Regurgitar
Eduardo
de la Serna
Es habitual en varias especies
animales que las crías reciben de sus padres y madres el alimento regurgitado.
Las aves, por ejemplo, van a buscar comida abundante y, ya llenos, vuelven al
nido donde los pichones se alimentan de lo que sus padres ya han procesado. Es
normal: todavía son pequeños, no pueden volar, no pueden cazar, no pueden
proveerse su propio alimento.
Otras especies, como la
humana, por mamíferos, maman; pero luego, antes de estar preparados para el
alimento sólido reciben de sus padres y madres una suerte de “papilla” hasta
que estén aptos para abastecerse de comida sólida.
Lamentablemente, con
frecuencia, esto que ocurre con la alimentación, ocurre con excesiva frecuencia
también con la información. Es habitual que recibimos regurgitado lo que los
hegemónicos nos quieren dar. Y, con preocupante pereza, muchas veces no hay una
firme decisión de buscar otro alimento nutritivo. Recibimos lo que deciden que
nos alimenta (o desnutre, porque quizás desnutridos nos quieran), y regurgitan
la información que se dignan darnos (y – obviamente – no recibimos la que
eligen negarnos).
Mirando la prensa hegemónica
(es decir la que “naturaliza” los sentidos que quieren que demos a la realidad
sin que nos alimentemos de otras fuentes para procesar nosotros mismos la información)
creo que vomitan. Hasta el punto que, con frecuencia, escuchar o recibir algo
diferente suele “caernos mal” (no estamos acostumbrados). Sólo cuando nos hemos
habituado a una alimentación variada, plural, que combine lo que nosotros elegimos
comer y de lo que elegimos alimentarnos, habremos elaborado nuestra dieta. Caso
contrario, ¡antes!, sólo nos alimentaremos con lo que regurgiten los que debieran
nutrirnos.
Es notable ver la cantidad de
mentiras (lisas y llanas mentiras), medias (o un cuarto de) verdades, títulos tendenciosos,
análisis falsos (con “alimentadores” con cara de sabios doctores dietólogos que
nos explican por qué debemos comer esto y por qué no aquello otro que “nos va a
hacer mal”). Es verdad que una gran parte de la sociedad se alimenta sólo de lo
que regurgitan La Nación, Clarín y sus secuaces. Es de esperar que sean cada
vez más los que elijan su propio alimento, su variedad, que sean críticos de lo
que les dan masticado y, una vez que sepan mirar se den cuenta, sencillamente
que lo que presentan como un plato exquisito es en realidad ¡un asco!
Foto tomada de https://www.alamy.es/ciguena-blanca-regurgitar-la-comida-a-los-pichones-en-el-nido-ciconia-ciconia-alsacia-francia-image282025952.html
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