendido y la precisión de Jesús.
El
texto está conformado por la intervención de Santiago y Juan que está armado de
un modo concéntrico, y luego el debate que se suscita luego de la indignación
de los restantes diez y la correspondiente precisión de Jesús expresada por “el
que quiera”. Esta segunda parte presenta una serie de paralelismos sinonímicos
bien característicos. El esquema queda entonces así:
I.- Planteo de Santiago y Juan
a.- concedas
b.- sentarse a la derecha e izquierda
c.- copa que voy a beber / bautismo
con que seré bautizado
X.- “¡sí, podemos!”
c’.- copa que voy a beber / bautismo
con que seré bautizado
b’.- sentarse a mi derecha o mi izquierda
a’.-
concederlo
II.-
Indignación de los diez y enseñanza de Jesús
a.-
los jefes los dominan
los grandes los oprimen
b.-
No será así entre ustedes
el grande será servidor
el primero será esclavo
c.-
el Hijo del hombre no vino a ser servido – vino a servir – dar la vida
I.-
Santiago y Juan
El
pedido de Santiago y Juan [es interesante notar que en Marcos siempre Santiago
es mencionado antes que Juan] es “sentarse en la gloria”. Con toda
probabilidad debe entenderse en el sentido de “sentarse en el trono de gloria”
(cf. Mt 19,28; 25,31; cf. 1 Re 22,19; Sal 110,1). Es interesante que Mateo cambia
el texto (además de que quien lo pide es “la madre de los hijos de Zebedeo, lo
cual refuerza la mirada androcéntrica de este evangelio, aunque – a su vez –
esta mujer estará al pie de la cruz, Mt 27,56; Lucas omite esta escena) lo que
pide es que se sienten “en tu reino”.
Los
anuncios de la pasión tienen un crecimiento dramático señalado en el mismo
comienzo… Mientras en el primero, Jesús “comenzó a enseñarles” (8,31), en el
segundo lo hace mientras “iban caminando por Galilea” (9,30) mientras que en el
tercero “iban de camino subiendo a Jerusalén” (10,32) y Jesús precisa “subimos
a Jerusalén y el hijo del hombre será entregado” (v.33). En este contexto, el
pedido de Santiago y Juan refuerza claramente que no lo han comprendido. Pero
Jesús lo profundiza con una doble metáfora de la “copa” y el “bautismo”.
- “copa”: Is 51,17; Jer 25,28; 49,12; Ez 23,32-34 y especialmente Mc 14,36: “Abbá, Padre,… aparta de mi esta copa”; también la alusión a la “copa-sangre derramada” en la Cena (14,23-24).
- “bautismo”: Sal 69,2-3; 42,8; cf. Lc 12,50.
Jesús
vuelve, entonces, a introducirlos en el discurso de la pasión del que la
referencia a la “gloria” los ha apartado. En el centro del relato
encontramos que ellos afirman que “sí” pueden. No deja de ser sumamente
importante que cuando Jesús llegue a su bautismo y su copa, a su derecha e
izquierda no estarán Santiago y Juan, por más que lo proclamen, sino “dos
salteadores” (Mc 15,27).
Una
nota sobre Santiago y Juan: la frase de Jesús de que ellos serán
bautizados y beberán la copa (v.39) es indicio de que al componerse el
Evangelio de Marcos ambos discípulos ya habían muerto mártires. Sabemos – por Hechos,
que en esto resulta creíble – que Santiago (presentado por Lucas como “hermano
de Juan” ya que él suele priorizar a Juan por sobre Santiago) muere matado por Agripa,
12,2. La muerte “por espada” es pena romana por causales políticos, lo que es
indicio de que el grupo de seguidores de Jesús fue visto no sólo desde una
perspectiva religiosa. Nada sabemos, en cambio, de la muerte de Juan. No
tenemos indicios o fuentes seguras, y si bien hay tradiciones legendarias que
hablan de su muerte tardía y no violenta, también hay tradiciones – que se remiten
a Papías (primera mitad del s.II) – que hablan de su muerte martirial. Por otra
parte no se ha de dejar de lado que el primero y los terceros malentendidos a
causa de los anuncios de la Pasión estén provocados – en Marcos – por los
mismos que Jesús lleva consigo en momentos privilegiados: Pedro, Santiago y
Juan. Ser los primeros llamados, participar íntimamente de la enseñanza y
hechos de Jesús no es garantía de fidelidad o comprensión plena. Marcos destaca
estos hechos de un modo importante y parece una de las temáticas centrales de
su Evangelio.
La
frase de los discípulos a Jesús es semejante a la de Herodes a su hija al
pedirle que baile en la fiesta (6,22) quizás para presentar este dicho en un semejante
contexto de insensatez.
Sentarse
a la derecha del rey es expresión de honor (cf. 1 Re 2,19; Sir 12,12; Zac 6,13):
“¿No confían en mí? ¿No es grande el rey con su poder? ¿No se cuidan todas las tierras de no tocarlo? Pues lo han visto con Apame, su concubina, la hija del admirable Bartaco, sentada a su derecha, quitándole la diadema de su cabeza y poniéndosela a si misma…?” (3 Esdras IV,28-30).
