Judas, el entregador
Eduardo
de la Serna
Sin duda
que al hablar de Judas nos encontramos con uno de los personajes más conocidos
y detestados de toda la Biblia. Aunque hay algunas cosas que es interesante
profundizar y es el objetivo de estas líneas.
Como ocurre con la inmensa mayoría de los seguidores de Jesús del grupo de “los Doce” no nos
consta el momento en que fueron llamados ni a qué se dedicaban antes. Sabemos de
algunos que eran pescadores, otro (u otros) eran recaudadores de peajes (=
publicanos) pero de la mayor parte de ellos no se narra ni su llamado ni su oficio
anterior. Su nombre, “Judas”, proviene del hijo de Jacob, “Judá” como era
frecuente en ciertos ambientes anti romanos (así también Jacob, José, Simón, como era el caso de
los parientes de Jesús). Algunos textos lo llaman “Iscariote” (o “hijo de Simón
Iscariote”, Jn 6,71; 13,26), aunque el origen del término no sea claro (Keriot
es una región del sur de Judea, pero otros entienden que indica “sicario”, o
también se han hecho otras propuestas, ninguna segura).
Lo
cierto, y eso es lo importante, es que se trata de uno que estaba en el grupo
de los más cercanos a Jesús (Marcos presenta a los Doce - entre los que menciona a Judas - como los que Jesús
elige, entre otras cosas, “para estar con él”, Mc 3,14). Y lo grave es que
siendo de ese grupo íntimo sea “el que lo entregó” (Mt 10,4), uno "que come conmigo" (Mc 14,18).
Señalemos
que en general, el verbo usado es “entregar”, lo que no es necesariamente algo
negativo. En Mt 4,12 se
sostiene que Juan “fue entregado” que parece indicar simplemente que “fue
capturado”; en Mt 11,27 Jesús dice que “todo me fue entregado por mi Padre”,
pero también se afirma que “el Hijo del hombre será entregado” (Mt 17,22;
20,18.19). En Mt 27,26 Pilato “entrega” a Jesús para que sea crucificado,
mientras que en Mc 15,1 los Sumos Sacerdotes “lo entregan” a Pilato (y “lo
entregan por envidia” 15,10). Pero también el Evangelio “fue entregado” (Lc
1,2), o el diablo “entrega” poder a quien quiere (Lc 4,6). Es decir, como en
castellano, el término no necesariamente indica algo negativo. En este sentido
es interesante notar que, en su Evangelio, san Lucas va a precisar el hecho calificándolo de
“traición” (Lc 6,16).
Tampoco es claro el motivo de la “entrega/traición”,
cada Evangelio lo presenta de un modo diferente según lo que cada uno quiere
destacar. Marcos, que quiere mostrar lo chocante de todo el drama de la Pasión
muestra a Judas entregando a Jesús sin ningún motivo (14,10). Mateo, que
quiere mostrar cómo se van cumpliendo aspectos del Antiguo Testamento lo
presenta ambicioso, y que lo entrega a cambio de dinero (26,15). En Lucas,
que se muestra un choque de proyectos entre el reino de Dios y el reino del
diablo, nos dice que “entró Satanás en Judas” (22,3). De un modo semejante, Juan
– que nos muestra un Jesús que maneja los hilos de los acontecimientos – nos
muestra a Jesús que le entrega un pan mojado y “entra Satanás” (13,27). Sin
duda, para los primeros cristianos, el hecho resultó un escándalo, algo
inexplicable y buscaron diferentes razones para tratar de explicar este absurdo.
Es evidente que, a partir de la entrega, Judas abandona el grupo (se hablará de “los
Once” entonces, ver Mc 16,14; Mt 28,16; Lc 24,9.33; Hch 2,14). Y, por lo que
sabemos, Judas muere relativamente pronto. También acá los evangelios dan
diferentes elementos. En Mateo, que - como dijimos - contantemente muestra que en Jesús
se realizan las expectativas del Antiguo Testamento, se nos señala que “se
ahorcó” (27,5), algo que ocurre solamente una vez en toda la Biblia fuera de
esta escena: Ajitófel, un consejero de David, que lo traiciona, finalmente se
ahorca (2 Sam 17,23) con lo que – para cualquier lector del Antiguo Testamento
– significa que al igual que el gran rey David fue traicionado, Jesús también lo fue, y
– en ambos casos – el traidor muere ahorcado. Cualquier judío entiende que
Mateo está señalando que Jesús es una suerte de “nuevo David”. En Lucas,
en cambio, Judas, traicionando también el Evangelio de Jesús, “compra un campo” (Hch 1,18) con el precio de la traición; y cae de cabeza y se desparraman sus entrañas. Algo semejante ocurre con los
“necios” que no entienden la vida y la muerte prematura del justo (Sab 4,19)
con lo que los lectores entienden claramente, no solo que Judas es un necio,
sino que Jesús es un justo que pone toda su confianza en Dios (ver
Lc 23,47).
Lo
cierto es que a los evangelios no les interesa especialmente hablar de Judas (y, menos aún, de su muerte) sino de Jesús. Jesús, como David, busca que Dios reine y preparar
los caminos para que se haga su voluntad. Jesús como un sabio “sabe” vivir y su
vida es incomprendida por tantos que incluso se burlan de sus caminos. Como un
necio, como un traidor, como uno que no entiende a Jesús y su proyecto, aparece la figura de
Judas. Uno que estaba en el grupo de los cercanos (y por eso escandaliza a los
restantes con su actitud).
Con el
tiempo habrá nuevos escritos (algunos apócrifos, por ejemplo) que darán
diferentes miradas y opiniones cobre este personaje, pero lo cierto es que los compañeros de Jesús
tuvieron que hacer esfuerzos para comprender algo tan chocante: un amigo del Señor,
uno de los íntimos, fue responsable importante de que finalmente él fuera
asesinado. No nos interesa acá si lo hizo de buena voluntad, por error, o por
el motivo que fuera, lo importante es que en la historia humana Jesús se mostró
y muestra del lado del proyecto de Dios para los seres humanos en la historia. Judas quedó “en la otra orilla”.
Imagen tomada de https://www.facebook.com/opusnova/photos/a.323725240998206/1312478142122906/?type=3
Hola Eduardo, gracias por tan enriquecedoras cápsulas bíblicas.
ResponderBorrarSabes que hay un tema que siempre me hizo algo de ruido del Nuevo Testamento, que es algo así como una cierta desconexión entre el Jesucristo de las cartas de Pablo y el Jesús de los evangelios, al menos aparente para mi lectura regular: Pablo habla más de su muerte y resurrección , de morir con el. Jesús habla del Reino, sana, exorcista, en fin, creo que se entiende, LH Rivas explica que el kerygma cambia. Pero ese cambio me parece mucho más grande a mi que un simple desplazamiento de palabras, cambia la religión.
Hay algo que lo explique? Tiene nombre? Si alguna vez podes escribir una reflexión sobre esto te lo agradecería un montón. Gracias y quie Dios te bendiga,
Ramón B.