Idiotas útiles
Eduardo de la Serna
Muchos de lo que militamos en los 70s éramos sistemáticamente acusados,
cuestionados y estigmatizados en los ambientes familiares o conocidos como “idiotas
útiles”. Creo recordar que el acento estaba puesto en lo de “idiotas”. Lo de “útiles”
quería – o pretendía – invitarnos, a los que soñábamos con una revolución, que éramos
una suerte de preservativos de un grupo de “vivos” que nos usaban y descartaban.
La clave estaba, en que los que pensaban de la manera opuesta a la nuestra, eran
los inteligentes y sabios, los maduros y equilibrados que los idiotas no podíamos
vislumbrar.
Pues, sin detenerme a analizar demasiados detalles del pasado y del
presente, hoy hubo un nuevo cacerolazo en algunas zonas de la Argentina (debo
decir que en mi barrio no se escuchó ni el sonido de una latita de paté). La
vez pasada, reclamando que los políticos se bajaran los salarios (no los
empresarios, por cierto). Y hoy contra la supuesta liberación indiscriminada de
presos a causa de la pandemia.
No deja de ser interesante que algunos de los gestores de esta
campaña cacerolera fueron los del cada vez más perverso diario La Nación. El
mismo que “hasta ayer” nos explicaba las bondades de la prisión domiciliaria de
genocidas, torturadores, asesinos, violadores de lesa humanidad. Logros que
consiguieron, con frecuencia intolerable durante el no menos perverso gobierno
nacional que se retiró derrotado hace escasos meses. Pero parece que la prisión
domiciliaria de tiernos ancianitos torturadores y genocidas no es igual a la de
los que vendían paco, asaltaron un super o quizás hasta cometieron la perversa
osadía de robar gallinas.
Nadie en su sano juicio cívico ignora que quien concede o no una
prisión domiciliaria es el poder judicial (el mismo que hasta “ayer” era
aplaudido por los que hoy protestan). Un poder judicial que no es menos
perverso ayer que hoy, pero es el mismo. Es verdad que estuvimos habituados a
una intromisión del ejecutivo en el judicial insoportable y dudosamente
constitucional. Se llamó macrismo. Pero resulta que hoy, los medios
hegemónicos, los que hegemonizan todos los males y llevan de las narices a un
grupo de “idiotas útiles” lograron que esos tales (esos que se creen
inteligentes, lúcidos, y hasta casi geniales) caceroleen por lo que no pasa.
Dicen que “todo vuelve”, no sé cómo se sentirán saber o al menos
escuchar que les dicen “idiotas útiles” a los que mismos que ayer nos lo
refregaban en la cara.
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