Elegir…
Eduardo de la Serna
Elegir es un acto de la libertad. Quizás no sea lo que más nos hace
libres, ni lo que más haga visible la libertad, pero es un espacio de la
libertad. El esclavo o el preso no pueden elegir.
Elegir es optar. No se elige sin opciones. Al menos hay dos
posibilidades para que haya elección. A veces son muchas más que dos, otras no.
Pero se elige cuando una persona libre tiene opciones.
No siempre elegir es un bien; a veces toca optar entre dos males y
suele ser prudente optar por “el mal menor”, otras es un acto del
discernimiento entre un bien y un mal, y otras entre dos bienes. En este caso,
que tampoco es fácil, se elige entre un bien mayor y uno que no lo es tanto, o
simplemente lo que en determinado momento o posibilidad nos parece preferible.
Pero existe, y es el punto, la posibilidad de elegir mal. Por
ejemplo, con la mayor honestidad y buena voluntad puedo elegir algo que resulta
no ser lo mejor, y tarde o temprano descubrirlo. Puedo ser engañado – por mí
mismo o por otros – y elegir erróneamente. En este caso elijo no mirar bien,
elijo ingenua, superficial o irresponsablemente; pero elijo. En este caso, no
es extraño que trate de disimular (o mentirme) lo más posible para no tomar
conciencia que elegí mal, sea por responsabilidad o por engaño. Quizás por
aquello del peor ciego, o para no auto-convencernos del error. No es
grato reconocerlo, más cuando vemos que podíamos haber optado de otro modo.
Un ejemplo evidente – e importante – es cuando se trata de creer
para luego “decidir”. Elegimos creerle a “A”, o a “B”, o no creerle a “C”…
Claro que eso muchas veces puede manifestar nuestra ingenuidad, la falta de
análisis, el mero sentimentalismo en la elección, el engaño, la
superficialidad, la manipulación, entre otras cosas. Es cierto que “en boca
del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”, pero no es fácil reconocerlo al
entrar en un terreno “social”. Por ejemplo: ¿le creo a tal Medio de Comunicación?
Elijo creerle o no, obviamente. ¿Le creo a Perfil y otros sobre la “celda de
Milagro Sala”? ¿Le creo a Clarín-TN sobre Lázaro Báez? ¿Le creo al Gobierno? ¿Le
creo a Durán Barba? Creo o no, “that is the question”.
No estaría de más tomar conciencia de que creer, elegir, optar nos
ponen – lo queramos o no – ante momentos importantes en los que hay cosas, personales
o sociales, en juego. Por eso elegir u optar “en caliente” es tan poco
recomendable. Y el “caliente” puede ser entusiasmo, enojo, sensibilidad,
atracción o tantas cosas que impiden el análisis sereno, madurado, sensato y
mesurado.
Esto tiene que ver con la moral, con la vida cotidiana, la familia,
el trabajo… ¡¡¡y la política!!! A lo mejor será sensato, en el futuro, pensar
mejor y mirar bien antes de “elegir un cambio”.
Imagen tomada de espiritualidaddiaria.infobae.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.