Breve nota de humanidad
Eduardo de
la Serna
Desde que
finalizó la Segunda gran Guerra, muchos teólogos, encabezados por Johanes Baptist Metz se
preguntaban si es posible hablar de Dios después de Auschwitz. Ciertamente esta
radical aparente ausencia de Dios obligaba a repensar qué decimos cuando decimos
“Dios”. Siguiendo este camino, muchos reformularon la pregunta reemplazando
Auschwitz por alguno de los centenares de lugares donde la humanidad
experimentó una tragedia. Y sigue experimentando.
Pero hay
otra pregunta que parece indispensable y anterior (y dejar de traspasar a Dios
responsabilidades humanas) que es “dónde estaba la humanidad” en Auschwitz. Y en
Uganda. Y en el Apartheid (y los nuevos apartheids). Y en las masacres
cometidas aquí y allá. Porque pareciera – y lo vemos en el día a día, y hoy –
que esas tales masacres no son tan graves cuando quienes las cometen son “amigos”,
o “aliados” o, al menos “cercanos”, mientras que son atroces y “bárbaras”
cuando los que la cometen son adversos o adversarios, o hasta enemigos. Hemos
visto con qué facilidad los medios de comunicación mostraban como “malos” (al
más puro estilo las viejas e ingenuas películas) malísimos a unos y buenos,
buenísimos a otros.
Cuando estábamos
terminando el seminario, y preparábamos muy concentradamente un largo examen
complexivo, muchos compañeros, para relajarnos y divertirnos antes de seguir
con el estudio, veíamos por las noches la vieja serie “Los Intocables”. Luego
comentábamos risueñamente las frases geniales de unos y otros, hasta el punto
que las poníamos en cartelera. Recuerdo algunas: el malo era, tan, pero tan
malo, que a su pareja le dijo “tu único deber es ser bella y agradarme”, así
nomás. Y el bueno, tan intachable que cuando captura a un malo-malísimo le
dice: “¿quieres hacerme un favor? ¡Corre!” Así de ingenuo todo. Y así de
ingenuos (¿ingenuos? ¿o parciales?) parecen ciertos análisis en los Medios de
comunicación frente a la violencia y la guerra. ¿La humanidad? “Te la debo”,
como dijo el innecesario.
Resulta que
parece que ya no hay guerra en Ucrania, porque ahora todo es Gaza. Y nunca hubo
Nagorno Karabaj, Sudan, Etiopía, Ruanda y demás (¿a quién le importan “esos”
países?).
Entonces,
si la muerte es atroz (¡y lo es!) cuando nos afecta, pero no es mala sino
justificada cuando la provocamos, la derrotada, definitivamente derrotada, es
la humanidad.
Solo el ser
humano es capaz de inhumanidad. ¡Y vaya que lo demuestra! Eso sí, después
parece que la culpa la tiene Dios.
Foto tomada de https://www.laizquierdadiario.cl/Se-cumplen-85-anos-del-estreno-del-filme-Tiempos-Modernos-de-Charles-Chaplin
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