“Dime con quién andas…”
Eduardo
de la Serna
Como muchas otras cosas de
nuestra vida, la fe que decimos tener o no tener nos configura. Creer en un Dios
sanguinario, por ejemplo, nos vuelve violentos o, por el contrario, temerosos.
Con miedo a ese Dios, a sus manifestaciones, o – por el contrario – con actitudes
agresivas que se le asemejan. Creer (o – por el contrario – afirmar la
negación) de un Dios activo, ejecutor o (casi) titiritero, también nos vuelve
(o rechazamos) sumisos, casi resignados, por ejemplo. Entre paréntesis, resulta
lamentable la empobrecedora imagen del Corán que suelen dar los medios de
comunicación ignorando la maravillosa historia del mundo musulmán. Hay
fundamentalismos y fundamentalistas en todas partes, pero ese es otro tema.
Valgan estos ejemplos, casi
esquemáticos, para – por el contrario – pensar cómo se supone que vive (o desea
vivir) quien cree en un Dios comprometido con la historia, un Dios-amor. Sin
duda esto nos compromete hacia el/los otro/s. Pero miremos más en detalle este
aspecto:
Grupos religiosos integristas
o particularmente conservadores, tienen como característica – por ejemplo – una
lectura bíblica fundamentalista (lo que implica un obrar conforme a eso), una
espiritualidad intimista e individualista, un Dios de “premios y castigos”. El dualismo
antropológico suele ser su característica principal, pero un dualismo
particularmente centrado en lo sexual, jamás en lo económico. Todo lo que aluda
a la historia, a la “carne”, es mirado negativamente, por ejemplo la política.
Por eso en algunos aspectos estos grupos casi se “tocan” (y en ocasiones
realmente se fusionan) con el budismo zen que se entiende como búsqueda de la “paz
interior”, el “amor a sí mismo”, y se centra en un “ir hacia adentro” sin
plantearse un “salir hacia fuera”. Conseguir esa paz nirvánica es el objetivo
que cada uno debe buscar para sí para estos grupos.
No se trata aquí de mirar o
evaluar la fidelidad o coherencia de cada dirigente, pero hay elementos que
pareciera que deben ser mirados con atención.
- El ex ministro y hoy candidato oficialista Esteban Bullrich, entre sus cada vez más numerosos dislates ha afirmado que hay salidas laborales en la fabricación de cerveza artesanal o en ser piloto de drones. Y no se trata de que haya olvidado que es candidato a legislar, no a ser un “consejero laboral”. Él debe preocuparse y ocuparse de que haya más y mejores oportunidades de trabajo para sus conciudadanos; de que el Estado sea garante y proponer políticas activas para que haya trabajo. Pues no, parece entender que su misión es alentar “emprendedores”, es decir “individuos” que “cada uno” por “su cuenta” busquen salir adelante.
- El ex ministro y hoy candidato nos ilustró con el ejemplo de la gallina y el cerdo en la alimentación y el “compromiso” de este último (sic), en lo que pareciera una invitación a aceptar ser ejecutado para que otros disfruten. Y siempre son los mismos los que “disfrutan” del sacrificio de las víctimas, lo sabemos.
- El ex ministro y hoy candidato minimizó el “Ni una menos” poniéndolo a la par con los abortos en una lectura lineal y binaria que no merece análisis y sí repudio.
Pero todo esto – y mucho
más, que se ha visto y se verá si llegara a ser electo – es absolutamente
coherente con su ideología religiosa. El ex ministro y ahora candidato
pertenece a los “Legionarios de Cristo” (a los que irónicamente muchos llaman “los
millonarios de Cristo”). Agrupación integrista fundada por Marcial Maciel, cura
mexicano, condenado por el papa Benito XVI, sancionado y echado del estado
eclesiástico por abusos sexuales, económicos y unas muchas “maravillas” más del
estilo, entre ellas la pederastia. Sin duda mirar la ideología de los “Legionarios”,
su “espiritualidad”, su relación con el dinero, su concepción del Dios que “premia
y castiga”, su religiosidad individualista nos permitirá no sólo entender por
qué dice y hace lo que dice y hace sino también saber lo que hemos de esperar
en el futuro que diga y que haga.
Y – obviamente – lo mismo parece
que ha de esperarse de María Eugenia Vidal, perteneciente al Opus Dei, y del
presidente Mauricio Macri, budista zen.
No es un planteo “religioso”
el que motiva estas líneas (ni la falta de referencia a otros personajes) sino
un intento de pensar – suponiendo la mejor buena voluntad en los sujetos – lo que
sin duda los moviliza, la idea que los nutre y – por lo tanto – lo que hemos de
esperar.
Y nos tocará a los electores
conocerlo y saber si es eso lo que queremos o no para nuestro país, para
nuestros hermanos y hermanas de la Patria.
Dibujo tomado de https://enelbalconyenelcamino.wordpress.com/category/leyendo-la-biblia/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.