jueves, 30 de noviembre de 2023

María de Betania

María de Betania

Eduardo de la Serna

 

Los evangelios de Juan y de Lucas nos hablan de un par de hermanas, Marta y María que – según Juan – son de Betania. María, como Marta y Lázaro son amigos de Jesús, y ambas lloran entristecidas la muerte de su hermano, y confían en Jesús. Resucitado Lázaro – en el evangelio de Juan – hay una cena en la que mientras Marta sirve, María unge los pies de Jesús con un perfume carísimo. No era frecuente la participación de mujeres en las comidas, lo que invita a pensar que es muy posible que Jesús hubiera roto con esta barrera cultural. En los evangelios de Mateo y Marcos hay una escena semejante, y otra también parecida – pero en otro contexto – en Lucas, pero no es bueno ni prudente mezclarlas. Lo interesante, en este caso es un doble elemento: por un lado, un diálogo con Judas a raíz del dinero gastado (12,4-6), y por otra, la referencia a la sepultura de Jesús (vv.7-8). Los muertos eran llenados de bálsamo (em-balsamados) a fin de que el olor que desprenden no afecte a los participantes de los largos velorios judíos (Jn 19,39-40). Jesús, entonces, interpreta ese gesto en referencia a su próxima muerte y sepultura. Por otra parte, Jesús sabe que Judas no está interesado en los pobres, además que – como era habitual – en Betania (“casa de los pobres”) “a los pobres los tienen siempre con ustedes” (12,8). El gesto de María, entonces, es un gesto de cariño y realiza lo que otras mujeres no podrán hacer con el cuerpo muerto de Jesús en los otros evangelios (Mc 16,1; Lc 24,1), se puede entender también como un gesto de hospitalidad.

Pero en el Evangelio de Lucas tenemos otro texto que alude a ambas hermanas; en este caso, la que se caracteriza por la hospitalidad es Marta y la actitud de María es bien distinta. De ella se dice que mientras Marta sirve con los quehaceres de la casa, María está “sentada a los pies del señor escuchando su palabra” (10,39). La importancia principal de la hospitalidad para la cultura de entonces queda relativizada por Jesús que le afirma a Marta que se preocupa de demasiadas cosas (v.41) mientras que “María eligió la parte mejor que no le será quitada” (v.42). ¿Cuál es esa “parte mejor”? Ciertamente no se trata de que la vida contemplativa es superior a la vida activa, lo que sería anacrónico (y platónico). ¿Qué es lo mejor? Para comenzar, Lucas ha destacado claramente que “escuchar la palabra” es lo principal. Ante otro elemento fundamental de la cultura antigua, como es la familia, Jesús destaca que la escucha de la palabra es más importante (8,21; 11,28). Es lo más importante, porque la escucha de la palabra y ponerla en práctica está, precisamente, relacionada con el Reino de Dios que Jesús predica.  María, la madre de Jesús es la que deja que se haga en ella “según su palabra” (1,38).

Pero, en segundo lugar, se dice que María está “a los pies de Jesús”. Esta actitud no es simplemente de escucha. Según Lucas, en Hechos, Pablo es discípulo del famoso rabino Gamaliel. Lo dice: “fui instruido a los pies de Gamaliel” (Hch 22,3). Del mismo modo, en la escena del endemoniado de Gerasa, allí donde Marcos decía que expulsados los demonios los testigos se encuentran “al que había tenido la Legión, endemoniado, vestido, sentado y en su sano juicio” (5,15); a eso Lucas añade: “a los pies de Jesús” (8,35). La actitud de María es la actitud del discípulo. Nada es más importante que el discipulado. Y María lo es.

