sábado, 14 de septiembre de 2019

Una breve reflexión sobre el tiempo


Una breve reflexión sobre el tiempo


Eduardo de la Serna



Es sabido que para los griegos Saturno es un dios que devora a sus hijos. Esto ha merecido abundantes cuadros (uno de Goya, por ejemplo). Se refiere al paso del tiempo.

Pero todos tenemos la experiencia de que, aunque así sea, no es lo mismo un tiempo que otro tiempo. Para que se entienda: 24 horas son 24 horas en todas partes y en todo tiempo. El “cronos” (dios griego que se identifica con Saturno) es medible, crono-metrable. Así como un metro es un metro y un kilo es un kilo en todo tiempo y lugar, una hora es siempre de 60 minutos. Pero...

Podemos decir que no es lo mismo cargar un kilo de algo a los 20 años que a los 80, por ejemplo, o caminar 100 metros en esas edades. En ese sentido podemos decir que “el tiempo es relativo”. No lo es “en sí”, sí lo es “para nosotros”. Pero somos nosotros los que medimos el tiempo, o los que lo disfrutamos o padecemos…

Podemos decir, por ejemplo, que no pasa (no se cuenta) el mismo tiempo en distintas situaciones: un mes de vacaciones pasa “volando” y un mes en una internación “es eterno”.

Toda esta reflexión tiene solo una intención: ¡qué lento que pasa el tiempo desde las PASO hasta las elecciones! Menos de 3 meses que parecen una eternidad. En el medio se conjugan miedos y esperanzas, ansiedades y paciencias. Quiero que llegue ¡ya! sería el punto. Pero no es ¡ya! sino “mañana”, o peor… falta más de un mes. Y las PASO pareciera que fueron hace 2 años. Ufff.

Claro que a esto se suman los temores a la capacidad inmoral de los gobernantes actuales de intentar todas las trampas imaginables o no, todas las mentiras suponibles o no, todas las corrupciones calculables o no. Esos temores alientan las ansiedades y hacen que el tiempo sea más elástico. ¡Por Dios!

Y entre tanto, el neoliberalismo sigue devorando a sus hijos. En la Biblia son decenas las veces que profetas o salmos gritan de dolor por los que “devoran a mi pueblo” (Sal 14,4), los que “ponen la carne de mi pueblo en la olla” (Mic 3,3). Y decenas de veces el salmista grita “¿hasta cuándo?” (Sal 6,4). ¿Cuánto tiempo más quedará?

La paciencia (que tiene un límite, como repetía Carlos Mugica al insistir que el pueblo es pacífico) tiene que ver con el tiempo. Y suele ser frecuente que muchos tiren del hilo esperando que se rompa (al fin y al cabo, hay que gastar tanta parafernalia israelí comprada, ¿no, Pato?). También es cierto que cuando llegue este mes interminable, quedarán otros interminables días hasta el 10 de diciembre en el que imaginamos al nene caprichoso rompiendo todo, firmando cosas, vendiendo otras. Tocará, pacientemente, una vez más, empezar todo de nuevo. Por suerte la esperanza nos grita que ¡vendrán tiempos mejores!


Cuadro de Francisco de Goya, Saturno devorando a su hijo, tomado de wikipedia


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