Crónicas salvadoreñas 2
Eduardo de la Serna
Martes: Salimos en una “combi” (buseta, mini bus) rumbo al sur.
Viajamos bastante por la buena ruta Panamericana dirigiéndonos como hacia
Nicaragua, llegando a San Miguel (donde Romero fue párroco) tuvimos un problema
con la camioneta que calentaba una llanta. Paramos en una estación de servicio.
Al ver que salía humo, Henry hizo un llamado telefónico y nos dijo vamos a una
casa de los frailes (y de paso almorzamos, no estaba previsto). La
hospitalidad, cada vez más sorprendente de los frailes nos casi desconcertó. El
trayecto habrá sido de donde nos detuvimos al Oratorio San José unos 15
minutos. Al llegar ya estaba el mecánico. Al ver que la cosa iba a demorar, nos
invitaron a almorzar, y consiguieron otra combi para seguir viaje. Marcelo
bromeaba diciendo que los franciscanos se parecen al Automóvil Club, que hay
una casa en cada lugar.
Después de almorzar seguimos viaje
al departamento de Morazán. Empezamos por un museo de la Revolución, atendido
por un ex combatiente. Tiene 5 salas, todo muy “casero”, con fotos, fotocopias,
mostrando personas del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional). Armas (todas desarticuladas), y restos de la guerra. Entre ellos
resaltan los restos de un helicóptero que voló la guerrilla (comentaré el hecho
más adelante), fusiles, y centenares de armas la mayor parte caseras, y muchas
otras de diferentes procedencias, incluso un misil tierra aire norteamericano
comprado por 35.000 en el Mercado Negro. De allí pasamos a uno de los lugares
desde donde transmitía la Radio Venceremos, y a los “tatú”, como llaman a los
túneles bajo la tierra por donde se trasladaban para no ser detectados, e
incluso a un puente colgante como los que utilizaban en las zonas de quebradas
o ríos.
De allí nos dirigimos a El
Mozote. Ya aludí, con menos información, a la masacre aquí ocurrida. En el lugar
hay poco para ver, una especie de monumento con unos 600 nombres donde están
enterrados los 400 niños y algunos de los adultos encontrados. Otilia, una
muchacha de unos 30-35 años nos contó la historia. Ella había sido enviada
lejos por su familia antes cuando tenía un año y logró sobrevivir. Volvió a los
12 años, con los acuerdos de Paz, justo cuando las exhumaciones a cargo del
EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense). Pudo ver los cadáveres que
eran analizados cuidadosamente. Contó la historia, especialmente rescatada por
el testimonio de Rufina Amaya, la única sobreviviente de lo que el coronel
Domingo Monterrosa había exigido “tierra arrasada”, nada puede quedar con vida.
El 11 de diciembre de 1981 se juntó a los campesinos del lugar y todos los
aledaños diciendo que había cosas para la gente (comida, servicios médicos, etc…).
Todos los campesinos se juntaron, y se puso a las mujeres en una casa (Otilia
señalaba, la casa de ahí que pertenecía a don Fulano, todos los hombres allá,
la casa de Mengano, y los niños todos en la Iglesia. Y empezó la balacera. Se
empezó matando a los varones, que como no terminaban de morir se llevó hojas
secas de maíz entre quejidos y se les prendió fuego, luego las mujeres que
también fueron matadas. Como eran llevadas, en el último grupo Rufina se tiró
entre matorrales y no se movió, ni respiraba. Escuchaba todo y no se movía. Las
chicas jóvenes de 15 en adelante fueron llevadas a los montes para ser violadas
durante días antes de matarlas. Y a los niños los tiraban a lo alto para
ensartarlos con bayonetas, machetes… Rufina cuenta que escuchaba, y hasta reconoció
la voz de sus hijos, mamá me acuchillan. Ella pensaba, quizás para
autoconvencerse, son niños, estarán asustados, pero no les harán nada… cuando
el EAAF hizo las exhumaciones confirmó que los 400 niños habían sido asesinados
con arma blanca, como Rufina decía (su testimonio está registrado en un libro, “Luciérnagas
del Mozote”=. Terminada la masacre, los asesinos del batallón Atlacatl se dirigieron
a los pueblos y caseríos vecinos para seguir la tarea de arrasar todo. Varios
días después Rufina pudo salir de su estado de shock y dirigirse a quien podría
ponerla a salvo. Debió exiliarse hasta volver con los acuerdos de paz. Como los
cuerpos de tantos quedaron a la intemperie, en esa zona totalmente descampada
quedaron a merced de los animales. Pocos meses atrás se encontró en la zona
otra nueva fosa común con cadáveres. Esto hace que el número exacto de
masacrados no sea preciso y se hable de cerca de 1.700.