Jesús
les manifiesta su incomprensión y superficialidad (“no saben”). No
pueden entender la muerte de Jesús que se avecina. Sin embargo, esta muerte,
vislumbrada como “copa” o “bautismo” es una muerte que tendrá un
sentido vicario, como se dirá expresamente en v.45.
II.-
Indignación de los otros diez y enseñanza de Jesús
La
unidad comienza refrescando a los destinatarios algo que “saben”. El
contraste es evidente entre dos actitudes de “los jefes” (los que están
a la derecha) y las dos de “ustedes”: dominan-oprimen /
servidor-esclavo. Ejercer dominio, “enseñorearse” (katakyrieuô;
cf. 1 Pe 5,3) y “tiranizan” (katexousiazô) remite en ambos casos
a una acción de dominio (kyrios) y autoridad (exousía) ejercido “sobre”
(katà) las naciones por parte de los que son “jefes” (arjô)
y “grandes” (mégas; recordar 9,34).
Por
el contrario, “entre ustedes” no ha de ser así: obviamente contrasta dos
modos de ejercicio de la autoridad y del poder. El contraste viene dado entre
lo que la sociedad considera que está por encima de la escala social: grande
y primero que ha de ubicarse contraculturalmente en el último lugar: servidor
y esclavo (diákonos, doulos) algo ya señalado en 9,35. Los que
animan, o dirigen la comunidad han de estar a su servicio, no centrados en su
propia voluntad sino en las necesidades de todos.
Cuando
el rey Roboam pide consejo acerca de cómo obrar con su pueblo, le responden:
«Si tú te haces hoy servidor de este pueblo y les sirves y les das buenas palabras, ellos serán siervos tuyos para siempre». (1 Re 12:7).
Es de esperar que el rey, en Israel, esté al servicio (doulos) de su
pueblo. Pero no ocurre eso con “los reyes de las naciones (ethnôn)”; los
emperadores y sus delegados no se caracterizan, precisamente por su servicio.
El ejemplo del Hijo del hombre sirve de “garantía” de que así ha de suceder
en la comunidad: el contraste viene dado por ser servido y servir (diakonéô)
pero ese servicio se expresa como “dar la vida (psyjê)” y un darla “por”…
La referencia es
al “Hijo del hombre” que, en los anuncios de la pasión (como es el contexto del
relato), alude a la muerte. Pero en este caso, alude a un modelo de liderazgo
contrastante al de los “jefes de las naciones”. La vida dada “en rescate”
ejemplifica el sentido de la copa y el bautismo que encontramos en los versículos
precedentes, y que es “por muchos”.
Es interesante
notar la versión griego de Is 53:
Isaías (hebreo)
|
Isaías (LXX)
|
Mas plugo a Yahveh quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en
expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a Yahveh se
cumplirá por su mano.
Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento
justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará.
Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá
despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue
contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes.
|
Así que el Señor se complace en tomar distancia de la aflicción de su alma (psyjê), para
manifestar su luz, y para formar con el
entendimiento; para reconocer al justo que sirve (douleuô)
bien a muchos; y él llevará su
pecado.
Por lo tanto él heredará a muchos, y repartirá el botín de los poderosos; debido a que entregó su alma (psyjê) a la muerte, fue contado entre los transgresores; y llevó los pecados de muchos, y fue entregado a causa de sus iniquidades. |
Ambos tienen una actitud de “servicio”, el hijo del hombre “da” su psyjê
mientras al Siervo le es “arrebatada”; el siervo encabeza a quien lleva los
pecados “de muchos”, y el hijo del hombre da su vida en “rescate de muchos”.
El término “rescate” (lytron) en Lev 27,31 traduce el go’el, que redime los
diezmos, o el que precio rescata (Pr 6,35; 13,8). Es el precio de la manumisión
del esclavo (Lev 19,20), del rescate de la tierra (Lev 25,24; cf. 25,51) o de los
prisioneros de guerra (Is 45,13). En Ex 21,29-30 se trata de un “rescate”
económico que reemplaza la condena a muerte de una persona culpable. En Núm
3,12 los levitas son elegidos por Dios en reemplazo de los primogénitos del pueblo,
y LXX añade: “en rescate (lytra) para ellos”. A la luz de esto, la “vida en
rescate por muchos” parece razonable comprenderla como “en lugar de muchos”, un
rescate que se da (paga) en lugar de… De ese modo, el rescate es sinónimo de “expiación”,
en este caso expía las ofensas de “muchos” (como la “copa” de la cena es “mi
sangre de la alianza derramada por muchos”, 14,24). ¿Quiénes son esos “muchos”?
Los estudiosos no coinciden: para algunos, por “muchos” ha de entenderse los
miembros de la comunidad en contraste con “los jefes de las naciones”, los “todos”
de los que se ha de ser esclavos (v.44). Otros entienden que “muchos” sería
sinónimo de “todos” (como ocurre con bastante frecuencia) y el contraste está
entre el uno que da la vida y los muchos que son rescatados. Ambas lecturas son
posibles, lo cierto es que lo que Jesús dirige a los suyos (“ustedes”) no dice
referencia al sentido de la muerte de Jesús, sino a la actitud de servicio que
deben tener los suyos con todos.
Dibujo tomado de amigoscatolicos.org
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