Milei, Bullrich, Israel y “shalom”
Eduardo
de la Serna
Cuando le preguntaron a
Javier Milei sobre su actitud de involucrarse en el conflicto en la región de
Israel y Palestina, él respondió: "nosotros ya estamos en el mapa (del
terrorismo). La diferencia es si somos
cobardes o nos plantamos del lado del bien". La ministra
Patricia Bullrich afirmó que “el llamamiento a la paz no es la posición
argentina”. Esto – me parece – nos debería invitar a un planteamiento sobre la
paz, en hebreo šālōm.
Pocos términos más
polisémicos que la raíz verbal y sustantiva del hebreo: indica bienestar,
salud, culminación, plenitud, paz, amabilidad, fortuna, pago, totalidad,
armonía, y hasta, en una ocasión, un sacrificio. La popularidad del uso se
vislumbra en nombres como, probablemente, Jerusalem y Salomón,
por ejemplo. Para comprender la dificultad de la traducción hay un texto
notable: en el segundo libro de Samuel se narra una escena patética: David, el
rey, ha tenido relaciones sexuales con Betsabé, que estaba casada con un
militar de su ejército que se encontraba en plena batalla. Como ella quedó
embarazada, lo manda llamar para intentar tapar el hecho, cosa que no logra.
Pero para disimular el llamado le pregunta por el estado de la guerra. Difícil
de traducir del hebreo al castellano notemos (2 Sam 11,7):
- Cuando llegó
Urías, David le preguntó por Joab, el ejército y la guerra (Biblia de nuestro pueblo).
- Cuando Urías llegó ante él, David le preguntó por la salud de Joab, por la salud del pueblo y por la marcha de la guerra (Reina Valera).
- Llegó Urías donde él y David le preguntó por Joab, y por el ejército y por la marcha de la guerra. (Biblia de Jerusalén)
- Cuando llegó
Urías, David le preguntó cómo estaba Joab y el ejército y cómo iba la guerra. (Biblia latinoamericana)
- y cuando Urías se presentó ante el rey, David le preguntó cómo estaban Joab y la tropa y cómo iba la guerra. (Libro del pueblo de Dios)
- comment allait Joab, et le peuple, et la guerre. (Traduction Oecumenique de la Bible)
- wie es um Joab, um die Truppen
und um den Krieg stehe. (Die Bibel Herder)
- gli domandò notizie sullo stato di Ioab, del popolo e della guerra. (Bibbia San Paolo)
- como ficava Joabe, e como ficava o povo, e como ia a guerra. (Almeida Revista
e Corrigida)
- David asked how Joab and the people fared, and how the war was going. (New Revised Standard Version)
Incluso la traducción
latina de San Jerónimo (Vulgata) así traduce:
- et venit Urias ad David quaesivitque David quam recte ageret Ioab et populus et quomodo administraretur bellum
En cambio, la Biblia griega traduce:
- Y
llegó Urías y fue a él y David le preguntó por la paz (eirēnē) de Joab,
la paz del pueblo (eirēnē toû laoû) y la paz de la guerra (eirēnē toû
polémou; Septuaginta).
Vayamos, entonces, al texto hebreo:
- Y vino Urías y le preguntó David por el šālōm de Joab, el šālōm del pueblo (‘am) y el šālōm de la guerra.
Valga toda esta distinción para notar la dificultad en
las lenguas modernas para expresar el término šālōm,
habitualmente traducido por “paz” y, en este caso, aplicado a la guerra.
Incluso la Reina Valera, que traduce por “salud”, la aplica a Joab y al pueblo,
pero no a la guerra. Ya señalamos que “paz” no es la única traducción posible
del término.
En el segundo testamento, el griego eirēnē se
utiliza, con frecuencia en un sentido semejante al uso hebreo. Es muy frecuente
como saludo (por ejemplo, del resucitado a sus discípulos atemorizados), o en
los saludos iniciales de las cartas (en las cartas paulinas, acompañado de “gracia”,
que es más culturalmente griego).
Es interesante que Pablo
con alguna frecuencia utiliza la fórmula “el Dios de la paz” [1
Tes 5,23; Fil 4,9; 2 Cor 13,11; Rom 15,33; 16,20; cf. Heb 13,20 (algunas
traducciones también lo aplican en Rom 15,13, pero no dice ho dè theòs tēs
eirēnēs sino tēs elpídos, Dios de la esperanza)].
Así lo explica R. Jewett:
En contraste con lo dicho en el Testamento de Dan en el
que el conflicto se ha de resolver siguiendo la ley más cuidadosamente, Pablo
entiende la paz como una actividad de Dios a través del Evangelio, que transforma
los antagonistas y hace posible la cooperación [Romans, Hermeneia 2007, 939]]
En esa misma linea, para no malentender a Pablo, se ha de recordar que el
Evangelio no es la “buena noticia” de los éxitos del imperio romano (militares
o de gobierno) sino – contraculturalmente – de algo que Dios ha obrado en la
historia (por su hijo – que no es el César – Jesús); la frase “el evangelio de
Dios” (que también puede traducirse como “el evangelio que es Dios”) se
encuentra en 1 Tes 2,8.9; 2 Cor 11,7; Rom 1,1; 15,16...
