viernes, 5 de diciembre de 2025

Tres causas para pensar

Tres causas para pensar

Eduardo de la Serna



Hace poco me pidieron que dijera algo en una comunidad marginal que pretendía resistir y entender…


Yo dije que creo que las razones de que estemos como estamos son fundamentalmente tres: espiritualismo, individualismo y pereza.


1.- Espiritualismo (no “espiritualidad”, por cierto) que creo que debe entenderse con una mirada neoplatónica.


A fines del s. II y principios del s. III, el neoplatonismo – al menos en ciertos temas – confrontaba con el gnosticismo (ambos en auge en Alejandría). A modo de ejemplo, mientras los gnósticos (para quienes toda la materia es negativa) negaban el matrimonio, Clemente lo defendía (al menos como una suerte de “mal necesario”) destacando que Pedro estaba casado, y también Pablo y Felipe… El dualismo neoplatónico tuvo presencia importante en la espiritualidad católica hasta fines del s. XIX y, cada tanto, persiste en regresar; el individualismo, sin duda, es propio de ellos. Especialmente en estos tiempos en los que el gnosticismo (new age, por ejemplo, y ciertas corrientes, también dentro de la Iglesia) está vigente, el neoplatonismo también tiene su presencia. Un tema característico en América Latina es la insistencia de que “hay una sola historia”, no dos (la historia profana y la historia sagrada), pero esa “historia sagrada” se resiste a la desaparición, dualismo mediante.


Es interesante que el “Renacimiento” quiso volver a los orígenes (nacimiento), esto es el helenismo, y por eso se caracterizó por el resurgimiento del neoplatonismo como superador de la “edad oscura”, que había (habría) sido el Medioevo… así se dio espacio a la modernidad que,más tarde, entra en crisis con los “maestros de la sospecha”… y que da paso a lo que – todavía hoy, al menos – llamamos “posmodernidad…


2.- Individualismo es una mirada totalmente vigente, y en la que el “intimismo” y el “espiritualismo” no son ajenos. En ciertos grupos eclesiásticos predominan los textos ¡y cantos!, en “primera persona del singular”: “me has mirado a los ojos… mi nombre”, “espíritu se mueve en mí…”, “ven a mi vida” … Ha desaparecido el “nosotros” de la comunidad, de la Iglesia pueblo de Dios. Se exaltan las “adoraciones eucarísticas”, en las que, por cierto, no hay mesa, no hay comida, no hay peregrinación sino “Jesús y yo” … Y esto se expresa también en la política (“¡viva MI libertad…!”), en la economía (meritocracia y emprendedurismo). No deja de ser interesante que los muchos salmos, originalmente en primera persona del singular se incorporan al canon bíblico cuando conforman una suerte de “cancionero de un pueblo” y lo individual se refleja en un “yo = pueblo”. El triunfo del individualismo en la espiritualidad y pastoral eclesiástica no debería descuidarse a la hora de un análisis de situación.


3.- La pereza es un “vicio” capital; no se trata de pecados, sino situaciones vitales que nos dejan “a la puerta”. Es fácil de entender en el caso de la envidia: al ver los logros de otra persona, la envidia puede servir para esforzarnos y superarnos para alcanzar eso mismo, o también para buscar su eliminación. En un caso es una “sana envidia”, en el otro, se dio el paso al pecado, se “traspasó la puerta”. Pero la pereza no tiene una variante constructiva: “me da pereza levantarme” y quedamos en el suelo.  La pereza nos lleva a no leer, no estudiar, no investigar… y conformarnos (perezosamente) en un simple volante (= flyer), un TicToc o cosas menores. Y, entonces, repetimos sin informarnos lo que “está establecido” que digamos, lo que “me” agrada.


Así triunfa lo afectivo por sobre la razón, y, más aún, el arrebato (positivo o negativo, como el gozo o el odio / miedo) que tienen que ver con la pereza y con el individualismo.


No pretendo dar recetas, pero sí creo que es sensato elegir la razón por sobre el algoritmo, la comunidad por sobre el individualismo y una mirada integradora por sobre el espiritualismo (que, por definición, es individualista). No pretendo triunfos ni rating, simplemente compartir entre tantos la sensación militante de caminar las huellas de un Nazareno, que fracasó, fue asesinado y abandonado por sus amigas y amigos (mucho más estos que aquellas, debemos reconocerlo), pero que un día, su papá / mamá Dios le y nos dijo “¡es por acá!”


Imagen tomada de https://itemadrid.net/dualismo-y-psicologia/

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