domingo, 17 de marzo de 2019

¿Verdad? ¿Verdad? ¿Qué es eso?


¿Verdad? ¿Verdad? ¿Qué es eso?

Eduardo de la Serna





Los refranes que aluden a la mentira son abundantes:
  • en boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso
  • antes cae un mentiroso que un cojo
  • la mentira tiene patas cortas

y podríamos seguir. Lo cierto es que si la mentira es tan “tematizada” lo es puesto que es frecuente.

El refrán no siempre pretende mostrar lo que ocurre, en ocasiones pretende ser pedagógico. Convengamos que la mentira, muchas veces, es eficaz. El famoso “miente, miente, que algo queda” también es una especie de refrán.

Cuando se habla de “fake news”, noticias falsas, se habla de mentira. Y, en muchas ocasiones, cuando la mentira se descubre, ¡ya es tarde! hoy sabemos que los acuerdos de paz en Colombia no tenían “ideología de género”, pero ya ganó el “¡no!”; sabemos que Macri mintió en el debate presidencial, pero ya es presidente; y lo mismo ocurre con Lenin Moreno o Bolsonaro, con Trump o el Brexit. Y las noticias falsas siguen y siguen, incesantes. Con 3 o 4 que crean esta, y otros 3 o 4 por allá, más 3 o 4 por acá, “una gota con ser poco, con otra se hace aguacero”. Podemos decir que cada uno es responsable de confiar o no y creer una mentira por no haberla pensado o analizado, pero también es cierto que “al mejor cazador de le escapa una liebre” o “al mejor panadero se le queman los panes”.

Pero precisamente por esto, quisiera detenerme en un elemento, solo uno, nada menor, por cierto. Por meses y más meses los mentirosos de siempre nos inundaron con la así llamada (por ellos) “causa de los cuadernos”. La noticia, como es propio de la corporación mediática, llegó a la prensa mundial y en Colombia hablaron del “Lava Jato” argentino, y en España la TVE dedicó un especial sobre esto en esta semana que pasó. Y dejo (además) de lado que tampoco le creo a la prensa brasileña, y me pregunto si Odebrecht y Lava Jato no son dos movidas de “la Embajada” antes que una búsqueda de verdad y justicia; si hay dinero o poder en juego, pues no les creo. Pero, como sabemos, los cuadernos no existen; si existieron (y me permito dudarlo) fueron quemados por alguien que primero no recordaba, luego los prestó, luego no sabía y finalmente recordó haberlos quemado. Lo cierto es que la supuesta causa de los cuadernos (en la que creen quienes lo desean… pero yo no me anoto, y correctamente debe llamarse, en todo caso “causa de las fotocopias de los cuadernos”) suscitó algo abominable e ilegal: prisiones preventivas a todas luces ilegales, supuestos arrepentidos a los que no se les aplica la ley (no se graba su testimonio, hay extraños presentes, no se consigna todo lo que dicen), sino que, para peor, – todo lo indica – los arrepentidos son liberados si dicen lo que el peor juez de la Argentina (quizás de su historia, o por lo menos de los últimos 70 años) quiere escuchar. Es decir, si los arrepentidos responsabilizan a Cristina de algo son liberados, si no dicen la palabra mágica, permanecen detenidos.

Pero, y aquí el tema, esto deja por todos lados las puertas abiertas a la extorsión. Libertad o prisión a cambio de algo, es la clave. Y, cuando alguien tiene acceso a los que tienen el poder de la firma y el sello, la extorsión está al caer. Es decir, la mentira de los cuadernos, permite que se monte encima otra mentira. Es lo de la manzana podrida que pudre a las que están cerca. Por ejemplo, puesto que los cuadernos no existen, es fácil decirle a alguien “vos estás implicado”. O, “un testigo (cuyo testimonio no está grabado) te incluyó en su testimonio”. No estaría de más, por ejemplo, investigar la “ruta del dinero” Stornelli, la “ruta del dinero” Bonadío”, la “ruta del dinero” de tantos jueces o fiscales que deshonran el cargo para el que fueron elegidos. Claro que eso debería apoyarlo la “Corte Suprema de Justicia” y “¿quién le pone el cascabel al gato?”. Porque en la Corte Suprema parece que quizás también haya “rutas” que seguir.

Lo “divertido” es que, inventando una causa, abrieron la puerta a la ambición; y los ambiciosos – codiciosos, creo que quiere llamarlos Lanata pero desviando la mirada, como es su costumbre – encontraron más y más posibilidades para “hacer su agosto”. Y ahora, ¿quién le pone la tapa al ánfora de Pandora? ¿Quién le pudo decir, en su momento, a “Marcelito” «la cosa es sólo contra Maduro y contra Cristina, no andes por ahí pateando otros tableros…»? Pedirle continencia verbal a Marcelito es como pedirle “verdad” a Mauricio. Es como la naturaleza del escorpión. No saben. No pueden. No se imaginan cómo podría ser eso. Lo cierto es que una mentira engendró otras, como eso del efecto dominó. Entre tanto, la democracia en Argentina está en riesgo, un neo-Braden maneja hilos de la justicia, y lo dice expresamente, además de las palmaditas en los hombros a ministras y amigos; un poder judicial absolutamente corrompido no manifiesta el más mínimo deseo de purgarse de su putrefacción, y una prensa hegemónica sigue distrayendo por acá (“nada por aquí, nada por allá”) mientras arregla candidatos, negocios y prisiones. ¿Cómo era eso de las mafias?


foto tomada de https://sp.depositphotos.com/104135814/stock-video-yellow-balloons-fly.html

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