martes, 31 de julio de 2018

Comentario domingo 18B

Recibir a Jesús en la fe da una vida que alimenta

DOMINGO DECIMOCTAVO - "B"


Eduardo de la Serna




Lectura del libro del Éxodo     16, 2-4. 12-15

Resumen: La comunidad, recién salida de Egipto comienza su larga historia de rebeldía. Ante las murmuraciones, Dios los alimenta con el maná que es calificado de “pan del cielo”.


El contexto del relato es la reciente salida de Egipto y el paso del Mar (cap.14). A continuación el pueblo canta un himno jubiloso (cap.15) pero en seguida se pregunta por la bebida (15,22-27) y la comida (cap.16). Esta escena es la que contiene el texto litúrgico del día. 

La escena completa resulta un poco desordenada: geográficamente no conocemos las localizaciones de los lugares, narrativamente el texto parece repetitivo y hasta con ligeras contradicciones. Como una suerte de “estribillo” se repite “toda la comunidad de los hijos de Israel” (16,1.2.6.9.10; también 17,1; 35,1; 36,1…) destacando que el grupo que acaba de ser liberado por la mano de Dios y la intercesión de Moisés es un colectivo. Ese colectivo será el sujeto de las escenas que siguen. El texto presenta una suerte de acción-reacción a partir de la “murmuración” del pueblo y la respuesta de Dios dando alimento. 

La “murmuración” es el punto de partida (v.2) y se repite en la unidad (vv.7.8). Ya lo había hecho reclamando de beber (15,24) cosa que repetirá en 17,3. Luego se repetirá en Núm (14,2.27.29.36; 16,11; 17,6.20 y Jos 9,18). El término griego (diagogguzô) también es usado por Lucas (15,2; 19,7), su raíz --gogguzô es más frecuente (egogguzô, gogguzô, por ejemplo en Juan 6,41.43.61…). Se trata de una actitud de rebeldía contra los enviados de Dios, Moisés (y Aarón) en este caso. Obviamente es una manera de rebelarse también contra Dios, cosa señalada en v.8 (omitido en el texto): “no van contra nosotros las murmuraciones de ustedes sino contra Yahvé”.

Sin embargo (quizás porque la rebeldía “recién empieza”) Yahvé no reacciona con enojo, sino que por el contrario le procura el alimento pedido a “los hijos de Israel” (synagôgê dice el texto griego). La ironía viene dada por el contraste entre Egipto y el desierto, la nostalgia de Egipto es una clara rebeldía contra el Dios que “los sacó del país de Egipto” (de hecho, esto ocurre “el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto”), el contraste se expresa como “comíamos pan hasta hartarnos” – “hambre” (la “comunidad” – 'edah – pasa a ser “asamblea” – qahal – v.3 [en ambos casos el griego traduce synagôgê]).

Lo que Yahvé dice a continuación es que provocará una “lluvia” de pan. Pero que servirá para constatar si el “pueblo” (‘am) “camina según la ley” (tôra’); cf. v.28. Esta frase parece dirigida a la referencia al sábado (día en el que no se ha de recoger el “pan” sino recoger el doble el día anterior), pero está omitida. En realidad pareciera que un texto de la tradición llamada yahvista fue ampliada por el sacerdotal (de allí la referencia a Aarón, al sábado, a la “tarde”-“mañana” y a la “gloria”). 

En realidad, además, el texto alude también a las codornices, pero estas desaparecen bastante del relato centrado más bien en el “pan”-maná. 

La tradición del maná (que está incorporada a la liturgia por la referencia al “pan” que es Jesús, en el Evangelio) es muy interesante en el AT (Num 11; Sal 105,40; 78,17-31) y va “aumentando” en lo maravilloso a medida que transcurre el tiempo. De ser un “simple” milagro, pasa a ampliarse ya que se agusana si se recoge para el día siguiente pero eso no ocurre cuando se recoge doble el viernes; más adelante, aun, tiene en la boca el gusto que cada uno quiere o desea (Sab 16,21)… Es llamada a su vez “trigo del cielo” (Sal 78,24), “pan del cielo” (Sal 105,40), “pan de los ángeles” (Sal 78,25). 

El texto juega con una etimología popular para ponerle nombre haciéndolo derivar de “¿qué es esto?” (man hu’).

Los estudiosos suelen darle una probable explicación natural tanto a la presencia de las codornices como al maná pero no es el caso en este espacio.


Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Éfeso     4, 17. 20-24

Resumen: el autor contrasta dos modos de vida – viejo y nuevo – que se contrastan en el pasado pagano y el presente “en Cristo” de los destinatarios.


Dirigiéndose a los destinatarios “Pablo” les dice y atestigua “en el Señor” el modo de vida que han de llevar,  -para ser precisos – el que “ya no han de llevar”. “Ya no caminen” (peripatein, caminar, vivir, comportarse), como viven (= caminan) los gentiles (ethnê) cuya característica (en un término preferido por el Qohelet, x39 de las x57; x14 en Salmos) cf. 2 Pe 2,18. Esta vacuidad propia de los paganos es de mente (nous). A continuación (omitido por el texto litúrgico se describen en vv.18 y 19 esta mente hueca con la que andan los “ethnê”.

La diferencia con aquel modo de vida pasado radica en Cristo. El autor comienza dando una justificación teológica al modo de caminar; después (v.25) dirá – en contraste (“pero”) con el modo de andar de los paganos, como es el nuevo camino. 

Los verbos se encadenan: aprender – escuchar – ser instruidos. Aprender (el verbo manthánô – tiene relación con mathêtês, discípulo) en el NT no es algo que se dice en función a una enseñanza (como la ley) sino a una persona, Cristo. Conocer a Cristo es superador de la vida vacía que llevan los paganos. Pero este aprendizaje viene mediado por la escucha y ser instruidos. La escucha es el primer paso de la fe (Rom 10,17) el ser instruidos es el segundo paso, la catequesis que incluye consecuencias para la vida (1 Cor 4,17; Col 3,16). Más que el “maestro”, Cristo es “el tema”, por eso debe “habitar en los corazones” (3,17). Han sido enseñados conforme a la verdad de (= “que es”) Jesús (v.21).

La frase “si es que han oído hablar de él” (v.21) no parece coherente en boca de Pablo dirigida a los Efesios, comunidad fundada por el apóstol y donde estuvo bastante tiempo. Pero puede ser una construcción retórica (cf. Flm 5). De todos modos se ha señalado que “Efesios” no está dirigido a esta comunidad (la carta no tiene destinatarios originalmente) y – además – que el autor parece ser un discípulo de Pablo de la segunda generación cristiana. 