En un mundo en el que la hospitalidad estaba por encima de todo, o un mundo donde la familia era lo principal, María – la que no corre detrás de las normas de hospitalidad – nos muestra que el discipulado de Jesús es la actitud más importante, la única importante. En un mundo donde la mujer debe estar en el interior de la casa, y servir a los varones, un mundo en el que no puede ser discípula ya que eso es algo propio y exclusivo del varón, María toma la iniciativa de romper con ambos esquemas culturales. Y recibe la felicitación de Jesús por haber elegido la parte que no le será quitada. En una sociedad que sigue siendo machista a pesar de tantos avances de la mujer, María – y la palabra de Jesús – nos confirman que hay una alternativa superadora. Que no necesariamente los esquemas culturales deben mantenerse, ya que sencillamente no siempre estos esquemas se identifican con la propuesta de Dios para nuestra historia manifestada en su palabra, su reino. La palabra de Dios es el criterio; y no es la afirmación de viejos esquemas lo que manifiesta la fidelidad al proyecto de Dios. María, la discípula, la que se atreve a dar un salto insólito en su tiempo, nos invita a buscar poner en acto la palabra para que nuestro mundo presente se asemeje un poco más al mundo que Jesús quiere y nos dejemos iluminar por su ejemplo para buscar con todos y todas nuestras hermanas y hermanos “la parte que no nos será quitada”.


Imagen tomada de https://iglesiadecastro.cl/santa-maria-de-betania/

martes, 28 de noviembre de 2023

Comentario a las lecturas del domingo 1º de adviento "B"

Jesús nos invita a estar atentos. 

¡La comunidad cuenta con nosotros!

DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO – “B”

Eduardo de la Serna



Lectura del libro de Isaías     63, 16b-17. 19b; 64, 2-7

Resumen: La experiencia contemporánea del profeta es que Dios ya no parece ocuparse de su pueblo; no hace ya lo que antes hacía, ¿qué hubiera pasado si lo hubiera hecho? Lo cierto es que no se pierde la esperanza en que lo haga en adelante.


El pueblo de Israel (= Judá) puede reunirse. Los que están en el exilio tienen libertad para regresar (aunque no todos eligen hacerlo dando conformación a la “diáspora”). Pero aunque pueden estar en la tierra, la independencia no existe ya que dependen de los persas como vasallos. ¿Y Dios? Pareciera ausente, a diferencia de aquellas manifestaciones que han conocido de la historia.

Yahvé es visto como “padre” en contraste con el mismísimo Abraham e Israel:

a.- tú eres nuestro padre
b.- ya que Abraham no nos conocería
b’.- e Israel no nos reconocería
a’.- tú Yahvé eres nuestro padre.
“Nuestro redentor desde siempre” es tu nombre

La referencia a Dios como “padre” (’ab) es habitual en medio oriente (como la mención de Israel como “hijo”). En Israel – aunque no abundante en la liturgia – se lo encuentra en nombres (’Abraham, ’Abimelek, ’Absalom…), es “padre” a partir de la creación (Dt 32,6; Mal 2,10); Dios se apena cuando no lo reconocen como tal (Is 1,2-3; Mal 1,6); como padre le procura una tierra a su hijo (Jer 3,19).

Pero al título “padre” se le añade uno más frecuente ligado a la historia: “redentor” (frecuente en el deutero-Isaías: 41,14; 43,14; 44,6.24; 47,4; 48,17; 49,7.26; 54,5.8; cf. 60,16) y lo es “desde siempre”. Ahora bien: siendo padre y redentor la ausencia que el pueblo experimenta es particularmente fuerte.

El reclamo responsabiliza a Dios mismo (y no al propio pecado) del yerro y del “endurecimiento del corazón”: “fuera de tus caminos… lejos de tu temor”. El camino de Dios y el Temor de Dios son elementos frecuentes que indican la fidelidad. Al tener ante sí los caminos y el temor de Dios, que él mismo ha puesto, el pueblo se pregunta (¿por qué?) ha hecho lo que de hecho hace. Con esa mirada, se espera que Yahvé “regrese”, “vuelva”. La motivación de esto viene dada porque son “tus siervos” y “tu heredad”. La situación crítica puede verse en la referencia al “templo pisoteado” por los opresores. Y la referencia es a que dios no los gobierna, que “no se invoca el nombre” (lo que significa autoridad, posesión; cf. Dt 28,10; Jer 14,9).

