Una nota breve sobre la “teología”
Eduardo
de la Serna
Una de las cosas que primero
se estudia – razonablemente – en una facultad teológica, es “¿qué es (hacer)
teología?”; incluso se pretende – en ocasiones – presentar la misma como una
ciencia; algo que los amantes de las “ciencias duras” ciertamente negarán, y
algo que los amigos de las ciencias sociales o ciencias humanas podrán mirar
con mayor amabilidad.
Me permito – para empezar –
una analogía con otra dizque “ciencia”: la economía. Viendo opiniones económicas
tan disímiles, pronósticos con tanta frecuencia desacertados, propuestas y
contrapropuestas tan variadas muchos negarían a la economía el título. Por
cierto, escuchar a algunos hablar dogmáticamente con desparpajo y luego
explicar por qué “no era lo que es” resulta casi cómico. Las manos invisibles y
las ortodoxias resultan cuanto menos patéticas. Otros preferirán entender la
economía como “ciencia social” con lo que mucho de lo experimentado adquiere
otra mirada.
El caso de la “teología” me
parece semejante. Hay “teólogos” que pareciera que toman “el diccionario” (o
cierta “metafísica” que parece lo mismo) y dicen que “eso / así” es Dios. Y con
ese punto de partida (la razón) “hacen teología”…
Claro que si la “teología”
parte de otro criterio, por ejemplo la “fe”, y se ve como “acto segundo”, la
cosa será distinta. Ante todo importa ver a qué (a qué imagen de Dios) asentimos
o no. Así es importante, por ejemplo, como se dijo en un tiempo, tener claro cuál
es “el Dios en el que no creo”. En mi
caso tuve profesores que decían ser teólogos y que el “Dios” del que hablaban
se parecía más a una “cosa” que a una persona…
Distinto es cuando se parte
de una respuesta de fe al Dios que se revela. A un Dios que se revela en un
contexto histórico, social, político concreto. El Dios revelado en el éxodo, el
exilio o el imperio romano no se parece en nada a los dioses egipcios,
babilónicos o romanos por más que a veces – cuando ciertos teólogos hablan – se
asemeje más a Júpiter tonante que al Abbá de Jesús.
Pero no se trata solamente
de “creer” en Dios (= theos), sino también de “hablar” (= logía). Y no puede
ser igual ese hablar ayer que hoy, aquí que allí. Y no se trata de la lengua,
sino en el “desde dónde” se habla.
Lamentablemente también tuve profesores (en muchos casos los mismos “teólogos”)
que lo que decían podía ser dicho en Italia, España o Francia, por ejemplo. Claro,
lo decían en castellano… Ese Dios no se asemeja en nada al Dios en el que creo.
Ni al Dios que predico. El documento (menor) de la Pontificia Comisión Teológica
“La
Teología Hoy: Perspectivas, Principios y Criterios” es claramente el ejemplo de una teología pensada y comunicada “desde
una burbuja”. Nadie le cuestiona la “ortodoxia”, lo que se pregunta es por su “pertinencia”.
¿Qué le dice de “Dios” a una víctima un teólogo tal? Quizás una suerte de docetismo
teológico sea más “oficial” que una encarnación peligrosa.
Vaya mi saludo a
amigas y amigos que intentan pensar y hablar de Dios desde la mujer, desde el
indígena, desde la negritud, desde el pobre… y me refiero a mujeres, indígenas,
afros y pobres concretos; con rostros, con sangre, lágrimas concretas. Porque
el Dios que tiene un rostro paternal y maternal lo es de estas personas
concretas. Ciertamente el “desde” no se refiere al “desde” leído en diarios
(generalmente detestables), no es el “pueblo” visto en un escritorio. no todo teólogo que escribe en América Latina es "latinoamericano", como no toda teóloga es "feminista". El "desde" marca a fuego el hacer teología, el "hablar de Dios".
Una de las cosas
que hemos aprendido los que estudiamos a San Pablo es, no solo – lo cual es
evidente – que no se trata de “un teólogo de escritorio” sino que es un “teólogo
en epístola”, es decir uno que habla de Dios de un modo diverso a
filipenses que a corintios, a tesalonicenses que a gálatas… Y ese Pablo, creo
firmemente, es mucho más teólogo que muchos (o muchas) que han escrito, escriben o
escribirán decenas de libros o enciclopedias… Y, además, muchos creemos que “el
paradigma” de teólogo no es Tomas o Anselmo (enormes teólogos, por cierto) sino
Jesús de Nazaret, el mismo que a los campesinos les hablaba de pastores o de
semillas, de levadura o de pescados (o, para seguir a Meier, de levadura o
monedas, de banquetes o viñadores); y que lo asesinan por eso. Se trata de un
Dios que puede ser entendido en la vida (y la muerte) cotidiana por los oyentes
/ lectores. En ese Dios sí creo, aunque hable arameo y no castellano. Por ahí,
creo, “va” la teología.
Foto tomada de
http://minutodedios.fm
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