El texto es semejante a Colosenses, como se ve:

Col 3,8-10
Ef 4,22-24
8 Mas ahora, desechen también ustedes todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y palabras groseras, lejos de su boca.  9 No se mientan unos a otros. Despójense del hombre viejo con sus obras,  10 y revístanse del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador…
22…a despojarse, en cuanto a su vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias,  23 a renovar el espíritu de su mente,  24 y a revestirse del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad.  

El modo de vida pasado es presentado como del “hombre viejo” que se va desarmando, corrompiendo siguiendo los deseos que seducen (vanamente). Por eso esto “viejo” debe “renovarse” precisamente en la mente (nous) [recordar que lo pasado, viejo era la vacuidad de la mente, ahora la misma mente ha de renovarse (despojarse, cf. Rom 13,12; Col 3,8), revestirse; metánoia – conversión – es “cambio de mente/mentalidad”]. Ese hombre viejo se contrapone al hombre nuevo del que han de revestirse. “Revestirse” es propio de Pablo (Rom 13,12.14; 1 Cor 15,53.54; 2 Cor 5,3; Gal 3,27; 1 Tes 5,8; cf. Ef 6,11.14) alude a un modo de vida que ha de ser coherente con lo recibido. Ese hombre nuevo no depende del obrar humano, es “creado según Dios”. Es una apropiación del don de Dios, cf. “en efecto, todos los bautizados en Cristo se han revestido de Cristo” (Gal 3:27). Esto conduce a la “justicia” (= vivir conforme a la voluntad de Dios) que es “santidad” de verdad, esa que está y es Cristo.

Evangelio según san Juan     6, 24-35

Resumen: Jesús empieza el discurso del pan invitando a ver en la multiplicación un signo que revela que Jesús es el verdadero pan y que recibirlo en la fe es alimento que da vida eterna.


Continuando el texto de la semana pasada (multiplicación de los panes), Jesús, que al principio se había ido a la otra orilla del lago (6,1); dado que Jesús ha huido porque quieren hacerlo rey (v.15) los discípulos se dirigen al otro lado, a Cafarnaúm. Con nuevas barcas que han llegado (v.23) al ver que Jesús no está se dirigen allí (vv.24.25). Como es frecuente en Juan, Jesús no responde la pregunta que le han hecho (¿cuándo llegó?) y empieza a desplegar un discurso de revelación. El diálogo, ahora gira en torno al/los signo/s (y la/s obra/s que son puestas en paralelo). 

Ya sabíamos que los asistentes al hecho de la multiplicación de los panes lo habían calificado de signo (v.14). El término signo había sido utilizado de un modo relativo en 4,48 (“si no ven signos y prodigios no creen”), Pero ahora Jesús da un paso más y presenta la multiplicación como un “signo” (sêmeia) que los presentes no han sabido ver. Sólo se han quedado en la “cáscara” de la “semilla”; han visto que Jesús los alimentó, pero no supieron ver lo que ese hecho les decía sobre Cristo mismo. “Buscan” a Jesús (vv.24.26) sin pretender “otro alimento”. Aquí comienza Jesús el discurso de revelación: me buscan por un alimento búsquenme por “otro” alimento. Jesús los invita a “obrar” (como se insinuó y se verá más adelante, la “obra” dice relación al accionar de Dios, por tanto está en contraste con “buscar”. Buscan equivocadamente, Jesús los invita a una obra diferente, buscan un alimento, Jesús los invita a un alimento diferente. La característica de este alimento es que lo “dará” el Hijo del hombre. Será un “don” como “el Espíritu” (3,34), como el “agua viva” (4,10), la “vida eterna” (10,28), el “mandamiento nuevo” (13,34), “el otro paráclito” (14,16), “la paz” (14,27)…En general se trata de dones escatológicos que ya se reciben al aceptar a Cristo. La unión de Jesús con el Padre, que le permite “obrar”, “dar” las cosas de Dios se manifiesta en la marca indeleble (como una suerte de tatuaje) que revela a Jesús en esa plena e íntima unión con Dios.

A la invitación de Jesús de “obrar” se debe la pregunta de “qué deben obrar”. Los oyentes dan un paso más hacia el Jesús que se auto-revela. Pero – sigue diciendo – lo que deben obrar es “creer” en el enviado. El enviado es precisamente el que tiene esa plena unidad con el “enviador”, creer al enviado es creer que lo que hace y dice tiene su origen en Dios mismo. Pero la incomprensión se sigue manifestando y le preguntan por un “signo” para “creer” (cuando Jesús les acaba de decir que no supieron ver como signo lo de los panes). 

La pregunta pone en paralelo signos y obraqué signo haces / qué obra realizas. El signo por excelencia es el maná, con el que el Pueblo supo ver cómo Dios lo alimentaba, por tanto si Jesús dice qué obra plenamente unido a Dios debería hacer alguno significativo semejante a aquel. El texto (con un característico “en verdad, en verdad” tan propio de Juan en los momentos importantes) quita a Moisés de la escena (no fue Moisés) sino “mi Padre” en que “dio” (= don) el “verdadero pan del cielo”. La relación entre el Padre y Jesús – de la que ya nos ha hablado – prepara el siguiente paso.

El pan verdadero “baja del cielo”, como el Espíritu (1,32) y el “hijo del hombre” (3,13). El pan que baja del cielo es el mismo Jesús [notar que todavía no se trata de la Eucaristía, eso será más adelante]. Lo que este pan-Jesús da (v.33) es “vida” (zôê; cf. 27) que es siempre vida divina [en Juan hay una “vida” física – psyjê – y una “vida” divina – zôê – es importante notar que de esta última vida se trata y es la que Dios da a los que “creen”]. 

En un característico malentendido, los oyentes – como lo había sido la mujer samaritana en 4,15 – pide ese don (se supone para no necesitar ya alimentarse) “siempre”. Fue el último paso necesario para la palabra de auto-revelación de Jesús: “yo soy el pan”. Es habitual en los discursos de auto-revelación los “yo soy” con un predicado. 

En este caso, en un nuevo paralelo destaca venir y creer: “el que venga a mi” / “el que crea en mí” y “hambre” / “sed”. Los que “fueron” a Jesús ahora están invitados a un “ir” distinto, un ir que se identifica con “creer”. 