Ahora bien, así planteado (duramente) se hace referencia al pasado. Pero el presente se transforma en desafío: “¡ojalá rasgaras los cielos y descendieras!” (v.19). El “ojalá” indica una situación no ocurrida que hubiera hecho cambiar totalmente el presente de haber sucedido.

Lo que sigue surge como un pedido de que Dios se manifieste (una teofanía): el desgarro de los cielos no es frecuente, pero sí lo es el fuego. Pero de hecho refiere al pasado, a que la teofanía no ocurrió (“¡ojalá!”) y que todo sería distinto (incluso entre adversarios y naciones) si lo hubiera hecho. El lamento se sigue profundizando. Pero Dios ni siquiera por los que practican la justicia se dejó encontrar; manifestó su enojo y “hemos pecado”. Y se comparan a sí mismos como ropa manchada por la sangre menstrual “todos nosotros”, todo queda contaminado (cf. Lev 15,19-20). La siguiente metáfora alude a las hojas marchitas de los árboles, y cómo son llevadas por el viento.

Pero todo esto, insinuado metafóricamente es expresado con claridad en v.6: nadie invoca el nombre de Yahvé, lo han dejado sólo. Nadie es capaz de aferrarse a él. Dios, entonces, se ha ocultado a la vista (cf. 53,3; 59,2), permanecen en la oscuridad. Todos están “a la deriva”. Yahvé no se ha ocupado de su pueblo. La esperanza de que lo haga está implícita.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     1,3-9

Resumen: Pablo da gracias por cosas que destacará en el cuerpo de la carta. En ella es muy crítico frente a desvíos, superficialidades o desintereses con respecto a los hermanos. Pero los corintios pueden cambiar de vida y por ello Pablo da gracias a Dios.


Como en todos los inicios de cartas, Pablo empieza comunicando a sus destinatarios “gracia y paz” [ver el comentario al domingo 29, ciclo “A”]. A continuación, como en (casi) todas las cartas le sigue una “acción de gracias” que es propia en cada una de ellas según los temas que desarrollará:

  • Comienza señalando la gracia que les fue otorgada.
  • El enriquecimiento en palabra y conocimiento.
  • El testimonio acerca de Cristo.
  • Los carismas; es tema especialmente importante en la carta.
  • La Venida de Jesús y el Día del Señor.
  • La credibilidad de Dios.
  • Para la comunión (koinônía) con su hijo. 

Como puede verse, la “acción de gracias” en esta carta es provocativa. Llama la atención, desde el inicio, contra aquellos que se desentienden de los demás, despreocupándose de ellos, creyendo que sólo es necesario creerse – y por ello “jactarse” – importantes, o autosuficientes. Pero también los corintios pueden – teniendo en cuenta a Pablo – utilizar la palabra y el conocimiento para la edificación de la comunidad; dar testimonio de Cristo; esperar atentamente el día del Señor, irreprensibles y vivir en comunión con Cristo respetando a los hermanos más débiles de la comunidad.




Evangelio según san Marcos.     13, 33-37

Resumen: el discurso de despedida de Jesús destaca que “volverá” en un futuro indeterminado. De allí que se destaque la importancia de la “vigilancia”, la actitud de hacer aquello que se ha encargado en favor de los demás.


El marco litúrgico del adviento sin duda destaca – en el primer domingo especialmente – el acento puesto en la venida futura de Jesús. Los siguientes domingos destacarán particularmente la venida primera preparando la Navidad, motivo por el cual los textos de Isaías, y la persona del Bautista primero, y de la Madre de Jesús luego, serán protagonistas.

