Déjà vu (esto ya lo vi…. Y lo viví)
Eduardo de la
Serna
Muchas veces
estamos tentados de decir que la historia se repite, que algo es cíclico o
cosas por el estilo. Y, en ocasiones, estás son tan, ¡pero tan!, semejantes que
viajamos a Francia con un déjà vu.
En el barrio
donde yo estoy, todavía hay mucha gente que recuerda las consecuencias del
demencial intento de copamiento – por el ERP – del cuartel militar en Monte
Chingolo. Como – por lo que parece – el intento estaba “cantado”, los estaban
esperando y comenzó una masacre; y en esta masacre muchos corrieron, y – por el
barrio – recuerdan muertos, tiroteos, heridos, helicópteros o camiones de
ejército. Lo cierto, y es lo que me interesa en este caso, este hecho demolió
la estructura militar del ERP, como el fallido copamiento en Formosa había debilitado
terriblemente a los Montoneros. Si antes, un intento de enfrentar la violencia
o la lucha armada con diálogo y Constitución era difícil (pero posible), ahora
era “pan comido”. Pero, como – y especialmente desde Rodolfo Walsh – lo sabemos,
la guerrilla no era el tema sino la excusa para el golpe militar. La excusa
para implantar un modelo económico que, sin violencia, represión y muerte, no
sería posible. Es por eso que, con toda lógica, hablamos de dictadura
cívico-militar (la que, además, contó con la bendición eclesiástica, insistimos).
Y, aquí el tema, ese modelo económico – Martínez de Hoz mediante – resulta que
vuelve, y vuelve… (ahora votado, debemos reconocerlo, gracias a un fenomenal
aparato publicitario… sólo una persona ignorante de toda ignorancia puede
desconocer el poder fenomenal de la publicidad política… ya los asirios lo
usufructuaron). Esto ya lo viví (mos).
Y resulta
que, en aquel golpe, de destituyó un gobierno constitucional, el ejército (el
mismo que aplaude Victoria Villarruel) destituyó a una lamentable presidenta. Y
es bueno recordar, que, de tan lamentable, no solamente “se tomó unas
prolongadas vacaciones”, sino que se adelantaron las elecciones y se aclaró que
ella no sería candidata, pero el Golpe – insistimos, la excusa del Golpe – ya estaba
preparado y en gestación. Estela Martínez, viuda de Perón, “Isabelita”, demostró
su total incapacidad para el cargo, pero era la presidenta en ejercicio. La
sensación era que era un títere de su ministro de Bienestar Social (hoy “Capital
[sic] humano”; José López Rega, “el brujo”). Era patético ver a ella
pronunciando un discurso y al Brujo detrás moviendo los labios diciendo exactamente
lo mismo (es decir, diciéndonos a todos, “yo manejo la cosa”). Este brujo fue
el creador de la terrible Triple A (Alianza Anticomunista Argentina… porque los
“zurdos de m…” eran detestables y debían ser eliminados todos; basta recordar
la cantidad de cantantes, actores y dirigentes que se exiliaron… ¡hasta
Brandoni!), la misma que debutaba asesinando a Carlos Mugica. Todas las huestes
que conformaron este grupo paramilitar se incorporaron alegre y pacífica – pero
dudo que gratuitamente – a los comandos clandestinos de los Grupos de
Operaciones… No está de más recordar que quienes lograron la destitución – y fuga
– del Brujo no fueron las organizaciones armadas, sino el Movimiento Obrero
Organizado (que entonces era “movimiento obrero”).
Pero la “Noche
oscura” de la dictadura no fue eterna (¡nunca lo son!, aunque sean duraderas),
y hubo elecciones. En esas elecciones había dos candidatos con claras
posibilidades de ser elegidos por el voto popular (aunque las Fuerzas Armadas,
en retirada, y la “Santa Madre” con el latiguillo de “reconciliación” siguieran
siendo un obstáculo en el camino de quienes resultaran elegidos. Es sabido que
el triunfador fue Raúl Ricardo Alfonsín, a quién desde el facilismo de los Medios
de Comunicación Social titulan “el padre de la democracia”, mostrando una
enorme incapacidad de análisis y de acceso a la verdad). Lo cierto es que en
los días finales de la campaña electoral hubo sendos actos en el obelisco (26
de octubre, Alfonsín y 28 de octubre 1983 Ítalo Luder). En este último acto
hizo su lamentable irrupción el que era candidato peronista a gobernador de la
Provincia de Buenos Aires, Herminio Iglesias, que en un momento extático y
delirante quemó un cajón de cartón con las siglas UCR. No son pocos los que
afirman que en ese solo gesto se incineraron las posibilidades electorales del
peronismo. La sociedad – saliendo de la dictadura y la deplorable desde de
Malvinas, en la que Margaret Thatcher y su ejército demostró que no era lo
mismo asesinar gente desarmada por las calles de la Argentina, torturarla,
violarla, y desde aviones en ocasiones, tirarlas al mar… Los británicos tenían
aviones, barcos, submarinos y un ejército que dio batalla (mientras tantos
militares, muchos que ahora pareciera que son “héroes de Malvinas” dieron
vergüenza, como es el caso emblemático de Alfredo Astiz, al que muchos no
necesitamos googlear para reconocer.
En suma… hoy
veo que vuelven los dizque héroes de Malvinas, vuelve Isabelita, vuelven los “zurdos
de m…”, vuelve el cajón, vuelve el modelo económico, volvemos a ser “los mejores
alumnos de los EEUU” y demás cosas, y “me da cosita”. Esto ya lo viví… Y, lo
que más cosita me da es que sé cómo termina todo esto. Siempre estamos a tiempo
de cambiar de rumbo antes de la muerte.
Estimado Eduardo,
ResponderBorrarLo leo y respeto mucho. Creo que son más que periodistas ignorantes los que analizan que fue o padre y partero de la democracia o como quiera llamarlo. Pero en vez de descalificar debata la idea. ¿O todos los que no piensan como usted son ignorantes?