En las paredes de la Iglesia está
la lista de los niños según se pudo reconstruir, pero en muchos casos
mencionados como hijo de los Fulano, 3 años, ahijado de don Mengano 3 meses,
etc… Entre los niños había una mujer con el vientre abierto (estaba embarazada,
según determinó el EAAF y tenía una piedra de moler sobre el vientre. Los
cuerpos de los niños tenían aferrados juguetes en sus manos, o las niñas cintas
de pelo en sus cueros cabelludos. El clima es tan, pero tan denso que yo salí
con la sensación que si uno no salé de ese lugar diciendo al menos diez veces “¡qué
hijos de puta!”, ¡está en pecado mortal!
De allí, ya anocheciendo
(oscurece aproximadamente a las 6 de la tarde) nos dirigimos a San Francisco
Gotera (gotera es palabra indígena que significa monte alto de las culebras)
que es la cabecera departamental de Morazán [el Mozote es un caserío del cantón
Guacamayas dentro del departamento de Morazán]. Nuevamente los frailes nos
acogieron y fuimos a comer pizza.
Un elemento interesante, y que
aparece como una suerte de “lugar común” también con cosas de Argentina y otros
lugares, es que el ejército, después de perpetrar esta, y otras masacres, se
ocupó de decir que había sido algo hecho por la guerrilla. Como el gobierno fue
de derecha siempre (luego de los acuerdos de Paz el gobierno fue de Arena hasta
que 2009 (hasta el 2014) el presidente fue Mauricio Funes, por el FMLN, y
actualmente Salvador Sánchez Cerén (alias Leonel González, hasta 1 de junio de
2019), también del FMLN (fue comandante). Por tanto, hasta 2009, todo el
discurso y el relato fueron sistemáticamente de derecha, y cuestionando
tajantemente el testimonio de Rufina o de Otilia, y de varios más (ya
comentamos que en la masacre de la UCA pusieron escrito en las paredes FMLN
para hacer creer que los insurgentes habían sido responsables). Como suele
pasar en otras oportunidades, el relato de Faustina y de Otilia es cuestionado
por quienes todavía eligen creer en la antigua historia oficial. Lentamente el
gobierno está intentando que también haya grupos de guías de turismo que
trasmitan la historia con memoria, verdad y reclamo de justicia.
Una nota sobre la “radio Venceremos”.
Los combatientes contaban como fue de importante la transmisión de la radio.
Muchas veces pelaban árboles altos para poner la antena y luego volvían a poner
la carcasa para disimularla, y transmitir desde un “tatú”, bajo tierra para que
no se escucharan ruidos (entre paréntesis, también ponían equipos de radio en
dos puntas de las alambradas usando el emblema máximo de la “propiedad privada”
(“a desalambrar”) como cable para transmisiones que no podían ser escuchadas ni
detectadas… Los militares cientos de veces transmitían noticias que luego la
radio Venceremos desmentía, y era muy escuchada. Incluso muertos informados a la
población (“hemos acabado con el comandante Fulano”) eran desmentidas:” nos
dirige su palabra el comandante Fulano”… Así, poder capturar el transmisor se
transformó en uno de los principales trofeos de guerra. El coronel Monterrosa
(el del Mozote) estaba desesperadamente detrás del transmisor. Un día los
miembros del batallón encontraron el transmisor y le comunicaron al coronel que
dio la orden que lo dejaran allí. ´l mismo quería tomarlo en sus manos y exhibirlo
como trofeo. Captura el transmisor y cuando el helicóptero levanta vuelo, los
guerrilleros desde los montes cercanos lo accionaron. Era una trampa con un
falso transmisor que llevaba una bomba. Ese helicóptero – sus rastros - es el que se muestra en el museo de la
Revolución, y así ocurrió la muerte del asesino del Mozote .
