Carlos, hermano
No puedo
imaginarte con tus actuales 93 años. No puedo imaginarte con tu “rebelde
fidelidad” a la Iglesia actual. No puedo imaginarte con “lealtad” con el
peronismo actual. No puedo imaginarte con tu “firme junto al pueblo” con el pueblo
actual. Desde que te fuiste, o mejor, te fueron, ¡cambiaron tantas cosas! Y tantas
otras allí siguen…
Sabés que
siempre me negué a imaginar o decir “si Mugica viviera” diría, o haría lo que nunca
sabremos si lo harías o dirías. Algunas cosas podemos imaginarlas, por cierto.
Pero no quiero correr ese riesgo.
En
tiempos negacionistas, como los actuales, nunca faltan los que quieren desviar
a los autores de tu asesinato; en tiempos líquidos nunca faltan los que quieren
licuar tu militancia. Eclesial y política.
No me
cuesta imaginar las cosas que te diría el desquiciado candidato frente a tus
posiciones y palabras; y tampoco me cuesta imaginar lo que – quizás – responderías.
No me cuesta imaginar lo que dirías – creo – del neoliberalismo vigente y que
alguna candidata, que no ha bebido en su historia y pasado, propone a fuerza de
mano dura. Y no me cuesta imaginar las críticas que tendrías para hacer al
ministro candidato.
Hoy, tu
cumpleaños nos encuentra en distintos lugares por distintos motivos. Pero no
puedo, ¡no quiero!, dejar de hacerte presente. Siempre presente. Ahora, más que
nunca junto al pueblo, como dicen. Poniendo el hombro, poniendo palabras,
poniendo vida.
Creo que
en nuestra Santa Madre hay una desorientación preocupante, y, la primavera que
vos conociste, se volvió invierno. Un invierno del que, a pesar de algún
veranito, no hemos salido y, de una salida que no vislumbro próxima.
Creo que
nuestro pueblo está cargado de bronca y dolor. Aquella frase que repetíamos: “el
pueblo es peronista” hoy no la diría nadie sensatamente. Y las perspectivas
cercanas no nos invitan a la fiesta popular.
Pero, al
re-cordarte, al re-membrarte, al traerte al corazón y los miembros, algo
aparece claro para algunos. No le corriste el cuerpo en los momentos duros; no
te escondiste, no te camuflaste. Y tu imagen, tu ejemplo y tu martirio son una
luz para muchos. Son una palabra de Dios. Son una iglesia que queremos. Son una
Patria y Matria que soñamos.
A los 43
años te fuiste. Te fueron. Casi 50 van que caminamos juntos de otra manera.
Pero eso sí, Carlos, hermano, seguís siendo referencia y referente. Seguís
estando detrás nuestro para sostener a los flojos, en el medio para sentir tu
cercanía y delante para marcarnos rumbos. Pero seguís, ¡claro que seguís!, de
eso se trata el martirio. De eso se trata tu vida.
Eduardo
de la Serna
7 de
octubre 2023
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