El signo fue evidente, el alimento era “signo” de otro alimento, el “pan” de otro pan, la saciedad de otra saciedad… Recibir a Jesús creyendo en él es encontrar el alimento que sacia. Los que se alimentaron y buscaron “un pan”, están llamados a “ver más allá”, ver que Jesús – que baja del cielo – es el verdadero pan (y que no lo es ni el pan que acaba de multiplicar, ni tampoco el maná), sino un pan dador de vida eterna. Por eso es pan “de verdad” (v.32) como es “de verdad” la luz (1,9), la “vid verdadera” (15,1) y es verdadero “Dios mismo” (17,3). 


lunes, 30 de julio de 2018

Una "anti-palabra de Dios"


Una “anti-palabra de Dios”


Eduardo de la Serna



En un diario suele haber diferentes artículos, además de diferentes secciones. Hay noticias, que simplemente comunican un acontecimiento (real o ficticio, debemos decirlo), hay análisis, en estos casos habitualmente firmados por periodistas (o pseudo) del mismo diario o – a veces – invitados según el tema (es habitual, en los buenos diarios o los que fungen de tales, invitar a diferentes opinadorxs para mostrar una amplitud de la que cada vez menos gozan), y finalmente “la editorial”, la doctrina del diario que, la escriba quien la escribiere, suele ser sin firma porque es el diario mismo quien la rubrica. Es la “línea editorial”. No todos los diarios lo tienen, digámoslo, pero – por ejemplo – en Página 12 el director del diario, Ernesto Tiffenberg, suele publicar notas y las firma, lo cual no es “cualquier firma”, sin duda.

Quien compra un diario suele conocer la “línea editorial” salvo que sea muy ingenux. A su vez, señalemos, que no necesariamente todos los días los diarios tienen “editoriales”, pero es habitual que, en lugar de estas, haya en las páginas “centrales” (o principales) notas de los columnistas estrella del diario, que no son “la opinión” del diario, pero “casi”.

La próxima beatificación del asesinado obispo de La Rioja Enrique Angelelli mereció hoy (30 de julio) una “editorial” del diario La Nación, que se autodenomina “tribuna de doctrina” [https://www.lanacion.com.ar/2157470-una-beatificacion-de-tono-politico-ideologico].

Una mirada del texto permite ver una clásica jugada de este diario en estos tiempos: una crítica por elevación al papa Francisco (como se ve en el hecho de que el impresentable Loris Zanatta sea columnista habitual del diario), una crítica a la política de Derechos Humanos del gobierno anterior y lo poco que queda de ella en el poder judicial cooptado por el presente e igualmente impresentable gobierno, una crítica a una “Iglesia de los pobres” (algunos recordamos que Angelelli era llamado “Satanelli” en tiempos de la Triple AAA, por ejemplo), una crítica a (algunos de) la actual Conferencia Episcopal Argentina (o al menos a Marcelo Colombo, que, hasta la semana que viene, es obispo de La Rioja, luego trasladado a Mendoza)… Esto acompañado de una foto sacada de contexto (fue en la remodelación de una sala de primeros auxilios donde se celebró una misa y había detrás un cartel de montoneros; muchos hemos celebrado misas en diferentes lugares y no nos ocupamos de la “decoración” del lugar).

No hace falta comentar la editorial de una “tribuna de doctrina”, especialmente cuando estamos en las antípodas de esta doctrina. Recordamos siempre el dicho de Arturo Jauretche: “Cuando me levanto por la mañana con una duda sobre algo, leo el diario La Nación, me fijo en lo que dicen ahí y me paro en la posición contraria”. La Nación es Mitre, la guerra de la “triple infamia”, es la Sociedad Rural, es Capitalismo, es Dictadura, es Papel Prensa, es Macri… No hace falta responder, sería gastar la yema de los dedos. Simplemente señalo que celebro que los asesinos de Angelelli (al menos algunos) hayan sido identificados y condenados por un tribunal de justicia independiente (porque algunos jueces independientes hay, debemos decirlo). Celebro que la diócesis de La Rioja se haya constituido en querellante, como más tarde lo hizo San Isidro con el martirio de Pancho Soares, los palotinos con los suyos y – deseemos – lo sean muchos más. La publicación de los archivos vaticanos, pobre e incompleta, por lo que parece, es un paso importante y de desear que se amplifique (a los capellanes militares, por ejemplo). Celebro que Angelelli sea beatificado, él y sus compañeros Carlos, Gabriel y Wence (como celebro lo de Romero, y ansío el reconocimiento de decenas y decenas más). Celebro que haya un reconocimiento – al menos implícito – de que hubo una jerarquía cobarde (y amiga de La Nación: “muchos obispos son más asiduos lectores de La Nación y de Criterio que de la Biblia”, decía mi mamá) pero también hubo una Iglesia de los pobres que hizo suya su voz y con ellos unió su sangre. En suma, celebro la editorial de La Nación, me sentiría casi mal si no dijeran nada. Estaría con una desorientación jauretchiana. Pero ver que aplauden al gobierno, celebran en La Rural, esconden noticias mientras pueden, y – ahora – critican la beatificación que muchos celebramos es casi como una “anti-Biblia”, casi como una “palabra de Dios por la negativa”. Desde la “vereda de enfrente” celebramos a los esbirros de la muerte con su doctrina marcándonos el camino. ¡A Dios gracias!



Foto tomada de http://www.contextotucuman.com/nota/115811/donde-esta-el-martirio-de-angelelli?.html

viernes, 27 de julio de 2018

Un problema con la "Encarnación"


Un problema con la “Encarnación”

Eduardo de la Serna




Por encarnación entendemos – “en cristiano” – la aplicación de aquello que señala el Evangelio de Juan: “la Palabra se hizo carne”. Todo aquello que Dios dijo en la historia entró en la vida humana. Pero, y esto vale la pena señalarlo, la “Encarnación” tiene y es un problema.

Empiezo con un ejemplo: la palabra es el punto de partida, es el sueño, el proyecto. Y – por ejemplo – a partir de una buena lectura empezamos a valorar y rescatar el debido lugar de la mujer en la historia humana. Jesús da a la mujer plena ciudadanía en su movimiento, cosa que – debemos decirlo – no duró más que una generación más. Ahora bien, si yo me considero feminista a partir de las consecuencias sacadas de “la palabra” me encuentro con un problema: en la “Encarnación”, “la palabra se hizo varón” [el tema de Jesús varón ha sido muy trabajado recientemente, y remito al excelente capítulo tercero del libro 'Cristología y mujer. Una reflexión necesaria para una fe incluyente' de Consuelo Vélez (Universidad Javeriana 2018). Lo que quiero destacar es que una lectura demasiado lineal de la Encarnación terminaría haciendo rechazar al mismo Jesús por varón en nombre del feminismo que nace de la palabra de Jesús. Valga esto simplemente a modo de ejemplo.