El capítulo 13 del Evangelio de Marcos – llamado el discurso “escatológico”, por referir a los “últimos tiempos” – es de una gran densidad. Y, según se afirma, es muy importante para comprender el tiempo de composición y la situación de la comunidad de Marcos. De todos modos, el texto litúrgico sólo presenta la conclusión que se destaca por la invitación a “velar” (x3 en estos pocos versículos, y luego x3 en la escena del huerto, 14,34.37.38).

“Mirar” y “estar alertas” (agrypneite) es la actitud a la que se invita. Este último término sólo se lo encuentra aquí en Marcos y en su paralelo de Lucas (21,36) en todos los Evangelios. Es una actitud de cuidado y atención, ligada a la oración (Ef 6,18) y a la fidelidad (cf. Heb 13,17). Es la actitud del guardia (Sal 127,1; cf. 101,8); es la actitud atenta ante una posible llegada (Cant 5,2; cf. Pr 8,34).

El “momento” (kairós) que se ignora es precisamente el que requiere la atención vigilante. Se trata de un tiempo específico, prefijado, un tiempo que tiene una determinada característica, comparado en la metáfora (“es como…”, vv.34-36) con el tiempo en el que “llegará” el señor de la casa. El encargo del señor que se ausenta era un trabajo a “cada uno” y al portero, “velar”. Como en otros casos, no se sabe el momento de la llegada, lo cierto es que el portero debe estar “velando” (gregoréô). Esto, Jesús lo dice ahora a “todos”: ¡velen! (v.37). No interesa en este caso el trabajo que estén o no realizando los otros trabajadores sino la actitud de velar, propia del portero ya que el texto está dirigido a la “venida” del señor que ocurrirá en el “momento” fijado. Pero para estar atento a ella, la actitud del lector es “velar”. Es la actitud propia de los que deben cuidar la ciudad (Neh 7,3; 1 Mac 12,27). Pero esta actitud de vigilancia también refiere a la propia vida (Bar 2,9; Dan 9,14). En un texto que aparece como una suerte de “testamento de Pablo” según Lucas, Pablo invita a los presbíteros a “vigilar… y recordar que día y noche no cesaba de exhortarlos con lágrimas a cada uno de ustedes” (Hch 20,31). Es invitación a mantenerse “firmes en la fe” (1 Cor 16,13) ya que “no dormir” es lo propio de los que velan (1 Tes 5,6.10 [notar que el verbo “velar”, como la referencia a la “Venida” – parousía – de Jesús se encuentran en las primeras cartas de Pablo: 1 Tes y 1 Cor; luego Pablo dedicará la tensión evangelizadora y escatológica en otros aspectos, manteniendo la referencia al “día”, por ejemplo]). También en Marcos el contraste está dado por dormir – velar (v.36).

«¿Por qué duermes, alma [mía], y no alabas al Señor? Entonen un himno nuevo al Dios digno de alabanza. Canta y mantente vigilante en su servicio [lit. “vigilante en su vigilancia”], porque es bueno a Dios el himno de un buen corazón…» (Salmos de Salomón 3,1-2)

Pero la imagen de la “vigilancia” no ha de entenderse en un sentido individualista, o personal. La ciudad entera depende del “vigilante” para ser “alertada” ante la venida, amigable o enemiga y poder actuar en consecuencia. El vigilante tiene una palabra que decirle a los suyos.



 

lunes, 27 de noviembre de 2023

viernes, 24 de noviembre de 2023

Carta a un o una votante de Milei

Carta a un o una votante de Milei

Eduardo de la Serna



Querido o querida hermana:

Antes de dirigirme a vos, quisiera dejar claro un elemento importante… Soy miembro de más de un colectivo, pero esto que quiero dirigirte lo hago a modo exclusivamente personal, no hablo ni en nombre de “el clero”, ni de los “curas de Quilmes”, ni de los "curas en opción por los pobres", ni otro. Es algo personal.

