El
día de la grieta
Eduardo
de la Serna
Un
11 se septiembre, hace mucho, murió Domingo F. (en realidad Faustino Valentín,
Domingo era sobrenombre) Sarmiento. Persona controvertida de la historia argentina,
alguien que, puesto que había que “educar al soberano”, que la gran lucha era “civilización
o barbarie” y que los gauchos, la “sangre, es lo único que tienen de humanos” y
no hay que ahorrar su sangre para imponer el modelo triunfante en la batalla de
Pavón dedicó enormes esfuerzos (junto con Nicolás Avellaneda, por ejemplo) a
sembrar escuelas en todo el país amparado por la ley 1420. Lo cierto es que –
más allá de la “grieta” marcada por la lucha entre unitarios y federales (grieta
nunca resuelta) las escuelas allí están, y permitieron a “millones de argentinitos”
el acceso libre y gratuito a la educación. Ese 11 de septiembre es el día del
Maestro. ¡Salud!
Un
11 de septiembre, hace ya no tanto, se marcó a sangre y fuego la huella de la
muerte y el neoliberalismo siendo asesinado en la hermana república de Chile un
presidente constitucional: Salvador Allende. Una feroz dictadura tuvo su nombre
emblemático sinónimo de violencia, tortura y genocidio: Pinochet. Otra grieta marcó
desde Chile a toda América Latina (“toda” porque los países que no “precisaron”
una dictadura era porque el modelo económico genocida se pudo implementar por
otros medios). Este 11 de septiembre es día de martirio y violencia. De Noche
Oscura.
Otro
11 de septiembre, hace ya no tanto, las pantallas de la TV nos inundaron de
imágenes de la caída de las Torres Gemelas. Aviones conducidos por suicidas –
con no suicidas dentro – se estrellaron contra el monumento al capitalismo
global que se desplomó. Algo nuevo empezaba mientras un mediocre a cargo del
gobierno del “Mundo” marcaba la grieta entre lo que él llamó el bien y el mal
(quizás influido por la escuela de John Wayne) y el antisemitismo viró hacia
los árabes (semitas) y el mundo se volvió más inseguro hasta el día de hoy. La
crisis migratoria (como la llaman) no es ajena a la división entre malos y
buenos, como la camarógrafa húngara lo demostró a patadas. Este 11 de
septiembre es el día de la inseguridad global, no a causa de Al Qaeda, o de
ISIS sino de los padres de la criatura. Es el día de la omnipotencia de los
impotentes.
Otro
11 de septiembre, de hoy miro los diarios. Y veo las tapas. Y veo que en las
Naciones Unidas no pasó (casi) nada. Veo que Fernando Niembro debe andar por
ahí, porque no se lo nombra (y comparo las tapas contra Boudou y las no-tapas
sobre Niembre y veo que las tapas, tapan. Y veo que la grieta se ahonda como
tan “lucidamente” (sic) lo dice José Luis Espert: "Che K, no te apoya
nadie. Bah sí los pobres". Este 11 de septiembre es el día de la farsa,
del ocultamiento y el disimulo. Disimulan preocupación por el niño qom,
disimulan preocupación por los migrantes cuando están lejos, no cuando son bolivianos,
peruanos o paraguayos, y hasta disimulan preocupación por el homo naledi
(que sí ocupa el centro de sus tapas) quizás por su enorme parecido con su
candidato preferido.
Parece
que el 11 de septiembre debiera ser reconocido como “el día de la grieta”, y a
lo mejor no podamos hacer demasiado para que se cierre, o a lo sumo intentar
establecer puentes. Pero lo importante, en todos los casos, es de qué lado
elegimos estar, ¿no?
Foto tomada de peru21.pe
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