Y me quiero detener brevemente en la “opción por los pobres”. Del mismo modo, esa “opción” se ha de “encarnar” y esa encarnación es social y política. Y de mismo modo que la Encarnación de la palabra pone un límite visual (no teológico) en la masculinidad, la encarnación de la opción por los pobres tendrá - ¡tiene de hecho! – aspectos y elementos que muchos rechazarán o rechazan. Precisamente por lo político. Ahora bien, cuando la mirada a lo político termina haciendo perder de vista la misma opción por los pobres el problema es serio. Conozco muchos cristianos que creen que la mejor opción por los pobres “pasa” por el kirchnerismo. Y conozco muchos que descreen totalmente de eso. Con toda razonabilidad. El problema es cuando la aversión al kirchnerismo los hace olvidarse de los pobres, porque en ese caso la desviación terminó en el punto de llegada antagónico al de partida. Si de tan “anti-kirchneristas” se termina “macristas” tengo un problema. Un problema que se llama hambre, empobrecimiento, desocupación, fondo monetario internacional, falta de salud, crecimiento de la inseguridad y la droga, represión, fuerzas armadas en la calle, pérdida para los jubilados… De ninguna manera creo que “la encarnación” de la opción por los pobres sea el kirchnerismo. Sí creo que es una encarnación posible. Y hay otras. Pero si de tan “anti” termino “anti pobres” ¿no debería preguntarme por qué? Pero suele pasar que de “tan anti” termino “comprando” hasta el discurso y entonces el diálogo se vuelve imposible.

Quedan los pobres y Dios” dice Casaldáliga. A lo mejor desde un eterno retorno a los pobres, los que “nos enseñan a leer el Evangelio”, los que nos convierten a ese mismo Evangelio, podamos reencontrarnos para seguir caminando juntos a pesar de las celebradas diferencias. De caminar juntos se trata el Evangelio.

 

Dibujo tomado de http://rebiclar.org/rebiclar/nuestro-proyecto/


Fusilar al presidente


Fusilar al presidente


Eduardo de la Serna


El Tres de Mayo, by Francisco de Goya, from Prado thin black margin.jpg


En un exabrupto más, el dirigente social Luis D’Elía dijo, ante el periodista Santiago Cúneo (que no lo cuestionó, ni corrigió, ni contradijo) que a Macri habría que fusilarlo en Plaza de Mayo. Cúneo, parece que propietario del canal 22, que se emite por internet, promueve juntar un millón de firmas para pedir juicio político a Macri por “traición a la patria” (el mismo criterio que el juez Bonadío quiere aplicar a Cristina Fernández y Kirchner [no es “de”] y según Zaffaroni sólo se aplica en caso de guerra).

Debo señalar que este gobierno “saca lo peor de mí”, y mi imaginación vuela, incluso por lugares no deseados. Pero un dirigente debe tener responsabilidad verbal, aunque esté enojado por su prisión injusta y política, por ejemplo. No se puede decir cualquier cosa en cualquier lugar. Lo que uno puede decir “en caliente” en un grupo de amigos no puede decirlo en un medio de comunicación. Es verdad que los funcionarios del actual gobierno dicen cualquier cosa en cualquier lugar, pero “son nuestros enemigos, no nuestros maestros” como afirma el dicho. Si de lo que "me gustaría" se tratara:

  • En lo personal quisiera que se le haga a Macri y todo su equipazo un justo juicio político ¡ya!, con los mejores juristas (especialmente porque en el juicio político no interviene el mediocrísimo poder judicial; aunque sí intervienen los “ensandwichados” y encarpetados legisladores lo cual lo transforma en improbable) trabajando para encontrar argumentos que – me imagino – los hay por miles. 
  • Quisiera que el presidente y su equipazo vayan todos presos luego de un juicio justo y con derecho de defensa, como corresponde (aunque tampoco lo veo probable: los responsables de la debacle del 2001 siguen sueltos, y alguno fue presidente del Banco Central del actual gobierno y otro invitado a conferencias en una in-Católica Universidad. Sigo desconfiando del poder judicial en su inmensa mayoría). 
  • Quisiera que el presidente y su equipazo queden inhabilitados de por vida para cualquier cargo público, por si acaso la desmemoria volviera a tropezar por cuarta vez con el peñasco neoliberal (pero de nuevo el poder judicial, extrañamente “habilitado” se ocupará de proteger a sus amigos de los que no es independiente). 
  • Quisiera que, además, Macri y su equipazo no puedan andar por ninguna calle ni entrar a ningún lugar público por “gozar” de un repudio universal y generalizado (aunque no tendrán ese problema ni en Miami, ni en “Punta”, ni en Europa ni siquiera en el country) aunque sospecho de la mala memoria, especialmente de la clase media cuando su ombligo gigante lo invite a olvidarse de los pobres (ese espantoso, horrible y oloroso lugar donde Macri la ha empujado). 


Esto que señalo de "querer" se trata, pero en fin… no puedo coincidir con D’Elía. Y ciertamente no es por “macrista” que no lo hago. No estoy de acuerdo con ninguna pena de muerte; no estoy de acuerdo con que "nos comamos al caníbal" (metáfora borgeana), ni estoy de acuerdo con la violencia. Creo que este gobierno es "lo peor", y espero justicia (pero...). Y la justicia de ninguna manera supone fusilamientos... Pero, y además de todo, creo que estas cosas, estos dichos terminan beneficiando al macrismo que se pone siempre en el lugar de la víctima (porque “la culpa es del otro si algo me sale mal”) y nunca asume su responsabilidad ante la inevitable tormenta, del frio y lluvioso porvenir que nos espera mientras “pasamos el invierno”. Mal clima del cual siempre la culpa es de los demás, mientras esperamos un semestre primaveral que la sistemática mentira macrista – esa que “saca lo peor de mí” – sabe que nunca llegará mientras se aplique en el sur este modelo. Es que, meteorológicamente hablando, todos sabemos que cuando nos congelamos en el Sur, ¡en el Norte están veraneando! De eso se trata.


Añado que resulta que hace unas semanas Carrió dijo que autoriza a los suyos a matar a Durán Barba, y hace años Mauricio Macri dijo que había que tirar a Nestor Kirchner del tren, y parece que en esos casos ni era incitación a la violencia, ni exabrupto ni nada por el estilo... Eso está bien porque lo dicen "ellos". Me resultan abominables aquellos y este exabrupto, repito el dicho: "son nuestros enemigos, no nuestros maestros".


Cuadro de Goya tomado de wikipedia  https://es.wikipedia.org/wiki/El_3_de_mayo_en_Madrid

martes, 24 de julio de 2018

Comentario domingo 17B

El profeta Jesús multiplica el pan de los pobres
DOMINGO DECIMOSÉPTIMO - "B"

Eduardo de la Serna




Lectura del segundo libro de los Reyes     4, 42-44

Resumen: en tiempos de hambre alguien lleva al profeta una ofrenda de unos panes de cebada y Eliseo multiplica los panes para que coma toda la comunidad, e incluso sobre comida.


