El sentido de las palabras
Eduardo
de la Serna
Todos sabemos que las palabras
“pesan”. Los que saben les ponen nombres raros, como performativo, y cosas
semejantes. No quiero entrar en eso, sino simplemente en el sentido. Porque todes
sabemos que una palabra sacada de contexto, vaciada de sentido, o mal entendida
dice cosas distintas a las que se quieren decir.
Podemos poner el ejemplo de la
palabra “DIOS”. Tengo amigos que me dicen “yo
no puedo creer en un dios que hace esto o aquello”. El tema es que yo
tampoco creo en ese dios, pero sí creo en Dios. El tema es con qué llenamos el
término Dios, porque decirlo lo
decimos todos (hasta los ateos para afirmar que no creen). Diferentes grupos
religiosos darán distinto sentido al término “Dios” (o dioses/as), y una
creencia sería adherir a ese sentido. Es decir, no solamente creo que existe un
dios (o diosa, o dioses/as) sino que, además, y por encima de todo, creo que
Dios es de una manera, se manifiesta de una manera, quisiera que nos
relacionemos con él de una manera. Entonces, muchos podremos decir “dios” pero no
estamos diciendo lo mismo. Lo que hagamos o digamos de nuestra relación con
Dios manifiesta cómo es ese dios y – por lo tanto – podremos decir que creemos
o no en ese mismo dios. No se trata tanto de afirmar que creemos que “existe/n
dios/es/as” como sí, además, reconocer que es/son de determinada manera. Si dios
es un sanguinario que reclama sangre, un sádico que se complace en ver los
sufrimientos de sus “hijos”, sinceramente quiero ser ateo de ese dios. Incluso hasta
podemos rezar el mismo “Credo”, pero no estamos diciendo lo mismo. y vale, por
ejemplo, para términos como “todopoderoso”, “creador”, “Iglesia católica”, etc.
Muchos decimos las mismas palabras, pero los sentidos son diferentes, y a veces
¡hasta contrapuestos!
Algo semejante vale para la
palabra “BIBLIA”, que se ha puesto de moda en estos días. Lamentablemente. Parece
que muchos la reconocemos como “palabra de Dios”, pero decimos cosas
contrapuestas. Yo creo que es “palabra de Dios”, pero no creo que Dios (o un
ángel) haya “dictado”, que al abrirla salga una suerte de luz o una paloma inspiradora.
Creo que Dios ha caminado, y camina con su pueblo, y lo acompaña, y lo
cuestiona e interpela, alienta y sostiene. Y lo hace por medio de “amigos” como
lo fueron tantas mujeres y varones de la historia que fueron dejando hablar y
obrar a Dios. Creo que se aplica a ellos lo que Abraham Herschel dice de los
profetas: personas con gran “syn-pathia”
[sentir-con] con Dios y por tanto sienten lo que Dios siente: alegría, dolor,
rabia, tristeza, fiesta… ante lo que ocurre con su pueblo en la historia. No
creo, entonces, en una Biblia que no muestre ese Dios en el que creo. Serían
las mismas palabras, pero no creo que sean “palabra de Dios” (porque no creo en
ese dios). La Biblia nos muestra cómo es su Dios; y la Biblia cristiana, en
continuidad, cómo es el Dios que Jesús nos revela. Un dios (o una biblia) que
discrimine indígenas o signos, que rechace culturas o comunidades, una biblia
que condene u oprima no me resulta “palabra de Dios”, sino que han vaciado de
sentido, adulterado el sentido, “profanado” el sentido del encuentro de un Dios
de vida, con sus amigos. No creo en ese/cualquier dios; no creo que ese dios
hable en ninguna palabra simplemente porque no creo que exista.
Creo en un Dios
que nos dirige su palabra, en la Biblia y en la historia, y en esa palabra nos
sale al encuentro para que encontremos siempre mejores caminos de vida, nunca
de opresión y de muerte, que encontremos hermanas y hermanos, nunca seres
despreciables, satánicos o abominables, y que encontremos a otras y otros con
sus culturas, sus fiestas, sus expresiones para aprender, encarnar, y
humildemente dialogar con ellos para juntos encontrar más y mejor vida para todxs.
Imagen de A. Pérez Esquivel tomada de http://www.adolfoperezesquivel.org/?page_id=76
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.