Estuve preso y me visitaste
Eduardo de la Serna
Es conocido
el texto del Evangelio de Mateo (25,31-46). Como una suerte de “test” de la
fidelidad a su proyecto, Jesús presenta una serie de actitudes que manifiestan
la coherencia con la propuesta de Jesús: alimentar al hambriento, saciar al
sediento, vestir al desnudo, acoger al migrante... y ¡visitar a los presos!
Señalemos
algunos elementos importantes:
- El texto es exclusivo de Mateo; nada
de ello se encuentra en los restantes Evangelios.
- Es propio de la teología de Mateo
señalar que Jesús resucitado “permanece” en medio de la comunidad.[1]
- No existe, en el mundo antiguo un
“sistema carcelario”, ni tampoco preocupación por los derechos humanos.[2]
- El rey puede enviar a alguien a la tortura (basanistês, Mt 18,34), descuartizarlo (dijotoméô, Mt 24,51), atado de pies y manos arrojarlo a las tinieblas de fuera donde hay llanto y rechinar de dientes (Mt 22,13; 24,51; 25,30) …
- En las personas detenidas, es
habitual que se permita que sean visitadas para proveerlas de alimento, bebida
y vestido (Pablo, por ejemplo, es visitado, en su prisión en Éfeso, por
Timoteo, Onésimo, Epafrodito, etc…; Juan, el bautista por sus discípulos),
aunque en ocasiones esto no se permite ya que la detención es “circunstancial”
a la espera de una sentencia definitiva, y en otras oportunidades, es una
“condena a muerte encubierta”. La prisión del Bautista es en Maqueronte (según Josefo),
que queda en Transjordania, Perea. Antipas “manda lejos” el problema.[3]
- Es interesante que el término hebreo bûr, cisterna, pozo de agua (Ex 21,33), también es utilizado para decir “cárcel” (cf. Gen 41,14; Ex 12,29); metafóricamente puede significar tumba (Sal 28,1), el Seol (Is 14,15). Jeremías es puesto en un pozo donde probablemente “muera de hambre” (Jer 38,9). Suele ser lugar de cautiverio (Zac 9,11). En ocasiones, ese mismo “pozo” sirve para arrojar cadáveres (Gen 37,20; Jer 41,7)
- “Considerando las circunstancias, la prisión puede ser considerada una buena manera de disponer de los oponentes. Sin incurrir en derramamiento de sangre, se puede hacer que el adversario simplemente “desaparezca” (cf. Gen 37,22-24; Jer 38,6-9)”.[4]
El relato se
ubica en un marco claramente apocalíptico (hijo de hombre, juicio, separar…;
cf. 1 En 62,1-14; 90,20-29) en el que se presenta un claro paralelismo
antitético entre los que han obrado bien y los que no lo han hecho y su
correspondiente sentencia.
Mientras
diferentes aspectos se señalan como valorables en el Antiguo Testamento y la
literatura judía, como alimentar al hambriento, saciar al sediento, acoger al
migrante, la referencia a los presos no se muestra en los textos como
característica de las buenas obras que se han de esperar.
“En las
series judías es muy frecuente la combinación de hambrientos y desnudos; rara
vez figura la visita a presos. ¿Hay aquí un rasgo situacional importante para el
cristianismo primitivo?”.[5]
Lo dicen diferente Davies-Allison: “La visita a los prisioneros no forma parte de la lista judía
de buenas obras; Podemos preguntarnos si la experiencia de los primeros
cristianos o la memoria de Juan, el Bautista no ha influido en nuestro texto”.[6]
Para ilustrarlo, presentan el siguiente cuadro:[7]
|
hambre |
sed |
migrantes |
desnudos |
enfermos |
prisioneros |
Jb 22,7 |
3 |
2 |
|
1 |
|
|
Is 58,7 |
1 |
|
|
3 |
|
|
Ez 18,7.16 |
1 |
|
2 |
2 |
|
|
T.Jos 1,5-7 |
1 |
|
|
|
|
3 |
T.Jacob 2,23 |
|
1 |
2 |
4 |
2 |
|
T.Jacob 7,24-25 |
2 |
|
|
1 |
3 |
|
2Hen 9,1; 10,5; 42,8; 63,1 |
1 |
|
|
2 |
|
|
Just. 1Apol 67 |
|
|
|
|
|
2 |
Mek. Ex 14,19 |
2 |
3 |
|
1 |
1 |
|
b. Sota 14.a |
|
|
|
1 |
2 |
|
Tg. Ps.Jon Dt 34,6 |
3 |
|
|
1 |
2 |
|
Eccles Rab 11,1 |
2 |
3 |
|
1 |
|
|
Para ser precisos,
el Test. José 1,5-7 hace referencia al cautiverio de José (y su venta como
esclavo), pero el acento no está puesto en la visita que alguien le realiza
sino en que “el Señor me liberó / alimentó / consoló / visitó / se apiadó /
desató / defendió / salvó / exaltó”. El otro texto señalado en el cuadro es
ciertamente cristiano (Justino, segunda mitad del s. II).