De los profetas bíblicos que conocemos, Eliseo se caracteriza por sus milagros. Los textos bíblicos consignan varios. La multiplicación de los panes de cebada es uno de ellos, narrado a continuación de una comida envenenada que parecen en cierto modo paralelos. En este caso se trata de veinte panes de cebada para cien hombres. El servidor de Eliseo (que ocupa un rol importante en estas diversas escenas de milagros: 2 Re 4,12-15.25-27.31.36.38.43…) sabe que la cantidad es escasa y lo manifiesta, pero Eliseo repite la orden con un añadido: una palabra de parte de Dios: “Comerán y sobrará”. En este caso se trata de una ofrenda que alguien anónimo lleva a la comunidad de profetas (v.38) en la que Eliseo juega un rol especial. 

Es interesante notar que a diferencia de Elías que suele moverse aislado y muchas veces escondido, Eliseo anda en grupo de profetas. En tierras cananeas era frecuente esa colectividad profética. El contexto parece indicar que era frecuente visitarlo en ocasiones especiales (ver 4,23) y – como en este caso – llevarles primicias de los frutos (seguramente para pedir su intercesión a fin de que no falte el pan al oferente). A pesar de que el pan de cebada parece ser el “pan de los pobres”, también es frecuente que sea ofrenda (quizás por eso, a fin de que todos puedan presentarla). De todos modos, por ejemplo la cerveza – hecha con cebada – era una bebida muy estimada (en Sumeria, Egipto, Mesopotamia); el procedimiento era similar solo que se dejaba fermentar. También es conocida en el mundo bíblico (cf. Is 56,12; Pr 23,20; Lc 1,15…).

“Pero, observa lo que quiero darte a entender. Nos alimentamos con alimentos sólidos y bebidas, aunque ellos se limiten al modestísimo pan de cebada y al agua de la fuente”. (Filón, “Sobre los sueños” 48)
“La harina es de cebada tal vez porque, como alimento, la cebada es de discutible valor, y apropiada para los animales irracionales y para los hombres apremiados por las circunstancias; símbolo de que la adúltera en nada difiere de las bestias salvajes, cuyas cópulas tienen lugar indiscriminadamente y sin cuidado alguno; en tanto que la mujer inocente de lo que se le imputa procura que su vida se ajuste a lo que es propio del ser humano”. (Filón, “Sobre las leyes especiales” III,57)
“Pero en el segundo día de los panes ácimos, que es el decimosexto del mes, se participa por primera vez de los frutos de la tierra, porque antes de ese día que no se tocan. Se considera apropiado honrar a Dios, de quien se obtiene esta disposición abundante, ofreciendo en primer lugar los primeros frutos de su cebada, de la siguiente manera…” (Flavio Josefo, “Antigüedades judías” 3250 # 10.5)


 
Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Éfeso     4, 1-6

Resumen: el autor continúa destacando la importancia de la unidad, es decir de la paz. A vivir de esa manera invita a toda la comunidad ya que es una unidad originada en el bautismo común.


Con justicia puede llamarse a la carta a los Efesios “la carta de la unidad”. Un solo pueblo, un solo hombre nuevo hemos visto la semana pasada. Aquí – continuando con la centralidad que da a la “paz” – insiste en conservar la unidad en la Iglesia. A continuación da un sentido “doctrinal” a esta insistencia. Pero lo hace partiendo de una “exhortación”. Con este término (parakalô) suele comenzar Pablo las secciones parenéticas, es “exhortar”, consolar, sugerir, insinuar, animar, aconsejar… Quien lo hace se presenta como “prisionero en Cristo” lo cual encierra una cierta paradoja.

A lo que aconseja el “preso” es a “caminar (= vivir) apropiadamente al llamado” (klêseôs) con el que fueron “llamados” (eklêthête; la voz pasiva remite a Dios que es quien los ha llamado); en Pablo y sus discípulos es impensable una fe que no implique una “vida” coherente, “apropiada”; es frecuente la invitación a “ser” aquello que “somos”: “indicativo – imperativo, “son de Cristo… sean de Cristo”. En Col 1,10 invita a “caminar apropiadamente” al Señor; Fil 1,27 a una vida apropiada al Evangelio; 1 Tes 2,12 a caminar apropiadamente a Dios. 

Se invita a la humildad, la mansedumbre y paciencia (= Col 3,12). La humildad es la actitud de saberse pequeño ante el Señor (Sal 18,28; 34,19; 102,18; Pr 3,34; Sir 3,20 y también en Qumrán, como ’anaw y su paralelo “pobres de espíritu”. La mansedumbre es casi sinónimo. La paciencia (makrothymía) es magnanimidad (Dios lo es, Mt 18,26; Rm 2,4; 9,22) es la actitud de resistencia ante la prueba (Col 1,11; Sgo 5,10), un fruto del espíritu (Gal 5,22), característico del amor (1 Cor 13,4). El espíritu parece que ha de entenderse no “trinitariamente” en este caso sino destacando el don de Dios en la Iglesia que es generador de unidad, y el espíritu humano que debe ser uno en cuerpo y “espíritu” en la vida intraeclesial, pero en obvia interacción con el espíritu de Dios.

El espíritu es el que produce la unidad (v.3) en la Iglesia. Pero esta unidad produce un “vínculo” (syndesmos). En Col 3,14 el amor es vínculo de perfección. Este vínculo es “de paz”, esto es la armonía plena entre las personas (recordar que la “paz” / shalom tiene fuerte sentido en el mundo bíblico y no es una mera “ausencia de conflicto”) y es el que produce la unidad eclesial.

Esta  unidad se expresa en siete aspectos que no son ajenos al pensamiento de Pablo (1 Cor 8,6; 12,12). La relación fe, bautismo y confesión de fe en el único Señor es propia de Pablo (Rom 6,9; 1 Cor 15,11) ya que hay un “bautismo en el nombre del Señor” (Rom 6,3; Gal 3,27; 1 Cor 1,13; 6,11) en una esperanza (esperanza común) fuimos “llamados” (Rom 8,23; Gal 5,5). Hay, se nota, una estrecha relación de unidad entre el cuerpo y el espíritu, la esperanza, la fe y el Señor, el bautismo y Dios, el Padre… Los cuatro últimos (“un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre”) tienen una cierta tonalidad hímnica, e incluso no es imposible que fuera tomado de ese ambiente, probablemente bautismal.


Evangelio según san Juan     6, 1-15

Resumen: En una escena que luego será profundizada Jesús multiplica los panes ante la multitud. Esto servirá para que lo reconozcan como profeta aunque entiendan de un modo incompleto el signo que será profundizado luego.


