Un caso politizado
Eduardo
de la Serna
Con la sabiduría que le dan
los años, Mirta Legrand nos informó que “el caso Maldonado está muy politizado,
¡muy politizado!” (la frase final debe repetirse para simular preocupación ante
el tema. El tono debe bajar unos puntos de volumen para pretender que sea
escuchado con atención).
Lo curioso del caso es que,
mal que le pese a la señora, a la cual no creo que le preocupe el tema, decir que
“el caso” está politizado es algo que ya lo sabíamos. Quizás ella creyera que
estaba dando una suerte de primicia. Puesto que el caso era “político” es que
el gobierno lo tapó, ninguneó, intentó que desapareciera de la agenda pública
con la complicidad consuetudinaria de su prensa aliada, callando o intentando
callar el tema en los debates, escuelas, universidades y radios, y desviando el
foco ante una marcha multitudinaria enviando infiltrados de manual y – quizás –
con el interminable apoyo de cierta paleo-izquierda. “¡Basta de Santiago Maldonado!” afirman ciertos personajes que son
pagados para decirlo / escribirlo en las redes. “Ese tipo está escondido para perjudicar al gobierno”, le escuché
decir a una pareja mayor en una sala de espera, no dándose cuenta, quizás, que bien
podría ser al revés y el gobierno lo tenga escondido para que su suerte no lo
perjudique; hay elecciones ¿no? Los amigos del poder judicial desvían también
el eje procesando a Cristina, que como es sabido es la causa de todos los males
del planeta, por algo que no es delito. El patetismo es tal que el editor
general del diario militonto Clarín, Ricardo
Kirchbaum ni siquiera sabía el nombre de “Santiago”
escribiendo “Sebastián”. ¿Cómo no va
a estar politizado? Si hasta la impresentable ministra de seguridad, que
sobreactúa constantemente en “defensa de
la fuerza” (sic, ¿no es al contrario? ¿No es la fuerza la que debe defendernos
y respetar el derecho y la ley?) quizás para purgarse de su “pesada herencia”
de haber pertenecido a los espacios que hoy combate con denuedo. Y torpeza.
Además de la sensata sospecha de que hay un canje entre el gobierno y
gendarmería: “ustedes afirman que a Nisman lo mataron (ya sabemos quién) y nosotros
los defendemos del caso Maldonado”.
¿Cómo no va a estar politizado?
Claro que no puedo dejar de
manifestar un cierto dolor. Una amiga me decía, hablando de lo preocupante del
silencio eclesial (afortunadamente, en estos casos, un silencio no uniforme
como el que sí se “escucha” ante el genocidio neoliberal): “- La Iglesia ya hace mucho que dejó de ser mi
ámbito de referencia”. Y debo confesar mi tentación, muchas veces
frecuente, de hacer mías esas palabras. No suelen ser muy “vigilantes” (episkopein es el verbo en griego, de
donde vine “episcopado”) los perros mudos, ya lo hemos dicho.
Es casi divertido notar ante
este tema la catarata vomitiva de trolls
que por todos los medios intenta cambiar el eje de la temática, por ejemplo,
hablando de Julio López, Luciano Arruga y hasta de María Cash. Como curas
hablamos desde el primer día de Julio López y de la policía bonaerense, pero no
es necesario señalarlo ya que nunca se mostraron preocupados ni por Etchecolatz
ni por la “maldita policía”, sólo
quieren desviar la atención, como lo hace la prensa aliada “mostrando” a
Maldonado en Entre Ríos, Chile o hasta en un cadáver acuchillado. ¿Cómo no va a
estar politizado si es el gobierno mismo el que lo politiza? Y viendo que el
tema no lograban sacarlo del centro ahora quieren mostrarse dedicados a
solucionarlo enviando al (también) impresentable secretario de Derechos
Humanos, Claudio Avruj a Esquel y al (otro) impresentable Esteban Bullrich
(¿será un karma del apellido?) a decir que es sensato hablar del tema en las
escuelas después que condenaran inquisitorialmente los cuadernillos de CTERA.
Claro que el tema está
politizado; algunos hemos hechas nuestras las banderas de Memoria, Verdad y
Justicia, y nos resistimos a arriarlas. Santiago nos las recuerda, porque tenemos
Memoria de los 30.000, porque esconden la Verdad, porque niegan la Justicia
(algo a lo que ya nos tiene habituados este gobierno amnésico, injusto y
mentiroso, sus cómplices en el Poder Judicial y la cada vez más vergonzante
cadena de sentencias, procesamientos, investigaciones y maladiezcas actitudes.
¿Cómo no va a estar
politizado? Somos animales políticos, al decir del kirchnerista Aristóteles, y
nos resistimos a que Santiago Maldonado desaparezca, de la vida y de la
memoria.
Foto de las mellizas Legrand
tomada de http://www.infobae.com/teleshow/paso-en-la-tv/2017/03/28/goldie-legrand-no-iria-a-la-mesa-de-mirtha-legrand/
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