sábado, 21 de octubre de 2017

Insisto que quiero saber ¿dónde está?

Insisto que quiero saber ¿dónde está?


Eduardo de la Serna



La aparición del cuerpo de Santiago Maldonado pone un fin penetrante a la pregunta cada vez más atronadora: “¿dónde está Santiago Maldonado?” Ahora lo sabemos y una familia, transida de dolor, podrá darle sepultura, llorarlo y elaborar el duelo. Pero eso no implica tener todas las respuestas, más allá de las que – esperamos – el tiempo y las pericias darán.

  • ¿dónde está el decoro y la sensatez de funcionarios, periodistas y diferentes personajes públicos? ¿Y el respeto? La pequeñez grave de varios sujetos, su ya insignificante estatura moral se vio agravada y empequeñecida aún más ya que ni siquiera guardaron un respetuoso silencio ante la confirmación de la identidad del cuerpo de Santiago. La vergonzosa (en realidad, una más) intervención del ministro Garavano y la llamada telefónica del presidente Macri a la mamá de Santiago resultan revulsivas a cualquiera con un poco de sensibilidad humana; algo que ciertamente no caracteriza al Gobierno.
  • ¿dónde está la humanidad del gobierno preocupado sólo por la repercusión política-electoral del “caso Maldonado” antes que, por la verdad, la justicia y la cercanía a la familia en el dolor? Que se mande a encuestar a la ciudadanía por su reacción ante el hecho, y a consecuencia de ello se difundan vomitivas campañas mintiendo que la oposición quiere “vengar” a Santiago, o simulando compunción telefónica, no hace sino enrarecer aún más un clima sombrío y lúgubre que sólo tiene como causa el encubrimiento desde el primer día por parte de las fuerzas de seguridad, los funcionarios de gobierno (empezando por el mismo presidente de la República) y una prensa que ha perdido los últimos jirones de dignidad y valoración de una maravillosa profesión a la que han ensuciado y defecado.
  • ¿dónde está la ciudadanía que se pretende madura o justa que por un lado no se indigna visceralmente desde el primer momento permaneciendo en gran parte indiferente o con aparente insensibilidad y que, además, no reacciona ante dichos ofensivos pronunciados desde la altura de la estupidez e impunidad divulgando porcentajes argumentando contactos internacionales y finalmente, irrespetando absolutamente el sentido común y la más elemental cordura con odiosas comparaciones que pretenden ser graciosas.
  • ¿dónde están los funcionarios que debieran estar donde se esperaba que estuvieran, dónde están las palabras que se debieron pronunciar cuando debían decirse, dónde está el silencio que se debía guardar cuando la situación ya lo exigía? ¿Todo deben bastardearlo estos detestables personajes? ¿Todo?

Vaya un abrazo desde el dolor solidario a la familia de Santiago. Y vaya mi repudio y desprecio a quienes sólo miden desde su microscopía las repercusiones del hecho buscando su beneficio o procurando evitar su perjuicio.



Foto tomada de Rosario Nuestro

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