El capítulo 6 de Juan nos ubica en tiempo pascual (“la pascua de los judíos”). En ese marco presenta un hecho de Jesús (la multiplicación de los panes), un momento intermedio (omitido por la liturgia, 6,16-23, Jesús camina sobre las aguas) un largo discurso de Jesús interrumpido por preguntas de los asistentes que sirve narrativamente para progresar en la auto-revelación (vv.25-40, domingo 18º), debate con “los judíos” (vv.41-58, domingos 19º y 20º) y dialogo final con los discípulos (vv.60-71, domingo 21º). Es conveniente no perder la dimensión de todo el texto y su “movimiento narrativo” aunque se comente en particular la unidad de cada día. [El domingo 22º la liturgia retoma el Evangelio de Marcos]. La unidad presenta un hecho (17º) que luego será calificado de “signo” (18º), un discurso de auto-revelación en el que Jesús se manifiesta como “pan de vida” (19º) ampliado a un sentido eucarístico (20º) para un dialogo-debate conclusivo sobre el discipulado (21º). Tener esto presente es importante para no mezclar una unidad con la otra, “Juan” suele ir avanzando progresivamente en la revelación de Jesús.

En 6,1 comienza claramente la unidad. Termina la escena anterior, Jesús estaba en Jerusalén (5,1 y se encuentra ahora en Galilea. Extrañamente, porque es de esperar que si se aproxima la Pascua se dirija a Jerusalén; esta es una de las razones por la que algunos autores comentan el cap. 5 después del 6). La gente que “sigue” a Jesús lo hace porque “ve los signos”. Más adelante nos dirá que “lo buscan” no porque vieron signos sino porque se saciaron con los panes (v.26). Es un seguimiento que quizás podemos calificar de “físico”, no de uno “discipular”. En otras ocasiones – por ejemplo con Pedro – Juan juega con este doble sentido (ver 13,37-38; 18,15; 21,19). El verbo ver / contemplar que Juan utiliza aquí (theôreô) es ambiguo, y por momentos es también meramente físico (6,19; 9,8; 10,12; 12,19; 16,10; 20,6.14) y en otras es religioso (2,23; 6,40.62; 12,45; 14,17.19; 17,24); cf. 4,19; 7,3; 8,51; 16,16.17.19; 20,12; podríamos decir – y será importante más adelante – que hay un “ver” sinónimo de “mirar” y otro “ver” sinónimo de “creer”. Sin duda el contexto y el sentido nos permitirán descubrir cada caso. 

Jesús “fue” (el término no es común, aunque Pablo en Gal 1,17.18 lo utiliza para “subir a Jerusalén, sólo aquí en el NT; habitualmente se usa “subir” [anabainô], más de 100 veces en AT y x5 en NT) al monte y se “sentó”. Si en otros textos estar “sentado” es la actitud de la enseñanza (docente: Mc 4,1; 13,3; Mt 13,1.2; 15,29; 24,3 o discipular: Mc 3,32; 5,15; Lc 5,17), en Juan esta es meramente física (2,14; 9,8; 12,15). Juan acota que se aproximaba la Pascua a la que – como hace en otras ocasiones – califica de “fiesta de los judíos” (2,13; 5,1; 7,2; 11,55); en el Cuarto Evangelio las instituciones judías quedan abolidas y reemplazas por la misma persona de Jesús, por lo que ya no tienen sentido para la comunidad las fiestas judías.

Levantar los ojos” puede ser una actitud de oración (17,1) o de mirar atentamente (4,35) lo que de otro modo no se vería. Lo que Jesús ve es la multitud (ojlos) que se acerca hacia él. Es precisamente esta multitud la que “sigue” a Jesús (y lo seguirá haciendo en adelante, cf. vv.22.24). En adelante, entre la muchedumbre algunos creerán y otros no (7,31). Una característica de Juan es, precisamente, que ante Jesús se provoca división (7,43) entre la gente (otra característica es que el término ojlos sólo se encuentra en la primera parte del Evangelio (1-12) y desaparece en la segunda (13-21). 

Jesús se dirige a Felipe (en los sinópticos sólo conocíamos su nombre en la lista de los Doce, aunque hay otros “felipes”). En Juan se encuentra dentro de los primeros llamados por Jesús (1,43) que a su vez convoca a otros (1,45). Al final de la primera parte del Evangelio unos griegos se dirigen a él diciéndole que quieren “ver a Jesús” (12,21). Ya cuando sabemos que Jesús va al Padre, Felipe le dice que le “muestre al Padre y eso les basta” (14,8), malentendido que – como es habitual en Juan – servirá para desarrollar el discurso de auto-revelación. Así como Felipe ha conducido a Natanael y a los “griegos” hacia Jesús, con su última pregunta nos conduce a los lectores a saber que la comunión entre el Padre y Jesús es plena y las palabras y las obras de Jesús son precisamente las de Dios. Acá la pregunta de Jesús a Felipe es señalada (en un paréntesis característico de Juan: “lo decía para…”) como una “prueba” (peirazô), un testeo para probar la calidad de algo. Jesús sabía lo que iba a hacer. Él pregunta “dónde” compraremos, pero Felipe afirma que con doscientos denarios no alcanza para dar al menos un poco a cada uno [es bueno recordar que un denario es un jornal]. Ahora interviene Andrés, presentado como “hermano de Simón Pedro”; siempre lo encontramos en relación a Felipe ya que ambos son originarios de la misma localidad, Betsaida (1,44). Precisamente por eso Felipe lo busca para ir juntos a presentarle a Jesús los griegos que desean verlo (12,22).

Andrés informa de lo que tiene consigo un “muchacho” (paidárion, sólo aquí en el NT; Guejazí, el sirviente de Eliseo es calificado con mucha frecuencia de paidárion en 2 Re 4): cinco panes “de cebada” y “dos pescados” (el término ofárion sólo se encuentra en Juan en la Biblia [salvo en una versión de Tob 2,2], aquí (vv.9.11) y en 21,9.10.13; el término habitual de peces es ijthys, que Jn también usa en 21,6.8.11). Ante este mero dato Jesús actúa lo que ya “sabía que iba a hacer”. Manda “recostarse” (anapíptô) en la actitud de comer (Lc 11,37; 14,10; 17,7). Juan acota que había “mucha hierba” lo cual es obvio puesto que se trata de la primavera. El número de varones es elevado: unos cinco mil. Estaban “recostados” (anákeimai; término exclusivo del NT que muestra la actitud de comensalidad, cf. Mt 9,10; 22,10; 26,7; Mc 6,26; Jn 12,2) mientras “comparten” lo que Jesús les da. 

