domingo, 4 de agosto de 2024

La memoria es camino

La memoria es camino

Eduardo de la Serna



Afirmar que Angelelli había sido asesinado, como osaron decir Novak, Hesayne y De Nevares, significaba, en la práctica sostener que el episcopado (casi) en pleno había sido cómplice. Así repitieron los obispos, especialmente a don Jaime según consta en documentos episcopales.

Decenas de epíscopos se negaban sistemáticamente a hablar de “martirio”; era mucho más cómodo hablar de “accidente”; es que “Angelelli manejaba mal” (y rápido, acotan los más avezados). El mismo De Nevares manifiesta – en los textos – arrepentimiento por no haberlo acompañado en vida en sus participaciones en el episcopado. Hemos de reconocer, al menos, que – arrepentido quizás – sí supo acompañarlo en muerte.

Con esa enorme capacidad domesticadora que tiene la Santa Madre, pasado el tiempo que la “sana prudencia” recomienda, se empezó a reconocer el martirio del Pelado, y entonces, tanto él como sus compañeros de sangre, fueron beatificados. Ahora es “oficial” y se puede – y quizás se debe – hablar de Angelelli mártir, aunque nunca faltarán los que digan “cuando se murió Angelelli”... Pero no es menos cierto que, aunque domesticado, donde podemos verlo en los altares, también seguimos viéndolo en los ranchos, celebrando bajo un árbol o abrazando y escuchando atentamente a una viejita o sirviendo la mesa… Domesticado estará en la “domus”, casa, pero fácilmente saldrá a las calles y desde afuera seguirá molestando.

En tiempos negacionistas, de cálidas visitas a los genocidas y de olvido, hacer memoria de “nuestros” mártires es traer al presente la vida y la muerte, asesinos y asesinados, silencios y silenciados. Hacer memoria no es tener una estampita, sino tener un camino por delante y por andar, un camino que fue obturado y torturado, pero que muchos siguieron y dejaron huellas. Mirar a Angelelli no es sólo mirar una propuesta de santidad, sino también mirar a Menéndez, Estrella, Battaglia, y también a Astiz y también a Primatesta, Aramburu, Laghi… Claro que también a Hesayne, Novak y de Nevares, y tantos, creyentes o no, que señalaron rumbos.

Vaya en este día, aniversario de su asesinato en Punta de los Llanos, entonces, la expresión de la memoria. Memoria siempre viva de los caminos que jamás deberíamos andar, y los caminos arduos, complejos pero esperanzadores y dadores de vida. Wence, Carlos, Gabriel, Enrique, ¡rueguen por nosotros!


Foto tomada de https://elhistoriador.com.ar/ultima-homilia-del-obispo-de-la-rioja-enrique-angelelli/

1 comentario:

  1. Ciertamente,más que nunca RUEGUEN POR NOSOTROS!!!
    adriana de pergamino

    ResponderBorrar

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.