¿Dónde estamos?
Eduardo de la Serna
“-La culpa es tuya. ¡Mirá cómo llora ese chico! Vos lo
politizaste, y ahora ahí lo tenés. Llorando desconsolado” le decía la
abuela a la mamá de Camilo. Camilo no podía con su alma. Parece que para la
abuela es mejor que Camilo crezca sin saber.
Camilo tuvo su debut cuando fue a la Plaza el 24 de marzo. Allí vio,
oyó, bebió cantos y olores. Vio pañuelos y sobre todo vio que no había odio. Que
el “nunca más” no era “paredón” sino “juicio”, que no era venganza sino
propuesta.
Los que tenemos más plazas que boliches entendemos a la mamá de
Camilo. Y a cientos de papás y mamás, amigos, conocidos y con los que hemos
compartido calles y plazas. Y las seguiremos compartiendo.
La resistencia empezó hace décadas con tiza y carbón. Las calles hablaban,
a veces con pequeños signos como una P sobre una V. Eso bebí yo de chico en una
familia antiperonista. Y que lo sigue siendo. “Para peor” no tuve mejor idea
que ir en mi adolescencia a colaborar a la villa 31. Allí también bebí olores,
llantos y fiestas, las aguas servidas y los chamamé. Y ‘el pueblo’ me enseñó
que había otras cosas, otras miradas y otras apuestas.
Y recuerdo a mi querida Fer, que también creció en tierra
antiperonista, pero supo educar el paladar, los oídos y el olfato; y un día, en
medio de la gente se encontró cantando “sus cantos”. Su marcha. Y recuerdo a
Juan, Alejandro, el Pardo, Javier, Namba, y otros… y otras… que sembraron vida.
Y a Carlos, Enrique, Pablo, Jorge. Y a aquellos que debieron dejar todo para
poder seguir vivos yendo lejos donde los asesinos no los encontraran. Recuerdo
simplemente porque elijo recordar. Porque no puedo ni quiero olvidar. Porque la
memoria no es sólo pasado, es sobre todo futuro.
Pero no me quiero ir demasiado lejos. Asumimos en la parroquia
donde estamos, en Solano, el 25 de mayo de 2003. Justo el mismo día que Néstor
Kirchner asumió la presidencia de la república. Es decir, puedo contar con
nitidez y precisión cómo estaba el barrio entonces y cómo está ahora. Qué pasó
en todo este tiempo. Y no me refiero a las calles asfaltadas en campaña
electoral (que también cuentan, porque el asfalto sigue allí). Me refiero al
trabajo, a la construcción, a los autos, a la cara de la gente. A los carros
con o sin caballo pero con perros, a los depósitos de recolección para
discriminar latas, plásticos y vidrios, a los basurales. Me refiero a esos
olores, colores y llantos, caras sufridas y caras festivas. Nadie me contó el
cambio.
Por eso hoy no puedo explicar muchas cosas… y espero leer y
escuchar muchos análisis, comentarios que nutran y ayuden a pensar. Hoy sólo se
me ocurren algunas pocas cosas…
Que el enemigo (y uso “enemigo”, palabra dura, fuerte pero no menos
cierta) es terriblemente poderoso. Y me refiero a la propaganda, a los Medios
de comunicación, a una “campaña” que no empezó hace pocos meses sino hace
muchos años, y pienso en el 2008. Con paciencia de depredador fue inoculando el
virus del desánimo, la amargura, el hastío… Para que cada tanto apareciera en
otro lado la “buena onda”, las de “amor y paz”, la del que está con ‘la gente’.
Nada racional – eso no sirve dijo el maquiavélico asesor – hay que ir a los
sentimientos. Y la mala onda y su contraste de globos, colores, música y
sonrisas impostadas con tonos amables y puesta en escena pentecostal fueron
prendiendo. El virus se combate con un cambio, debemos salvar el cuerpo social.
Juntos. ¡¡¡Todo tan lindo!!!
Cuando Belén fue abusada y pudo ponerlo en palabras se desató la
tormenta. Hubo conciencia de nombres, caras, complicidades, cobardías, silencios.
Y hubo también el clásico “no me cuentes”. No querer saber, no querer ver. No oír.
Como los famosos monos… Es que – valga la perogrullada – el dolor es doloroso.
Y si no sé, no duele. No, al menos, hasta que no nos toque. No darnos cuenta se
parece bastante a la anestesia. Es una suerte de ombliguismo, propio de algunos
grupos (o de los que quieren o creen serlo).
¿Será que ‘el pueblo nunca se equivoca’ como se decía? Claro que
habría que ver qué es pueblo en este caso de prácticamente empate, y – si decimos
que no se equivoca - ¿en qué es que no se equivoca?, ¿qué dice? No está de más
un buen análisis sensato, mesurado, pacífico y desapasionado (por tanto, análisis
que yo no puedo hacer) sobre qué dijo el ‘pueblo’. Empezando porque parece que
es distinto ‘el pueblo’ que ‘la gente’. Porque a veces hay contradicciones “en
el seno del pueblo”, o hay traiciones, o antipueblo, como se decía. O a veces
hay “descanso”. O rabia. ¿Qué dijo el ‘medio-pueblo’ (a lo que le descontaría ‘la
gente’ si se pudiera)? Es muy pronto para decirlo, creo. En teología se habla
de la ‘recepción’ como un “decir del pueblo (de Dios)”, pero como algo que se
ve, lee o entiende luego de lustros, o décadas… Nunca ‘mañana’. Por tanto dejo
esto para dentro de un tiempo… Y me pregunto, entonces, ¿qué dijeron los que no
son parte del pueblo pobre, los agentes de pastoral, los ilustrados…? ¿Qué
dijeron los que rechazan – y ya empiezan a reclamar – que se terminen con los
juicios por los crímenes de lesa humanidad? ¿Qué dijeron los que desprecian a
los pobres de Santiago del Estero (y a los “negros” de Humahuaca, que no
pudieron entrar al show de cierre ¿será por eso que en Humahuaca Cambiemos no
ganó?), a los que tienen la ‘ayuda’ de un ‘plan’ o a los que van – vamos – a la
plaza del encuentro? ¿Qué dijeron los que hablan de ‘la yegua’, la ‘morsa’, o
simplemente de los ‘KK’? ¿Qué dijeron los lectores de Clarín-Nación, los que
ven Lanata o Mirta Legrand, o los seguidores de Carrió o de la UCR residual? En
realidad – y podría seguir – sé lo que dijeron. Y no me interesa. Ese no es ‘el
pueblo’, evidentemente. Y sus voces o letras merecen mi desprecio. ¿Qué ahora
son gobierno? No lo dudo. Y lo son legítimamente. Pero yo, legítimamente estoy
en la vereda de enfrente, en calles y plazas. Y esperando.
Dibujo tomado de eso-patodos.blogspot.com
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