Antes de continuar con el relato es bueno ver las semejanzas y diferencias con el texto de Eliseo y los sinópticos:

2 Re 4 (Eliseo)
Sinópticos
Juan

Mucha gente (Mc 6,34)
Mucha gente
Un hombre… veinte panes de cebada
Cinco panes… dos peces
Un muchacho… cinco panes de cebada, dos peces
“Dáselo a la gente para que coman”
Ordenó acomodarse… se recostaron (Mc 6,39-40)
“hagan recostarse”
Objeción a causa del número de gente
¿compraremos panes por doscientos denarios? (Mc 6,37) (discípulos)
¿dónde compraremos panes? (Jesús)
“por doscientos denarios no bastan” (Felipe)

Tomó los panes y los peces (Mc 6,41) “dio gracias” (Mc 8,6)
Tomó los panes… dando gracias
Comieron
Comieron y se saciaron (Mc 6,42)
Se hartaron
Sobras
Doce canastos (Mc 6,43; sólo Marcos acota que sobraron peces)
Doce canastos de los cinco panes de cebada
Cien hombres
Cinco mil hombres (Mc 6,44; Mateo aclara “sin contar las mujeres y los niños”, 14,21)
Cinco mil varones

Lo que Jesús hace con “los panes” es “después de dar gracias” (eujaristêsas), y los peces son mencionados casi “de pasada”: lo que importan son los panes [como en los sinópticos el texto prepara – con referencias eucarísticas – lo que dirá más adelante en el discurso, vv.53-58]. Pero esto que les da es lo suficientemente abundante, es “todo lo que quisieron”. Luego de que los “comensales” estuvieron “plenos”, “reúne” (synagô, de donde viene “sinagoga”). Lo “sobrante” en el NT se encuentra exclusivamente en referencia a los fragmentos / trozos “sobrantes” en la Multiplicación (Mt 14,20; 15,37; Mc 6,43; 8,8.19.20; Lc 9,17; Jn 6,12.13). El acento sigue puesto en los panes ya que se destaca que eso es lo sobrante (v.13) sin hacerse mención de los peces. Los canastos (kófinos) se encuentran en el NT sólo en referencia a este acontecimiento. La mención a los canastos como “doce” debe provenir del dato tradicional ya que la referencia al grupo de los Doce no es importante en Juan (6,67.70.71; 20,24). Los que “comieron” (bibrôskô): se utiliza un término extraño que sólo aquí se encuentra en el NT. “Para que nada se pierda” es tema habitual en Juan (6,39; 10,28; 17,12; 18,9).

La reacción de los hombres al ver (oraô) el signo [con este término empieza y termina la unidad, vv.2.14] reconocen a Jesús como “profeta”, el “que  iba a venir a este mundo” (v.14). Ya sabíamos que Jesús es la luz “que viene al mundo” (3,19; 12,46), que “viene al mundo” para un “juicio” (9,39), o mejor “para salvar” (12,47), el “hijo de Dios que iba a venir al mundo” (11,27) para “dar testimonio de la verdad” (18,37), aunque también “viene el príncipe de este mundo” (14,30). En otras ocasiones – en Juan – en los procesos de revelación el reconocimiento de Jesús como profeta es un paso positivo en la fe (cf. 4,44; 7,52) pero que luego será superado (cf. 4,19; 9,17; cf. 7,40). De eso se trata el discurso que viene a continuación (en próximos domingos).

La constatación de que no han comprendido plenamente el rol de Jesús viene manifestada en su “huida” al “monte” [nuevo término que se repite al comienzo y al final de la unidad]. Jesús sabe que pretenden “forzarlo” (arrebatarlo, cf. 10,12.28.29) y hacerlo “rey”. Nosotros sabemos que Jesús lo es (1,49; 12,13.15; 18,37) pero un rey que no es “de este mundo” de incredulidad, de violencia y muerte. El “reinado” de Jesús (en contraposición al “príncipe de este mundo”) es un reinado de verdad y de vida (cf. 8,44). Juan se sigue moviendo en la ambigüedad del comienzo, lo que le permitirá seguir avanzando en el discurso revelador.

Foto tomada de www.cipecar.org

lunes, 23 de julio de 2018

Tengo un problema sexual...


Tengo un problema sexual…


Eduardo de la Serna



No pretendo hacer una historia del sexo en la historia de la Iglesia. No está en mis capacidades hacerlo. Pero que “algo” hay, y merece la reflexión creo que nadie podría dudarlo (sea para criticarlo, abominarlo, adherir a él, o para tener una mirada superadora).

Un tema, por ejemplo, que por sí solo ameritaría un trabajo intenso, sería la historia del celibato obligatorio para el clero occidental (las iglesias católicas orientales tienen celibato optativo). Se ha dicho, y no lo descartaría, que el tema económico (las herencias, por ejemplo) son una causa de la imposición del mismo. No lo descartaría, aunque no lo tengo claro. Pero creo que antes que eso, o primero en el tiempo, se impone las consecuencias de una lectura platónica del cuerpo. El “sôma sêma” (cuerpo tumba, o cárcel o cadenas del alma). Lo que tiene que ver con el cuerpo (y los placeres “corporales”) no es bien visto; siendo el alma “superior” al cuerpo, todo lo que tienda a no permitirle expandirse y ser libre ha de ser limitado o frenado si es posible. No hace falta aludir a las imágenes platónicas de Agustín que ven el matrimonio como una suerte de mal necesario (lo ideal es la abstinencia, pero “ya que no se puede evitar”, al menos, que se concreten dentro del matrimonio, que parece casi un sacramento menor). Pero, quizás en la misma línea, superioridad / inferioridad debamos entender que es bueno y bien visto que un cura trabaje dando clases, pero no lo es que trabaje de electricista, plomero, pintor o albañil.

Otro tema, sin duda con la misma influencia helénica es el lugar secundario dado a la mujer, vista como pecadora, tentadora, seductora. Ya Sarmiento señalaba que es más propio del varón pensar mientras que es habitual en la mujer creer (por eso la religiosidad es superstición propia de mujeres). La mujer “dice cuerpo” (cosa que, convengamos, muchas mujeres han introyectado), el varón “dice” cerebro, razón (“fe y razón” se contraponen, entonces). La historia del machismo / patriarcalismo también ameritaría una buena reflexión. Demasiados milenios de opresión lo vuelven urgente, aunque pretenda ser visto como algo “natural”, “propio de la mujer”, etc. De “género” se trata, aunque algunos quieran hablar de la terrible “ideología de género” como uno de los grandes males de nuestro tiempo.

Precisamente el (neo)platonismo fue “triunfante” en la historia de la Iglesia desde la escuela de Alejandría (s. III) hasta poco antes del Concilio Vaticano II, aunque muchos resabios permanezcan. Ya un teólogo conservador como von Balthasar afirma que la primera que “aparta la contemplación de los últimos residuos de la interpretación neoplatónica, y por esta sola hazaña le corresponde un puesto dentro de la historia de la teología” fue Teresa de Lisieux [fines de s. XIX] (Historia de una misión 198).

