Las ventanas
Eduardo
de la Serna
Un
concilio es prácticamente intocable. ¿Cómo hacen, entonces, los adversarios del
concilio para frenar su impulso, su “recepción”? Juan Pablo II era, claramente,
adversario del Concilio Vaticano II, y su mano ultraderecha Joseph Ratzinger, tan
conciliar él antaño, lleno de miedo por lo que el Concilio engendró y en él se gestó,
también supo que “algo” había que hacer.
Entonces,
en tiempos sinodales, el Papa convocó a un sínodo con motivo de los 20 años del
Concilio, para hablar “del Concilio”. La idea era, obviamente, dar la “ortodoxa”,
correcta, y fiel interpretación del concilio. Es decir, poner un freno a todo
lo gestado. Todo hablando bien del concilio, por supuesto, pero según la “verdadera”
lectura del mismo.
Ahora
bien, si el Papa convoca a un concilio, se supone que no debe hablar, sino
escuchar (eso es un sínodo). El que lo haría sería “el prefecto”, el “teólogo”,
el “guardián” (al fin y al cabo, además, el Papa nunca se había caracterizado por ser
ducho en teología). Pero había un problema: cada uno de los presentes tenía un
pequeño tiempo para hablar, muy acotado. ¿Cómo haría Ratzinger para decir todo
lo necesario para poner un freno al impulso conciliar? ¡En tan pocos minutos no
podría hacerlo! Pues publicó un “fundamental” Informe sobre la fe (1985) donde
podía explayarse y todos conocer, claramente, lo que el Papa y su teólogo de
cabecera querían decir. Y lo que nadie se atrevería a cuestionar o relativizar.
Así, el Papa logró poner un freno al impulso conciliar. Así Joseph Ratzinger
marcó claramente su derrotero marcado por el miedo, una clara ideología (en
nombre de la no-ideología, por cierto) y consolidó el invierno eclesial. El
mismo por el que era urgente cerrar las ventanas que Juan XXIII había abierto.
El mundo le resultaba espantoso. Gracias a ambos, Papa y cancerbero, la Iglesia
se hizo conocida por lo más negativo. Eso mismo que hoy, muchos quieren volver
a “gozar” pidiendo su canonización y hasta el grotesco de que sea reconocido “doctor
de la Iglesia”. El problema, además, es que al cerrar las ventanas, el Espíritu
Santo quedó del lado de afuera.
Foto tomada de https://es.123rf.com/photo_52589078_madera-ventanas-cerradas-croatas-en-la-construcci%C3%B3n.html
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