Mostrar lo invisible
Eduardo de la Serna
Un
grupo de curas fuimos a Santiago del Estero a manifestarle a Rubén – y con él a
las y los campesinos amenazados por el poder – nuestra solidaridad.
Él
preparó un encuentro con algunos grupos relacionados con el tema y también
algunos de los amenazados o desplazados de sus tierras. Expresión más que
evidente de que, como él señaló, lo que le pasó a él no es sino lo mismo que
les pasa en el día a día a los legítimos y ancestrales poseedores y ocupantes
de las tierras. Allí pudimos escuchar algunos casos emblemáticos:
Uno,
poseedor y dueño de un terreno que fue desalojado por el poder judicial porque
un importante miembro poder del mismo “eligió” apropiárselo. Y, claro, “puede”.
Otra,
ocupante de un terreno del que un importante empresario nacional, dueño de una
importante empresa de bebidas, quiere más y más tierras que las ya apropiadas.
Otros,
intervenidos por la policía, siempre funcional, violencia delante de los niños,
todos y todo fuera de la casa sin razones ni razón y con faltantes cuando estos
se fueron…
La
tierra, siempre y en todas partes la tierra, es el tema. Tierra para poder
vivir en unas regiones, tierra para tener unos pocos animales y cosecha en otras,
para celebrar y reunirse con amigos y hasta enterrar a los propios se vuelve
apropiación para negocios inmobiliarios o agronegocios envenenadores. El poder,
siempre y en todas partes el poder, es el tema. Porque el poder puede, los
pobres son impotentes, el poder invisibiliza a los que no pueden alzar la voz, “aparecer”,
mostrarse. Y, además, aquellos a veces se muestran “buenos”, y – por caso –
visibilizados por personajes conocidos, y a veces queridos… ¡Vamos!
Poder
ir, simplemente estar, pretendió visibilizar. Mostrarnos, sin casi hablar,
mirar y abrazar a las y los amenazados, desplazados y violentados. No fuimos
solo por Rubén, entonces, fuimos por todos y todas, a quienes él acompaña. Y,
por lo que nos dijeron, para ellos y ellas fue un momento pacificador y sanador.
Hace
mucho, monseñor Romero comentaba que era razonable que sus curas fueran
amenazados y hasta matados. Porque eso mismo le pasaba a los pobres y
campesinos. Si a los curas no les ocurriera lo mismo sería indicio de que no
estaban en el lugar que debieran. De estar se trata. De estar con los pobres,
de hacer nuestra la causa de los pobres. Volvemos a un tema centrar: no se
trata de dar la vida. Nadie sano quiere ser matado. Se trata de dar vida, de acompañar
la vida de los que la tienen amenazada. Y se trata de que los violentos, los
apropiadores, los que “pueden”, con frecuencia les arrebatan la vida a las víctimas
y a quienes, como algunos curas, religiosos y religiosas, caminan, lloran y
celebran junto a ellos. ¡Vamos!... pero por ese lado, entonces.
Foto tomada de https://exclusiva.com.ar/curas-de-opcion-por-los-pobres-apoyan-a-ruben-lasaga/
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