Aporte sencillo a una gran obra
Eduardo de la Serna
Como
muchos saben, acabo de finalizar la lectura fascinado y fascinante del libro “El
infinito en un junco”, de Irene Vallejo. No sé si se podría añadir algo mirando
eso mismo en el mundo indígena americano, o lo que desde Europa es el Extremo
Oriente. Como no lo sé, mal haría en decir o insinuar nada. Pero pretendo, muy sucintamente,
aportar un párrafo que me parece extrañar por su ausencia.
Como
muy bien señala Irene, en la Mesopotamia y Egipto, los escritos (papiro,
pergamino, arcilla, piedra) tuvieron diversa suerte según los conocimientos de
la lengua (la piedra de Rosetta, por ejemplo, fue hallada en 1799). Sin
embargo, poemas egipcios y textos legislativos acádicos fueron utilizados y
releídos también en el mundo bíblico lo cual permitió una cierta trascendencia
en el tiempo y fuera de sus espacios geográficos.
Los
diferentes libros judíos que conforman la Biblia, por otra parte, no tuvieron
una rápida y universal aceptación en el “canon”. Por ejemplo, el texto de la
Biblia griega (de Alejandría) tiene más libros y fragmentos que la Biblia
hebrea, y no todos estos son traducción del hebreo al griego. El canon,
entonces, se fue formando muy lentamente. Y en tiempos de Jesús no estaba
todavía conformado, aunque algunos libros sí fueran ya intocables.
Como
se sabe, además, a mediados del siglo XX, se encontraron en 11 cuevas en la
zona de Qumrán cerca de mil textos (la mayoría en hebreo y arameo, papiros y
pergaminos, aunque hay también un rollo de cobre, textos en barro y fragmentos
en griego). Estos textos constituyen, probablemente una biblioteca de la
comunidad (casi unánimemente tenida por esenia) que tiene, a su vez, un canon
distinto del tradicional (por ejemplo, no se ha encontrado el libro de Ester, y
hay decenas de libros propios de la secta). Es interesante el descubrimiento de
escritorios y tinteros, lo que revela que, muy probablemente, en la comunidad
también produjeran (¿por dictado?) textos para fuera de la comunidad.
En
los escritos cristianos, por su parte, es importante que salvo en una ocasión,
siempre que se habla de “escrituras” se hace referencia a los textos de la
Biblia judía (hebrea o griega, según autores y ocasiones). La llamada “escritura”,
entonces fue “canonizada”. Pero en los escritos cristianos del s.I también se
cita un texto no canónico y, como se dijo, una vez a Pablo al que se lo incluye
en las “escrituras”.
Siendo
que en el mundo antiguo la inmensa mayoría de la población no sabía leer o
escribir, el hecho de tener “escrituras” tenidas por sagradas, hizo que en Israel
esta proporción disminuyera bastante. El campesino Jesús, por ejemplo, es
bastante posible que supiera leer.
Con
el tiempo, después de la destrucción de Jerusalén por los romanos (año 70) se
vio la necesidad de conformar un canon judío (aunque no fue ni unánime ni
inmediato). Los cristianos, a mitad del s. II ya tenían una “lista” bastante
conformada, aunque según las regiones algunos libros (como Apocalipsis y Hebreos)
demoraron en ser incorporados. Inclusive, cuando Jerónimo traduce la Biblia a
la lengua “vulgar”, no incorpora los textos de la Biblia griega (llamados
apócrifos o deuterocanónicos por las distintas iglesias), su criterio fue la “hebraica
veritas”.
Valga
esto simplemente como pequeña suma a los temas “escritura”, “biblioteca”, “canon”
de este libro maravilloso.
Bibliografía
(para aportar a lo aquí dicho):
Sobre la influencia
egipcia y mesopotámica en la Biblia puede verse el clásico ANET (Ancient
Near Estern Texts) de J. Pritchard, ed. (1969). Sobre Qumrán, Textos de
Qumrán, F. García Martínez (1993). Sobre si Jesús sabía leer y la
alfabetización en su ambiente, J. P. Meier, A Marginal Jew I (1991) 268-278.
Sobre el canon en general, el artículo “canon”, de J. A. Sanders, en el Anchor
Bible Dictionary I (1992) 837-861.Sobre la conformación del canon
cristiano, D. Álvarez Cineira, Qué se sabe de… La formación del Nuevo
Testamento (2015).
De esta misma colección, Qué se sabe de... Los manuscritos del Mar Muerto, J.
Vázquez Allegue; (2014); Qué se sabe de... El Oriente bíblico, A. Vives Cuesta – J. A. Sánchez
Abarrio (2022); Qué se sabe de... Los manuscritos del Nuevo Testamento, J.
Chapa Prado (2022).
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