Y vos… ¿quién sos?
Eduardo de la Serna
Decenas de personas me escribieron preguntando si conocía a “la bestia” luego de que un ignoto cura dijera “¿quién carajo es Kicillof?” y demás linduras en un video que se ha multiplicado con la velocidad de las redes sociales. Obvio que la respuesta a esta pregunta sería “alguien elegido por la inmensa mayoría de los bonaerenses para conducir la provincia… la salud incluida”, pero más obvio aún, es que la bestia no lo entendería. Sin duda que bastaba con buscar un poco y la respuesta al nombre allí estaba, pero como magistralmente dijo Ofelia: nombrarlo sería hacerle un regalo… y sacarlo de su insignificancia.
Fuera de esta actitud, parangonable al nene caprichoso que pega un portazo, hay otros elementos para notar (y dejo de lado otras tonterías como que mi misión es "salvar almas" [sic] y que "¡estoy dispuesto a ir a la cárcel!" (¡qué heroica sandez!):
1. Su apariencia de notable tolerancia. Casi que parecía un modelo absoluto de apertura… acá las puertas están abiertas para todos, los de… y los de… Algo que es un comentario absurdo, porque cuando celebramos una misa no sabemos orientaciones sexuales, políticas u otras de las personas que vienen (aunque, misteriosamente, ciertos de su especie, suelen ser muy atentos a temas sexuales: ¿está casado por Iglesia o no?). Obviamente no lo sabemos, y no es un signo de nuestra tolerancia sino simplemente de la realidad. Claro que aprovechó, al marcar una y otra corriente, para ubicarse “los que se vacunaron y los que no nos vacunamos”... Simpático, por decir algo… ¿por qué tiene que incluirse? Si está hablando de los que él acoge, incluirse parece algo extraño (¿“yo me recibo”?), y – además – dando “el ejemplo” se integra al grupo de los que no se vacunaron. ¿Por qué? ¿Por qué se integra y por qué no lo hizo? Notable ejemplo…. ¡De estupidez!
2. De allí comenzó una suerte de pobre arenga al auditorio (que aplaudió) invitando a una suerte de resistencia ante el mal. Mal encarnado, por cierto, en el que no sabe quién es: Kicillof. Como suele ocurrir en curas mal formados, o que no se han actualizado (en este caso, por lo que sé, el cura pertenece a la congregación vicentina; Croatto, ¡perdonalo!) dijo una tontería absoluta en lo bíblico. Repitió un versículo de Hechos de los Apóstoles: _“¡hay que obedecer a Dios antes que a los hombres!”_ (por "hombres" se refieren a los seres humanos). Y como todo texto, fuera de su contexto suele ser un pretexto, este también lo fue. Jesús había enviado a anunciar el Reino, las autoridades prohíben que lo hagan: hay un conflicto y, el contraste es evidente. Hay que obedecer a Dios. Ahora ¿qué tiene eso que ver con el tema? ¿Dios le dijo al ignoto que debe combatir el pasaporte sanitario? No me parece. Las autoridades piden que se exija el pasaporte para cuidar a los demás (= al prójimo, al / a la hermano/a) … no me parece muy “desobediente de la ley de Dios” este tema. Es más, si miro atentamente el vómito del no vacunado diría que es él quien está desobedeciendo a Dios y está obedeciendo a seres humanos (quienesquiera que sean los que él haya escuchado y motivado a no vacunarse: Milei, Hotton, Gómez Centurión…).
3. Finalmente, algo que vuelve una y otra vez ante estos engendros… su defensa a ultranza del individualismo, lo cual nada, ¡pero nada!, tiene que ver con el Evangelio, con Jesús, con la Iglesia. Una cosa es el respeto de las personas, de su conciencia, de sus vidas y otra que cada quién pueda hacer y decir lo que quiera. Hay criterios y límites. La Iglesia, a veces con razón, muchas sin ella, ha rechazado a los que lo que sostienen no es conforme a la “sana doctrina” (la Inquisición es un ejemplo, el reconocimiento de herejías es otro). Es que “Iglesia” significa asamblea, es decir un colectivo; es un Pueblo de Dios (¿populista?). Nada que ver con el individualismo libertario. Comunidad implica “otro/a/e”. Otrx a quien hay que amar, cuidar, respetar… O, si se quiere, para no alargarme: “otrx a quien hay que no-contagiar”. ¿Se entiende? Me permito terminar con una cita: “los pobres son nuestros amos y maestros”. Esa frase no es de Carlitos Marx ni de Leonardo Boff, sino de san Vicente de Paul… que, casualmente, es el fundador de los vicentinos.
Foto tomada de https://argentina.as.com/argentina/2021/12/12/actualidad/1639322635_004528.html
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