Una nota sobre la Biblia de Jerusalén y sus ediciones
Eduardo de la Serna
«…conviene que se explique aquel mismo texto original que, escrito por el sagrado autor, tiene mayor autoridad y mayor peso que cualquiera versión, por buena que sea, ya antigua, ya moderna; lo cual puede, sin duda, hacerse con mayor facilidad y provecho si, respecto del mismo texto, se junta al mismo tiempo con el conocimiento de las lenguas una sólida pericia en el manejo de la crítica» (Pio XII, Divino Afflante Spiritu 12 [1943]).
Se supone que cada nueva
edición de un texto pretende mejorarlo, o adecuarlo a los lectores
contemporáneos. Pero quisiera mirar – con perspectiva bíblica y de género – tres
textos, sencillamente como aporte a una mirada crítica.
I.- Gálatas
1,16.
Pablo está refiriendo a su ida
a Arabia, la cual no fue consultada con nadie (es decir, se trata de una
decisión personal, no consensuada). Allí las diferentes ediciones dicen que
este viaje lo hizo:
1ra
edición (1966): “sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre”
2da
edición (1975): “sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre”
3ra
edición (1998): “sin
pedir consejo a hombre alguno”
4ta edición (2009): “sin pedir consejo a hombre alguno”
5ta
edición (2019): “sin
pedir consejo a persona alguna”
En este sentido, la edición original francesa dice: “sans consulter la chair et la sang” [lit. “sin consultar a la carne ni a la sangre”]
En griego dice: “ou prosanéthêmen sarkì kaì haímati”
[lit. “sin consultar a la carne ni a la sangre”]
Es evidente que “sarx” (= carne) y “haima”
(= sangre) se refiere a una persona, “a nadie”, también podría traducirse. Pero
veamos otro caso semejante:
Jesús le dice a Pedro en Mateo 16,17 que la revelación (de
que Jesús es el Cristo) es de origen divino y no humana:
1ra edición: “no te ha revelado esto
la carne ni la sangre”
2da edición: “no te ha revelado esto
la carne ni la sangre”
3ra edición: “no te ha revelado esto
la carne ni la sangre”
4ta edición: “no te ha revelado esto
la carne ni la sangre”
5ta edición: “no te ha revelado esto
la carne ni la sangre”
La edición francesa dice: “cette revelation t’est
venue, non de la chair et du sang” [lit. “esta revelación, te ha venido, no
de la carne y la sangre” …]
En griego dice: “hóti sarx kaì haima ouk apékalípsen”
[lit. “la carne y la sangre no te lo revelaron”]
Es decir, la misma fórmula, en el caso de Mateo, mantiene
en todas las ediciones el original griego, mientras que no ocurre lo mismo en
Gálatas; solamente las primeras ediciones han mantenido la fidelidad al texto
griego original “carne y sangre”; las demás – leyendo correctamente, pero sin
respetar el texto original – lo interpretan en sentido “humano”, siendo que 3º
y 4º usan “hombre, mientras que la 5ª edición, con mayor sensibilidad de género,
utiliza “persona”.
II.- La llamada a ser pescadores.
Los tres Sinópticos reiteran la invitación de Jesús a los
primeros llamados a cambiar de oficio (“pescadores”) por uno análogo. Sin
embargo, veamos algún dato en la traducción:
El hecho está narrado en Marcos 1,17, Mateo 4,19 y Lucas
5,10:
1ra edición, en los tres casos los
invita a ser “pescador/es de hombres” (la versión de Lucas se encuentra en
singular ya que se dirige exclusivamente a Pedro)
2da edición: “pescador/es de hombres”
3ra edición: “pescador/es de hombres”
4ta edición: “pescador/es de hombres”
5ta edición: curiosamente, mientras
Marcos y Lucas repiten “pescador/es de hombres” la versión de Mateo afirma “pescadores
de personas”
La 5ta edición nuevamente se muestra más sensible a las cuestiones
de género, pero no se comprende por qué lo hace solamente en el texto de Mateo
y no repite la misma palabra en Marcos y Lucas. Hay que notar, además, que, en
el Tercer Evangelio, en griego, aunque el término “pescador” es apropiado, no
utiliza el mismo término que en Marcos y Mateo, ya que se refiere a “capturar vivos”
(a los peces, en este caso… o mejor, a las personas). El verbo griego tiene la raíz
zô–, es decir “vida” (zôgréô). Este matiz no se logra percibir en
ninguna de las traducciones castellanas (la edición francesa dice: “sont des
hommes que tu prendras” [lit. “serán hombres los que prenderás”]).
III.- Curiosa expresión patriarcal
En el relato en el que Jesús es interrogado por la
licitud de divorcio, narrado solamente en Marcos y Mateo (Lucas prefiere, como
otras veces, el texto que recibe de Q) Jesús hace referencia al momento
creacional (Mc 10,6 y Mt 19,4). Allí no hay variantes en las traducciones de
las diferentes ediciones: en todas se dice que al comienzo de la creación Él “los
hizo varón y hembra”. Se traduce de ese modo el griego ársen kaì thêly. La
fórmula griega se refiere al par masculino y femenino de diferentes especies
(por ejemplo, las animales que son introducidas por Noé en el arca, Gen 6,19),
también pueden aplicarse a la especie humana, como en Gen 1,27. Suele
utilizarse, sacerdotalmente, para hacer una distinción de géneros en la especie
de la que se esté tratando: literalmente macho / varón y hembra / mujer.
Ahora bien, en la lengua castellana, generalmente “macho
y hembra” suele utilizarse para los animales mientras que “varón y mujer” para
la especie humana. La fórmula “varón y hembra” (que, además, se reitera en Gén
5,2), resulta, por lo menos extraña, sino claramente patriarcal. Siendo que la
5ta edición ha insinuado una mayor sensibilidad de género resultan, cuanto
menos extrañas, estas traducciones, por lo menos, poco felices (en francés: “homme
et femme” [lit. “hombre y mujer”]).
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