domingo, 26 de abril de 2020

Las peras y el olmo

Las peras y el olmo

Eduardo de la Serna



Muchas veces se ha dicho que el neoliberalismo funciona (sic) pero sólo si la población fuera un 10% de la actual. El menemismo o el macrismo eran “maravillosos” para unos 5.000.000 de habitantes. El resto sobra.

El cartel ostentado pidiendo que “mueran los débiles”, de un cruel y explícito darwinismo social, puso blanco sobre negro lo que ya se sabía. Y deja a las claras la actitud que los que se creen poderosos pretenden sea la política a aplicar durante la pandemia. Hay que recuperar la economía, y si mueren algunos-varios-muchos, pues son “daños colaterales”.

Esto se vio patente en las políticas aplicadas por Trump, Bolsonaro, Johnson (hay que ver ahora que “padeció en carne propia” la debilidad cómo continúa) y las consecuencias de esas mismas políticas en España e Italia… Y en las recomendaciones del ex presidente argentino al actual, y sus últimas intervenciones con el neoliberalismo más rancio del planeta.

Recientemente, quizás por eso de que “las papas queman”, un grupo de grandes empresarios, unidos a los sectores eclesiásticos afines (que los hay) empezaron una campaña de distribución de cajas para que lleguen a los sectores más sufridos. Pero – a confesión de parte – esto fue hecho para evitar que haya saqueos, o desmadres como en el 2001. La solidaridad real, la “com-pasión”, “esa te la debo”. Además, el periódico lobista de estos ambientes nos aclara bien la enorme preocupación de los más importantes empresarios y su dedicación al tema: claramente la intención es mostrar la preocupación social que – por lo tanto – haría innecesario e injusto un impuesto a los sectores más ricos del país.

Si es cierto – y todo indica que lo es, además de que conociendo el paño lo más probable es que lo sea – que Clarín tiene bonos de la deuda, es razonable que se oponga con todos sus cañones (¡que los tiene!, ¡y abundantes!) a la propuesta del gobierno de reducción, quita y postergación de pagos de la deuda externa macrista, que los pobres deben pagar mientras “ellos” tienen sus dineros (¡que los tienen!, ¡y abundantes!) en paraísos fiscales. Y si por la revista Forbes sabemos que entre las 50 fortunas más grandes del país figuran los Noble, Hector Magnetto y los Blaquier es obvio que, también, los mismos cañones atacarán la propuesta de un impuesto (casi miserable en comparación con el que cobran los “países serios” del mundo) a los más ricos del país (y por única vez). ¿Cómo se les ocurre si ellos ya dan productos para las cajas a las que les falta yerba, aceite, sal y otras menudencias, además de productos de “primera marcas”? … al fin y al cabo, los pobres están acostumbrados.

Si algo es evidente, en momentos de crisis (y este lo es, ¿qué duda cabe?) es que es indispensable que haya una persona a cargo, que tome las decisiones y estas se sigan. Se ha comparado la pandemia con una guerra… pues bien, en esta, uno es el que toma las decisiones. Consulta, escucha, pregunta, mira, pero después, él/ella toma las decisiones. Es posible (es más, es probable) que haya pasos errados, cosas discutibles, personas de dudosa honorabilidad. Y si se puede, es bueno corregir, pero a veces, en medio de la “batalla” no se puede. Mirar los diarios más leídos de Argentina en estos momentos, por un lado, me avergüenza totalmente. Sólo falta que también ellos griten “¡que mueran los débiles!” Pero, además, no se ve ni una sola nota positiva o constructiva. Especialmente en momentos en que necesitamos estar unidos para enfrentar algo en el que basta un solo imbécil (¡y los hay en cantidad!) para que todo un colectivo enorme se infecte y ponga en riesgo su vida. Pero parece que lo único que importa en cada artículo, cada nota, cada título, cada insinuación es cañonear bajo la línea de flotación al gobierno (aunque eso implique golpear también al aliado porteño; la lealtad no figura dentro de sus cualidades).

Nadie dice (yo no digo) que deban callar, que no deban señalar lo que consideren errado o corrupto (aunque “un burro hablando de orejas”, dirían en Colombia). Pero el momento en el que estamos exige que esto sea constructivo, prudente, sensato y mirando el bien mayor, que es la vida. Claro que eso sería pedirle “peras al olmo”; están acostumbrados a eso. Basta con mirar sus historias. Nunca una un favor de “la gente”, nunca una en favor de “todos” … democracia, bien común, justicia… vida son palabras que desconocen, salvo para vaciarlas de sentido. Ojalá los débiles vivan. Y lo sepan.


Foto tomada de https://www.diariojunin.com/noticias/80576_estados-unidos-sacrifiquen-a-los-dbiles-el-cartel-contra-la-cuarentena.html

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