“Visitar a quien está en prisión
es proveer de comida, bebida y ropa. Véase 5,42; 6,1-4 para este tipo de
acciones, las cuales son contrarias a las prácticas culturales dominantes en
cuanto que no buscan reciprocidad, sino atender a las necesidades del prójimo
sin pensar en el honor o crédito social que pueda derivar de ello”.[8]
Así lo narra
Flavio Josefo:
Entonces su amigo Silas vino a verlo, y dos de sus libertos, Marsias y Esteco, le trajeron la comida que a él le gustaba y, de hecho, lo cuidaron mucho; también le trajeron ropa, con el pretexto de venderla, y, cuando llegó la noche, se la pusieron debajo; y los soldados los ayudaron, como Macro les había ordenado que hicieran de antemano. (Ant 18,204)
Señalemos,
entonces: el texto de Mateo, que presenta una serie de obras buenas
características del judaísmo, añade a esta lista – probablemente por las
circunstancias de persecución que vive su comunidad (Mt 5,10-12; 10,16-25; 13,21; 23,34) –
la visita a los presos. El acento está puesto, evidentemente, en la presencia
de Cristo en los insignificantes (elajístô,
Mt 2,6; 5,19): “a mí me
(o no me) lo hicieron”. Los presos – en este caso, a causa de la predicación
del Evangelio – deben ser visitados por sus hermanos para no morir de
inanición. Ciertamente no se está pensando en los actuales sistemas carcelarios;
mucho menos en su liberación u otras medidas.
En el contraste entre bendición
(25,34) y maldición (25,41), de todos modos, la raíz del texto es más semejante
a Dt 30,15-20, que incluye también el tema de la “herencia” (cf. Mt 25,34) y el
tema de la “vida” (cf. Mt 25,46), puesto que, en nuestro pasaje, el juicio no
está determinado por la obediencia a la ley mosaica sino a la realización de
hechos generados por el mandamiento del amor (cf. 5,38-48).[9]
Hacer una
lectura “lineal” de un texto con sus connotaciones teológicas, históricas,
culturales y traspasarlo sin ninguna hermenéutica a otro tiempo es, ¡una vez
más!, fundamentalismo. Y, en muchas ocasiones, una excusa; es hacerle decir a
un texto lo que no dice para poder – buscando un “dicho” de Jesús, que sería
“autoridad” – sostener lo que ideológicamente se pretende sostener. Sería más
“honrado con lo real” que los que repiten un texto bíblico digan, cruelmente,
que están de acuerdo con lo que los detenidos hicieron. Pero simularlo detrás
del Evangelio, parece que tendría “buena prensa”. Al menos que quede aquí claro
que el texto dice exactamente otra cosa.
[1] X. Léon-Dufour, “Présence du Seigneur ressuscité (Mt
28,16-20)”, en À cause de l’Évangile. Études sur les Synoptiques et les Actes (mélanges
offertes à P. Jacques Dupont osb à l’occasion de son 70 anniversaire) [Lectio
Divina 123], Paris: Cerf 1985, 195-209: ”Al titular estas páginas «Presencia
del Señor resucitado», veo en el texto de Mateo la manifestación de un nuevo
estado de cosas, definitivas, que implican sobre todo un deber misionero (…)
Pero esta presencia requiere la observancia de las prescripciones propuestas
por Jesús, e, inversamente, esta observancia no es posible sino por la
presencia”, 208.
[2] K. van der Toorn, “Prison”, en Anchor Bible Dictionary,
New York: Doubleday 1992, V, 468-469: “En el antiguo Israel, la prisión no
estaba reconocida como un castigo formal (…) La idea moderna de una prisión
como penitenciaría … era ajena a las concepciones del Antiguo Cercano Oriente”,
468.
[3] J. Marcus, John the Baptist in
History and Theology, University of South Carolina 2018, 132; R. Martínez
Rivera, El amigo del novio. Juan el Bautista: historia y teología, Verbo Divino 2019, 369-370.
[4] K. van den Toorn, “Prison”, 469 (el resaltado
es mío).
[5] U. Luz, El Evangelio según san Mateo. Mt 18-25 [Vol.
III] (BEB 111), Salamanca: Sígueme 2003, 685.
[6] W. D. Davies
– D. C. Allison jr, Matthew (Vol. III; XIX-XXVIII) [ICC 3], Edinburgh: T&T
Clark, 1997, 428.
[7] Ibid., 426.
[8] W. Carter, Mateo y los márgenes. Una lectura
sociopolítica y religiosa, Verbo Divino 2007, 701.
[9] W. T. Wilson, The
Gospel of Matthew (vol. 2 – Mt 14-28) [ECC], Michigan: W. B. Eerdmans 2022, 323.
foto tomada de https://radiomaria.org.ar/programacion/hacer-concreto-el-rostro-de-jesus-en-el-rostro-de-los-hermanos-presos/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.