miércoles, 9 de febrero de 2022

«Doy el diezmo de todo lo que adquiero»

 «Doy el diezmo de todo lo que adquiero»

Eduardo de la Serna



Como es evidente, el término “diezmo” se origina en el número diez y se refiere a la décima parte de algo. En general, la idea bíblica es que, puesto que la tribu de Leví quedó excluida del reparto de las tierras en la tierra prometida, ellos, como representantes de Dios recibirían el diezmo de los productos de la tierra, pero ellos debían, a su vez, dar “el diezmo de los diezmos” al sacerdote supremo. El diezmo es “sagrado”, es decir, es de Dios (en decir, del sacerdote, en este caso).

Se debe decir que el término, aunque se entiende por normativo, como veremos, no es un término muy frecuente en la Biblia (el término hebreo maasar, por ejemplo, sólo se encuentra 32x en toda la Biblia, y no en todos los casos se refiere al tributo sino, en ocasiones, a “la décima parte” de algo, como en Ezequiel). No es habitual en los profetas (ausente en los profetas anteriores, y solo en dos profetas posteriores: Amós y Malaquías) y también está ausente en la literatura sapiencial y poética. Sin embargo, no se ha de negar que su uso tenía, al menos una cierta, importancia, como se ve en la versión griega de la Biblia hebrea (47x).

En los Evangelios solo se encuentra 3x (en el paralelo de Mt 23,23 // Lc 11,42 y en Lc 18,12), en ellas se presenta a uno que se auto-percibe como un “buen judío”. Fuera de ellos, solamente se encuentra en la carta a los Hebreos para destacar el diezmo que Abraham da a Melquisedec. De hecho, este diezmo es la primera vez que se utiliza el término en toda la Biblia. Pero el acento del autor de Hebreos es destacar que siempre el inferior (en este caso Abraham) bendice al superior y le da el diezmo. La intención no es otra que destacar que el sacerdocio de Melquisedec es superior al de Leví (hijo de Abraham), con lo que lee espiritualmente que el sacerdocio de Cristo, “según el orden de Melquisedec”, es superior al sacerdocio levítico. En realidad, el diezmo no es aquí lo importante, sino que este es indicio de la superioridad de uno sobre otro.

Fuera de esto, ¡jamás! se hace referencia al diezmo en el nuevo Testamento (ni en Jesús ni en Pablo, ¡nada menos!). No hay “diezmo” en el movimiento de Jesús. Hay bienes compartidos, mesa compartida, fraternidad y sororidad plena, pero no diezmo. Y menos aún diezmo al sacerdote, puesto que no hay sacerdotes.

En muchos ambientes hay una extraña imagen que en nada se parece a lo planteado por el Nuevo Testamento: es importante “diezmar” porque así “Dios prosperará” a los que dan a manos llenas. Como se dijo, el origen del diezmo tiene que ver con que la tribu de Leví no recibe tierras en el reparto, algo ciertamente ajeno a los actuales “ministros del culto”. Pero, por otra parte, y esto es más grave aún, la imagen de que “Dios prosperará” no encuentra en ninguna parte asidero bíblico. Obviamente, con ese criterio hemos de concluir que los “más prosperados” son los más bendecidos” cuando la experiencia suele indicarnos que suelen ser los más corruptos, los más ladrones, los más usureros… ¡No los más bendecidos! Entender la bendición de Dios como “retribución económica” no se parece en nada ni al Dios de Job, por ejemplo, ni menos aún, al Dios de Jesús.

Es verdad que el tema económico es muy complejo. Muchos creen (y no hay manera de convencerlos de lo contrario) que los ministros (los curas, en este caso) reciben un salario, sea del gobierno, del Vaticano o del obispado. Esto ciertamente no es así. Pero tampoco debiera ser que los curas, por ejemplo, recibieran un “diezmo” obligado del pueblo de Dios para así obtener la bendición. Muy diferente es que la gente que así lo desea y pueda colabore con lo que desea y pueda. Pero un “diezmo” es lo más parecido a un pago que se pueda imaginar a pesar que Jesús indicó que “lo que recibieron gratis han de darlo gratis”.

En suma: el diezmo es algo propio del Antiguo Testamento que no se encuentra en el Nuevo Testamento. Aquí, de lo que se trata, por cuanto somos hermanas y hermanos, es de vida, pan y mesa compartidas. Es muy otra cosa que la esperanza mezquina en la prosperidad que Dios mandará a los que diezman generosamente para alegría de los ministros y sus bienestares.

 

Imagen tomada de https://es.kcm.org/preguntas/la-cosecha-del-ciento-uno-se-aplica-al-diezmo/

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