Quizás sepas que no logro entender tu voto. Probablemente esto no sea importante, pero me cuesta creer el voto que no tiene propuestas. Pero no te escribo por esto, al fin y al cabo, estar o no de acuerdo, entender o no, podría ser un problema mío.

Creo que se avecinan, en el país, momentos muy duros. Momentos en los que crecerá mucho la pobreza y también la violencia (no los identifico… no soy de los que creen que la violencia se gesta en los barrios populares. Pero no ignoro que, en ocasiones, la desesperación, lleva por caminos de mucha tensión, no ignoro que la falta de trabajo, de esparcimiento, de escuelas o de salud no son buenas compañeras de vida). 

En mi vida he tratado, espero saber hacerlo bien, hacer una opción por los pobres. Y no ignoro que el actual presidente electo no podría haber llegado a serlo sin muchísimos votos de los pobres. No logro entender eso de votar al verdugo, pero te respeto. Te aseguro que te respeto. No pretendo convencerte de tu error, pero creo que se vienen momentos muy complicados. Para vos también.

Ya sé que cuando estos momentos lleguen aparecerán muchos diciendo “yo no lo voté” o haciéndose los distraídos, pero, insisto, aunque no lo entiendo, no soy juez. Quiero ser hermano. Si las necesidades aumentan, sin duda se nos hará muy complicado poder compartir, ayudar, dar lo necesario a todas y todos, porque yo sí creo que donde hay una necesidad, nace un derecho. Y, aunque no comparta tu voto, sé que tenés derechos: a la vida, a la alimentación, a la salud, la educación, al trabajo, al descanso… Y, cuando te falten, si puedo, y en lo que puedo, contás conmigo. Y, si no puedo, al menos contás con un abrazo. Y, si, como hermano, me lo permitís, por favor, en adelante pensá mejor al votar, una urna no es una caja de odios, broncas o miedos, sino de propuestas por un futuro mejor, uno que te merecés. Uno que nos merecemos.


Foto tomada de https://www.elpandelospobres.com/noticias/argentina-con-san-cayetano-el-santo-del-pan-y-del-trabajo


jueves, 23 de noviembre de 2023

Marta de Betania

Marta de Betania

Eduardo de la Serna

 



Betania es un poblado muy cercano a Jerusalén; parece que allí se aloja Jesús cada vez que se dirige a la ciudad santa. Es probable que su nombre sea indicio de que allí son recibidos los pobres peregrinos (en hebreo, beth = casa; ani = pobre). Los evangelios de Lucas y Juan hacen referencia a un par de hermanas, Marta y María (quizás se trate de las mismas) que, según Juan, viven en Betania. Notemos algunos elementos para empezar:

Lucas nos dice que – cuando Jesús se detiene en su camino, sin precisar el lugar (10,38) – Marta es especialmente solícita y acogedora con los huéspedes (10,40). De hecho, la hospitalidad – particularmente en las regiones de desierto, y habitualmente entre grupos nómadas – es una virtud central en el mundo antiguo. Preferible a casi todas las demás virtudes. Hay incluso escenas terribles para nuestra mentalidad que se viven, o castigos que se infligen cuando la hospitalidad no se ejecuta (ver (Gen 19,1-29; Jue 19,11-30). Marta, entonces, hace con Jesús y su grupo lo que toda persona honorable haría. Lo suyo es realmente ejemplar. Como veremos en el próximo artículo, sin embargo, Jesús propone valores alternativos y superadores al gran valor de ser hospitalario con el huésped, el extranjero, o la visita. Lo que nos interesa, por ahora, es que Marta “hace todo lo que debería hacer”. En el evangelio de Juan, se señala algo semejante: había una cena y “Marta servía” (Jn 12,2).

