¡Gracias
a Dios!
Eduardo
de la Serna
Hace mucho, mucho tiempo y
por motivos varios decidí mudarme. No quería ser cura en Buenos Aires. Los
motivos fueron varios, pero los resumiría diciendo que “me fui para no perder
la alegría”. Mi elección no sólo tuvo que ver con “a dónde iba”: a Quilmes, con
un obispo santo, Jorge Novak, y un grupo de curas maravillosos con los que compartir
la vida era motivo de celebrar la vida, sino también un conjunto humano con los
que, como decía el querido monseñor Romero, “con este pueblo no es difícil ser
pastor”. También influyó, ¡y mucho! el hecho “de dónde me iba”, de Buenos Aires (hoy
CABA, Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
Viendo los resultados de las
elecciones del pasado domingo en la CABA debo decir que ¡celebro haberme ido!:
¿qué debería predicar? ¿Cómo debería reaccionar ante una ciudad indiferente
al dolor? Veo que la mortalidad infantil ha bajado en todo el país salvo en la
CABA, donde ha subido. Veo que las escuelas públicas son un desastre, lo mismo
que la salud. Me toco por motivos varios ir en el año a dos hospitales públicos
de la ciudad, en ambos había carteles informando que el Tomógrafo no
funcionaba. Veo bomberos muertos por un atentado criminal para “quemar papeles
comprometedores”. Veo un gobierno que veta sistemáticamente –serialmente –
leyes que incluso sus propios correligionarios han votado. Veo que unos pocos
se han enriquecido con privatizaciones y la población abandonada a su (mala)
suerte (hasta la comisaría de Vicente López que se está haciendo en Libertador
y Gral. Paz la está construyendo Caputo, ¿no es mucho?). Veo niños quemados en
talleres clandestinos que un gobierno se niega a controlar, quizás porque la
primera dama está sospechada o implicada… Veo eso, y más que se podría añadir y
me repito… ¿Qué debería predicar mañana si fuera cura en la CABA? Para peor,
los evangelios de estos días hablan de los profetas, y creo que es evidente qué
dirían los profetas ante esto; dónde se pararían para mirar la realidad y hacia
dónde creen que debería dirigirse.
Y no estoy hablando del
candidato tal o cual (aunque leer que uno dice que “la población está virando
hacia la izquierda” habiendo obtenido el 5% me resulta grotesco). Hablo de los
pobres. Allí decidí pararme a mirar desde hace años. Y eso fue decisivo en mi
mudanza.
Después celebraré el “¡no!”
griego, el Ecuador de pie, y hasta la vuelta de Carlitos a Boca. Pero hoy ¡¡¡quiero
celebrar mi mudanza!!!
Dibujo tomado de asiestaquilmes.blogspot.com
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