Algunas fiestas judías
Eduardo de la Serna
Como todo pueblo religioso, Israel tiene sus fiestas
litúrgicas a las cuales da una importancia suprema. Después hay, también, como
todo pueblo, otras fiestas más políticas, más históricas, más culturales…
Dentro de las muchas celebraciones, además, hay
varias que van adquiriendo nuevos elementos, nuevos contenidos, nuevos modos de
celebrarlas a lo largo de los tiempos.
Veamos simplemente a modo de ejemplo: es razonable
que un grupo de pastores, al llegar la primavera pueda vislumbrar, según la cantidad
de ganado preñado o no, cómo será el año por venir. Del mismo modo los agricultores
saben cómo será la cosecha y, nuevamente, el año que les espera. La primavera,
entonces, es una fiesta casi “obligada” para agradecer, o pedir a Dios ante el
porvenir que se avecina. Así se le ofrecerán un corderito o espigas, por ejemplo,
para agradecer o para pedir.
Pero si, más adelante, en una primavera el mismo grupo tiene una
experiencia novedosa, como es la de liberarse de la esclavitud, la vida que antes se
celebraba, adquiere ahora un nuevo contenido. Eso es lo que ocurre con la
fiesta de la Pascua (originalmente de pastores) y de los Ázimos (originalmente
de agricultores); ahora en ambas (que se integran mutuamente) se celebra la liberación. Y en adelante, además, se celebrarán
todas las nuevas experiencias de liberación.
La antigua fiesta, campesina como la anterior, del fin de la cosecha, adquiere – también ella – nuevo sentido, es Pentecostés y se celebra el fruto de la Ley dada por Dios a Moisés en el desierto. Y, también, estos en otoño, la celebración de la recolección de los frutos, es otra vez releído en Israel, haciendo memoria – ahora – de las carpas en el desierto (ya no las tiendas de los recolectores).
Desde hacía ya mucho tiempo, todas las fiestas
litúrgicas ya no se celebraban en cada lugar, sino que debían celebrarse en el
Templo (o desde el Templo; ya que la Pascua se celebraba en casas, pero el
cordero pascual debía ser matado en el Santuario).
Así, en tiempos de Jesús, en Israel hay tres grandes
fiestas en las que todo judío está invitado a participar y dirigirse al Templo
de Jerusalén. Como había muchísimos judíos dispersos por la zona del Mar Mediterráneo
(se lo llama la “Diáspora”), muchos podían participar solamente una vez en su
vida de alguna de estas fiestas, pero lo cierto es que la población de la
ciudad Santa se multiplicaba notablemente para estas tres grandes fiestas:
Pascua, Pentecostés y Tiendas (o Tabernáculos). Por ejemplo, Jesús será
asesinado en Jerusalén ya que como buen judío peregrinó a la ciudad para la
Pascua y allí es capturado. En otra fiesta, como un Pentecostés, muchos
discípulos, encabezados por Pedro, llenos del Espíritu Santo, aprovechan para predicar a los peregrinos de
muchas regiones (Hch 2,9-11).
Había muchas otras fiestas religiosas en Israel, la
más importante de las cuales es el llamado Yom Kippur, la fiesta de la
expiación, el único día en el año en el que el Sumo Sacerdote podía entrar en
la parte más sagrada del Templo (y pronunciar el sagrado nombre de Dios, Yahvé)
y pedir por el perdón de todo el pueblo (a esta fiesta hace referencia la carta
a los Hebreos). También se conmemora, además, la fiesta en la que pudo liberarse el
Templo de la profanación a la que había sido sometido por los griegos (fiesta
de la Dedicación). Y, como decimos, hay muchas otras celebraciones más.
A esto, además, ha de sumarse la fiesta semanal del
sábado (shabbat) y muchas conmemoraciones más (lunas nuevas, por
ejemplo).
El calendario religioso judío es primeramente lunar. Es por eso que las fiestas no caen siempre en la misma fecha de nuestro calendario
solar (eso lo podemos ver, evidentemente, en la celebración de la Pascua que
ocurre en la luna llena de la primavera del Norte). Además, es interesante,
para distinguirlo de nuestra mentalidad, que, para el mundo judío, el día
comienza con la tarde del día anterior (según nuestra perspectiva), es decir, el día sábado comienza en el atardecer de nuestro viernes (y, obviamente, finaliza en el
atardecer del sábado; es decir: una cena de shabbat se come – según nuestra
perspectiva – la noche del viernes, que para los judíos ya es shabbat).
Es interesante recordar que, entre los cristianos,
fue motivo de fuertes discusiones la celebración de la fiesta de la Pascua: Se debatía si debíamos celebrarla – cristianizada, por supuesto – en la misma fecha que los
judíos o no. Finalmente resulto “triunfante” la propuesta de celebrarla en la
misma fecha, pero “corrida” hacia jueves, viernes, sábado y domingo (y no en el
día de la semana que ocurra) para hacer memoria del Día de la resurrección, el
domingo.
Foto tomada de https://www.istockphoto.com/es/foto/blowing-the-shofar-gm1219380458-356663003
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