Pero hay otro texto donde Marta resaltará sobre el resto, y es en la escena joánica de la resurrección de su hermano, Lázaro (Jn 11). Para empezar, el Evangelio anota que Jesús “amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro” (v.5). La muerte de Lázaro hace que Jesús deje su prudencia de esconderse ante las amenazas a su vida (Jn 10,39-42), y se dirige al velorio (que duraba unos siete días en ese entonces). Allí hay muchos judíos que habían ido a consolar a las hermanas (v.19). Enterada que Jesús ha llegado, Marta le sale al encuentro (v.20) y le dice una frase que puede ser una mezcla de ligero reproche y también de confianza: “Si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora yo sé que lo que pidas a Dios, él te lo concederá” (vv.21-22). Probablemente sea como si dijera “¡qué pena que no estuviste! A lo mejor hubieras podido salvarlo”; pero nosotros, los lectores, sabemos que Jesús no estuvo ahí "para que crean” (v.15). Y aquí encontramos la escena principal de todo el relato: el diálogo de Jesús con Marta: Jesús le afirma que Lázaro resucitará, y Marta, como era común en muchos sectores judíos, cree en la resurrección al final de los tiempos (v.24). Pero Jesús se pone en el centro – como es habitual en Juan – y despliega un clásico discurso con “yo soy”, en este caso, “la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá... ¿crees esto?” (vv.25-26) La pregunta a Marta por su fe es la clave del relato, porque “el que cree... vivirá”, como acaba de decir. Ahora Marta despliega su fe en Jesús: “creo que tú eres el Cristo, el hijo de Dios, el que iba a venir a este mundo” (v.27). Como se ve, es una confesión idéntica a la de Pedro en Mateo 16,16 por lo que bien deberíamos poder hablar de la “confesión de fe de Marta”. De aquí, ante esta fe, y por lo dicho por Jesús, cabe esperar que Marta viva. La vida que recibirá Lázaro no es sino una especie de “borrador” (un “signo”, ver 4,53) de la vida de Marta, que es vida divina, por eso “aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás” (v.26), cosa que no ocurrirá con Lázaro que sí morirá (y hasta planean matarlo, 12,10).

La fe, para el evangelio de Juan – siempre es verbo, nunca sustantivo – es un dinamismo que introduce al creyente en la misma vida de Dios, “si crees verás la gloria de Dios” (v.40), gloria que el signo de Lázaro anticipa. Es para esto – nada menos – que Juan escribe el evangelio que ha “sido escrito para que crean que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios, y creyendo tengan vida en su nombre” (20,31). Todo el evangelio se escribe para lograr en los lectores la misma confesión de fe que expresará Marta, y que al confesarlo, recibe por ello una vida nueva. Una participación en la vida de Dios. Eso es lo que Marta ha mostrado; ¡nada menos!

La fe aparece en Juan directamente relacionada con la vida (que es vida divina; 3,15.16.36; 5,24; 6,35.40.47; 7,38), y la máxima confesión de fe es precisamente aquella que Marta, a quien Jesús ama, proclama sin dudarlo.

Marta se muestra, entonces, como aquella mujer que si bien hace todo lo que culturalmente se esperaba que una mujer haga, además, está abierta a la vida que Jesús da a los que creen, una vida que trasforma a la persona de raíz hasta el punto de ser divina. Como Marta, nosotros – como creyentes – también estamos invitados a dirigirnos a nuestros hermanos y decirles: “el maestro está aquí y te llama” (v.28).


Imagen tomada de https://www.religiondigital.org/un_santo_para_cada_dia/Santa-Marta-Betania-Diligente-Jesus_7_2473022677.html

martes, 21 de noviembre de 2023

Comentario a las lecturas del domingo 34º "A" (Cristo Rey)

 Un rey identificado con los insignificantes de la tierra

DOMINGO TRIGESIMOCUARTO - "A"
SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY

Eduardo de la Serna



Lectura de la profecía de Ezequiel     34, 11-12. 15-17

Resumen: Ante el abuso de los malos pastores, Dios mismo se ocupará de su pueblo, procurando el bienestar de los débiles y sancionando duramente a los que ejercen poder.