Miércoles: Al despertar fuimos a buscar la combi (nos vino a buscar
María Auxiliadora, una guía de turismo que es de la primera camada de las
nuevas guías, y que hace suyo los relatos de Faustina y Otilia). Nos dejó en el
Oratorio San José y subidos a la combi nos dirigimos a Ciudad Barrios, el
pueblo donde nació Romero. Allí inclusive pudimos hablar con su prima (15 años
menor), aunque no es mucho lo que recuerda, pero si detalles. De hecho vive en una
esquina (la misma en la que vivió siempre) y en la esquina de enfrente vivía
Óscar. Allí pudimos ver la Iglesia donde fue bautizado (está expuesta su acta
de bautismo), la casa donde funcionaba el telégrafo (el padre era telegrafista
y muchas veces su hijo lo ayudaba llevando telegramas), y la escuela y la
parroquia donde celebró su primera misa al regresar de Roma (Romero se ordena
de cura en Roma, quiere seguir sus estudios haciendo la licencia pero la guerra
lo obliga a dejar Italia. Vuelve en barco y al hacer escala en Cuba lo encierran
en un campo de concentración (dictadura de Batista, pro yanky) sospechando que –
por venir de Italia, miembro del Eje – pudiera ser espía. Recién dos meses
después es liberado porque un cura cubano lo reconoce y después de ser curado
(por el estado en que quedó por el campo de concentración) sigue viaje a El
Salvador.
De allí nos dirigimos a san Juan
Nonualco, que pertenece a Zacatecoluca, departamento de La Paz. En la parroquia
de los franciscanos fue asesinado en el altar el P. Cosme Spessotto. Un cura
conservador, pero que con mucha frecuencia fue al cuartel (al lado) a rescatar
catequistas que habían sido detenidos y corrían riesgo de morir. Tantas veces
rescató jóvenes que el jefe del cuartel le dijo: “padre, yo no respondo por lo
que le pueda ocurrir”. Un día había unos jóvenes de pelo largo en la escalinata
del templo, los saluda y se sienta preparando los textos de la misa en el
templo, cuando esos jóvenes lo ametrallan. Nuevamente responsabilizan a la
guerrilla de este crimen. Pudimos ver los diarios de Italia de esos días que
daban cuenta del crimen, y uno decía que había sido asesinado por un grupo
terrorista “de sinistra”, otro afirmaba que habían sido los “escuadrones de la
muerte”, di destra, y un tercero afirmando que fue asesinado por terroristas
sean de izquierda o de derecha. Lo interesante es que en general la sensación
(por ser un curita conservador) era que había sido asesinado por la izquierda
(en cuyo caso sería el único caso en todo el Salvador). Como los franciscanos
empezaron su causa de beatificación, “curiosamente” la causa de Cosme avanzó
mucho más rápido que la de Romero hasta el punto que muchos pensaban que sería beatificado
antes. La sensación que nos quedó es que en el Vaticano esta causa avanzó
cómodamente porque había sido asesinado “por la izquierda”, mientras que se
frenaban la de los asesinados “por la derecha”. El tema es que la investigación
realizada por la causa de los santos llegó ala conclusión firme de que la
responsabilidad recayó – una vez más – en la derecha. Incluso un joven había
sido esposado, y su futuro estaba sellado porque escuchó decir: “este es un
comunista como el padre Spessotto”. Logró escapar y dar testimonio.
Un elemento que no quiero dejar
pasar es que con cada uno con el que charlamos tiene anécdotas terribles que
contar sobre la guerra y su situación. Hemos escuchado cosas increíbles, de
jóvenes reclutados por la fuerza por el ejército, requisas, allanamientos, etc…
Una nota aparte, el diario hoy titulaba:
16 asesinatos, 14 en San Miguel. Es decir, 14 jóvenes habían sido asesinados en
el lapso que nosotros estuvimos en el lugar. La responsabilidad, sin duda ha de
señalar a las maras. Otra, es un reportaje al Arzobispo de San Salvador, bastante
lamentable.
En el viaje de vuelta nos
comentaban que algunas cosas sobre la ceremonia de la beatificación habían “mejorado”.
El lema: “mártir por amor” que no dice nada, o dice “todo light” fue modificado
a “mártir por amor a los pobres” lo que ciertamente es mucho más dicente y
real. Y además que parece que no serán los Heraldos del Evangelio, sino músicos
salvadoreños los encargados de los cantos en la ceremonia. Hoy hubo reunión de
presbiterio con el Obispo y parece que muchas cosas duras se dijeron (“es
normal que en un caso de martirio haya posiciones contrapuestas” dijo el
arzobispo en el reportaje).
Sin duda que muchísimas cosas más
se podrían señalar, pero sirva como testimonio. Y seguimos.
Foto tomada de http://www.elfaro.net/es/201112/noticias/6900/
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