Mujer, placer y cuerpo parecen una suerte de Trinidad perversa que aleja al “hombre” de los caminos de Dios. Resulta curioso que el libro bíblico sin duda más leído por los místicos de la historia, el Cantar de los Cantares, es tenido por “elevado” cuando se hace de él una lectura “espiritual” (= platónica), mientras que ante la eventualidad de una lectura literal (que es la que hoy se prefiere en los estudios bíblicos) el libro – que es ¡palabra de Dios! – se omita de las lecturas bíblicas en la liturgia (salvando en la liturgia matrimonial en la que se presenta un texto recortado y armado que no se parece en casi nada al texto original donde se exaltan cuerpos y pasiones).

Pasiones, placer, cuerpo, sexo debieran recuperar su lugar dentro de las “buenas palabras” en la comunidad eclesial. Se dirá (se dice) que hay excesos, es decir “si, pero…” como si hubiera alguna teología, algún elemento de reflexión donde no los hubiera. Lo curioso es que el “pero” se dice de esto, y no se dice de aquello. Mi experiencia académica me indica que con frecuencia quienes dicen “sí, pero…” son quienes en realidad se ubican en las antípodas, pero no es “políticamente correcto” decirlo. Lo he escuchado de sectores “progresistas” al cuestionar la religiosidad popular (“pero hay superstición”), en sectores “conservadores” cuestionar la teología de la liberación (“pero hay excesos de politización”) y sectores machistas criticando la teología feminista (“pero hay negación de las diferencias de sexos”, por ejemplo). Como si no hubiera supersticiones progresistas (“el reino llegó en Nicaragua”), o politizaciones en el Opus Dei o negación del género femenino en los espacios de decisión eclesial… Valgan estos sólo a modo de ejemplo. Lo cierto es que debemos agradecer a quienes (mayoritariamente mujeres, ¡qué duda cabe!) nos han puesto en nuestro lugar. Quizás – para “pagar” tanta culpa sería sensato dedicar un buen tiempo (hablo de muchos años, no de algunos minutos) a escuchar en silencio, aun agresiones e injusticias (que serán nada en comparación a lo que hemos infringido por siglos). Escuchar es el primer paso para aprender. Y no está de más dedicarnos a aprender, especialmente a aquellos que en sus actitudes parece que supieran (supiéramos) ¡todo!


Foto tomada de http://www.thinkstockphotos.es/image/foto-de-stock-celda-de-c%C3%A1rcel-con-puerta-abierta-y-ramo-de/166468171


domingo, 22 de julio de 2018

Tormentas y otras metáforas


Tormentas y otras metáforas

Eduardo de la Serna



El sentido lógico de una metáfora es presentar una imagen visual que sea por todos conocida. Una metáfora marítima para un pueblo del desierto sería incomprensible, del mismo modo que lo sería a la inversa. Todos sabemos lo que es una tormenta, aunque – siguiendo la idea – no tengamos, en nuestro país, por ejemplo, idea de lo que son los huracanes. Ahora bien, y tomando este ejemplo, sabemos que el mismo huracán no causa los mismos daños en Haití que en Miami. Sabemos (por los medios) de la capacidad (económica en este caso) de estar preparados para enfrentar el tema, limitar los daños, reaccionar ante los efectos. La tormenta puede ser la misma, ya que esta es inevitable, pero las repercusiones no.

Decir que la actual situación argentina es una “tormenta” (algo que el presidente repitió ¡8 veces! en su conferencia de prensa), si fuera cierto ameritaría la pregunta de qué previsiones se tomaron ante lo que se venía, cómo se intentó limitar la capacidad de daño, cómo se preparó a las potenciales víctimas para evitar los mayores daños que fuera posible. Si fuera cierto que de tormenta se trata, sería interesante tener una lista de daños (y de dañados). Y – si le fuera posible al gobierno – conocer las medidas para paliarlos, pero teniendo en cuenta que los daños afectan especialmente personas, antes que propiedades, cosa que todo indica, el gobierno ignora. Hasta los teléfonos celulares pueden prever hoy una tormenta con varios días de anticipación, si de tormenta se tratara. Pero (y siempre siguiendo la metáfora) todos sabemos que los daños que un huracán causa en Haití son infinitamente mayores en bienes y en vidas que los que causa en Miami (por más que a los medios suelan importarles más los dos muertos “americanos” (sic) que los 150 haitianos, que parecen – además – no ser “americanos”). Si de tormenta se tratara, insisto, basta con un mediocre servicio informativo meteorológico para invitar a los sectores más vulnerables a ponerse a buen resguardo. Pero no… No se trata de una tormenta. Una vez más (y van…) el presidente miente. Se trata de las consecuencias previsibles, esperables y sabidas de la aplicación de un plan económico genocida. Y las víctimas son por todos conocidas: los enfermos, los jubilados, los de trabajo informal, los desocupados, los pobres, en suma. Desde el día uno y la elección del mejor equipo de incapaces de los últimos 50 años se veía venir la “tormenta” que no lo es. La principal diferencia radica en que una tormenta es inevitable. Y precisamente por eso se trata de controlar daños, y demás obviedades. En este caso se trata de algo “causado”. Por supuesto, el gobierno – como es habitual en él – responsabiliza al mundo entero y a la “pesada herencia” (lo cual no tendría sentido si de tormenta se tratara, porque ni siquiera aceptan el calentamiento global y el cambio climático, por lo que no hay siquiera “causas evitables” en una tormenta). Y desde antes de que fueran gobierno se avisó por todos los medios al alcance que si Macri subía al gobierno habría “tormenta”, y lo llamaron “campaña del miedo”.

El tema con esta “tormenta-que-no-lo-es” radica, no sólo en que es buscada y causada, sino en que el control de daños se hará sobre las propiedades que a “ellos” les afecte. No son las víctimas los jubilados y los pobres, los que padecen el frío y los desocupados. A lo sumo esos son “daños colaterales” de su “guerra al populismo” que era ese bienestar en el que nos hicieron creer que podíamos tener calefacción, o trabajo, o salud, o educación superior o hasta vacaciones… O, en el peor de los casos populistas, cuando se preveía alguna “tormenta” había algo que se llamaban “paritarias libres”. Pero ahora arriaron las banderas, en las que no creen, y el barco está a la deriva, que es lo que el Fondo Monetario Internacional desea, porque “hay que achicar el estado para agrandar la nación” (J. A. Martínez de Hoz).

Pero parece que esta “tormenta” ha de ser brava, porque ni siquiera hay un segundo semestre salvador, un túnel de esperanza, o un tercer chanchito previsor; ahora ya es “el año que viene” donde por arte de magia la inflación bajará 10 puntos, y todos seremos felices y comeremos perdices (porque habrá elecciones y quizás algunos al menos tengan memoria y sepan que ni siquiera podemos ver a Nadia en la TV pública; ¡como para prever tormentas estamos!).


Foto tomada de http://www.angelfire.com/nt/huracanes/