La lectura de Ezequiel es escogida por su referencia al “pastor”, imagen que en la Biblia (y en el ambiente oriental) es utilizada para aludir a aquel que tiene una responsabilidad de “conducción” (Jer 10,21; 23,1-4). 

El texto del capítulo alude a los pastores en tres partes: vv.1-10 presenta la imagen del pastor, en vv.11-15 se explica mostrando que Dios rechaza a los mercenarios que no cumplen con su responsabilidad como pastores, y no se ocupan de las ovejas. Dios mismo ocupará ese sitio. A partir del final del v.15 se destaca la distinción entre “oveja y oveja” Los jefes del pueblo (ya no pastores, porque es Dios, sino “carneros” y “machos cabríos”) dificultan la vida del pueblo y el pastor tomará posición en favor de la débil.

A partir del v.23 se hace referencia a un “buen pastor” a semejanza de David. El texto no está incluido en el párrafo litúrgico.

Como pastor, Dios se preocupará de sus ovejas (cosa que no han hecho los jefes del pueblo), se preocupa de su alimento y su reposo (Sal 23; 74,1-2). El juicio, entonces, entre “oveja y oveja” (o carneros y machos cabríos) se refiere a las autoridades, su abuso de poder contra los pobres, su acaparamiento de pastos y agua perjudicando el de los débiles (vv.18-19), es entre “oveja gorda” y “oveja flaca”. Eso es “pastorear con justicia” (v.16).



Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto     15, 20-26. 28

Resumen: La resurrección de Cristo da comienzo a una novedad que llegará a su fin en el momento en que todos resuciten. Las autoridades han matado a Jesús, y esas fuerzas del mal han de ser vencidas preparándose así el triunfo definitivo sobre la muerte en la resurrección. Así Dios recibirá el reino de manos de su hijo.


La primera parte de este texto (15,20-23) fue leída en la fiesta de los fieles difuntos… Repetimos lo allí dicho y añadimos comentario a los párrafos no incluidos (vv.24-26 y v.28).

Pablo dedica un extenso capítulo a hablar sobre la resurrección. El motivo de la extensión está causado porque algunos de la comunidad niegan que esta exista. Es posible que la influencia del helenismo para el cual “el cuerpo es cárcel del alma” motivara la incredulidad; no tiene sentido – afirmarían – que si el alma logra liberarse de su cárcel en la muerte, vuelva más tarde a encarcelarse. Sea esta o no la razón de la negación, lo cierto es que Pablo dedica mucha energía a afirmarla. Comienza destacando la centralidad de la resurrección de Cristo para la fe (vv.1-11) para lo que recurre a la predicación primitiva que él mismo ha recibido y predicado. El acento probatorio está dado por la gran cantidad de beneficiarios de apariciones del resucitado comenzando por el primero: Cefas (= Pedro) y finalizando por “el último”, el mismo Pablo. Luego destacará – y a esta sub-unidad pertenece el texto litúrgico del día – la relación entre la resurrección de Cristo y la de sus seguidores (vv.12-34). A continuación esbozará un intento de responder al “cómo” de la resurrección, ¿con qué cuerpo? (vv.35-53) para concluir con un himno a la victoria de Dios (vv.54-57) con una conclusión (“hermanos”, v.58).