Ahora bien. Ya hemos reflexionado sobre el sentido variable en los tiempos
del término “guerra” [https://blogeduopp1.blogspot.com/2024/03/una-extrana-guerra.html]
y sin duda algo semejante deberíamos decir sobre la “paz”. Entender la paz como
ausencia de guerra o conflicto es, ciertamente, muy limitado y pobre aunque se
trate de algo inicialmente deseable. A modo meramente de ejemplo, en la
encíclica de Francisco sobre la fraternidad y sororidad universal, Fratelli
Tutti (2020), el término paz se encuentra cerca de 100 veces:
- nuestro mundo avanza en una dicotomía
sin sentido con la pretensión de «garantizar la estabilidad y la paz en base a
una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza
(# 26)
- Es posible anhelar un planeta que
asegure tierra, techo y trabajo para todos. Este es el verdadero camino de la
paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y
desconfianza ante amenazas externas. Porque la paz real y duradera sólo es
posible «desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un
futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la
familia humana» (# 127)
- Lo que vale es generar procesos
de encuentro, procesos que construyan un pueblo que sabe recoger las
diferencias. ¡Armemos a nuestros hijos con las armas del diálogo! ¡Enseñémosles
la buena batalla del encuentro! (# 217)
- Hay una “arquitectura” de la paz,
donde intervienen las diversas instituciones de la sociedad, cada una desde su
competencia, pero hay también una “artesanía” de la paz que nos involucra a
todos. A partir de diversos procesos de paz que se desarrollaron en distintos
lugares del mundo «hemos aprendido que estos caminos de pacificación, de
primacía de la razón sobre la venganza, de delicada armonía entre la política y
el derecho, no pueden obviar los procesos de la gente. (…) siempre es rico
incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en
muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las
comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva»
(# 231)
- La paz «no sólo es ausencia de guerra
sino el compromiso incansable —especialmente de aquellos que ocupamos un cargo
de más amplia responsabilidad— de reconocer, garantizar y reconstruir
concretamente la dignidad tantas veces olvidada o ignorada de hermanos
nuestros, para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de
su nación» (# 233)
Ciertamente eso no implica ignorar los conflictos frente a los cuales “el
cristiano no pocas veces debe pronunciarse con coherencia y decisión” (Juan
Pablo II)
- La clave está en no hacerlo para
alimentar una ira que enferma el alma personal y el alma de nuestro pueblo, o
por una necesidad enfermiza de destruir al otro que desata una carrera de
venganza. Nadie alcanza la paz interior ni se reconcilia con la vida de esa
manera. La verdad es que «ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia,
menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las
diferencias es la venganza y el odio. No podemos ponernos de acuerdo y unirnos
para vengarnos, para hacerle al que fue violento lo mismo que él nos hizo, para
planificar ocasiones de desquite bajo formatos aparentemente legales». Así no
se gana nada y a la larga se pierde todo. (# 242)
«Resulta un absurdo
sostener que la guerra es un medio apto para resarcir el derecho violado» (Juan
XXIII).
- La guerra es un fracaso de la
política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a
las fuerzas del mal (…) Prestemos atención a la verdad de esas víctimas de la
violencia, miremos la realidad desde sus ojos y escuchemos sus relatos con el
corazón abierto. Así podremos reconocer el abismo del mal en el corazón de la
guerra y no nos perturbará que nos traten de ingenuos por elegir la paz (#
261).
- A veces la violencia fundamentalista, en algunos grupos de cualquier religión, es desatada por la imprudencia de sus líderes. (# 284)
Mirando los textos del gobierno citados más arriba (y los conflictos que se
despliegan por todo el mapa, los que tienen prensa y – sobre todo – los invisibilizados,
porque, por ejemplo, ¿a quién le importan los más de 5.000.000 de “negros”
muertos en la república del Congo por la “maldición” de tener coltán? Mirando
esto, y la hegemonía que nos “obliga a pensar” que se trata de “terrorismo”
cuando es algo contrario a lo que piensa y cuyos intereses defiende “el poder”
mientras que si es “nuestro” se trata de “posicionarnos del lado del bien”,
algo debería ponernos en estado de alerta.
Que me perdonen la ministra y el presidente... creo que son absolutamente
incapaces de entender el valor de la paz y de reconocer “el lado del bien”. El
mismo para el que “los argentinos de bien” son sus amigos, y no lo son (¿porque
son casta?) los pobres, los migrantes, los trabajadores, los desocupados, los
ancianos, los enfermos, los estudiantes... No creo que tenga ninguna capacidad
de entender qué es “el bien”. Si no entiende el valor urgente de la paz,
evidentemente su incapacidad ¡es absoluta!
Imagen tomada de https://twitter.com/MafaldaQuotes/status/489930072325775360
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