Una breve nota sobre la ausencia de mujeres en la lista de beneficiarios de una aparición del resucitado: es sabido, por los relatos evangélicos, que algunas mujeres fueron testigas de la resurrección: los nombres y número varían según los evangelistas: no hay apariciones del resucitado en Marcos, “María Magdalena y la otra María” en Mateo (28,1.9), no se las menciona en Lucas (salvo que sea mujer – como es posible – el/la peregrino/a de Emaús no mencionado (24,18), a María Magdalena en el añadido al final de Marcos (16,9) y en Juan (20,11). Sin embargo ha de señalarse que Pablo está transmitiendo “lo que recibió” (15,3). Es posible que – dada la no credibilidad de las mujeres (Mc 16,11; Lc 24,22-24) – al predicar y mencionar a los testigos de la resurrección sólo se aludiera a los varones, y esto es lo que Pablo conoce. De hecho, para Pablo, un “apóstol” es todo aquel que ha visto al resucitado (1 Cor 9,1) y en Rom 16,7 hace referencia a una “apóstola” señalando que ella, Junia y Andrónico “llegaron a Cristo antes que él”. 

Como judío fariseo que es, Pablo cree que en “el día del Señor” comenzarán las resurrecciones (Dn 12,2), y como seguidor de Jesús cree que ese “día” ha comenzado con la resurrección de Jesús. Han llegado los últimos tiempos. Jesús ha resucitado y con su resurrección comienza la serie de resurrecciones que está “al llegar” en su “venida” (especialmente inminente – para Pablo – en sus primeros escritos como 1 Tesalonicenses y 1 Corintios, cf. 15,51-52). La resurrección de Cristo no es aislada, sino “primicia” de las demás (vv.20.23 [formando una inclusión semítica en esta parte]). Por eso, para él, negar “las” resurrecciones” implica negar “la” resurrección primera. 

Los vv.21-22 preparan un tema que luego desarrollará extensamente en otra carta: la relación de tipo y anti-tipo entre Cristo y Adán (cf. Rom 5,12-21). Con Adán se desata para la humanidad “la muerte”, “todos mueren”; por el “nuevo Adán” (Pablo dice “último Adán”, cf. 1 Cor 15,45) se desencadena el proceso de resurrecciones. 

El tema comienza con una afirmación tajante que contrasta con las suposiciones (“si no hubiera…”, vv.12.29): “¡pero no! ¡Cristo resucitó!” La referencia a las primicias (cf. Lev 23,9-14) alude a la consagración, tema aquí ausente. La imagen aquí es temporal y es metáfora que refiere a la precedencia, como la prenda de herencia (cf. 2 Cor 1,22; 5,5), o el “primogénito” (cf. Rom 8,29). La referencia a los frutos prepara el tema del “cuerpo” nuevo que desarrollará en vv.35-49. 

Adán fue “primicias” de la humanidad. 

Porque por un hombre la muerte
         y por un hombre la resurrección de los muertos (v.21)
Porque como en Adán todos mueren
                         Así  en Cristo todos revivirán (v.22)

Es interesante el paralelo (que Pablo no llama aquí “tipo”, cosa que sí hace en Rom 5, en un texto mucho más desarrollado, cf. 5,14), en realidad – además de que Romanos es más tardía – no es el tema del pecado y la desobediencia lo que le interesa aquí a Pablo sino el de la muerte y la resurrección. Hay una solidaridad inter-humana en ambos tipos sin que se desarrollen todos los aspectos. Estar “en Adán” conduce a la muerte (“mueren”, tiempo presente), mientras que estar “en Cristo” conduce a la vida futura (“revivirán”, tiempo futuro). La solidaridad fatal en Adán conduce a la humanidad a la catástrofe, mientras que la solidaridad en Cristo conduce a la victoria de la resurrección, a la promesa del “último Adán”. El uso del término “todos” rompe la lógica del esquema, ya que “todos mueren” porque “todos” están “en Adán”, no hay forma de evitarlo; mientras que “todos” los que “están en Cristo” son los que vivirán (cf. 1 Cor 1,18; 5,13; 6,9-10). La creencia en la resurrección entre los judíos no es uniforme; Pablo aquí pareciera que espera la resurrección solamente de los creyentes, no de los no creyentes. En otros textos se alude a la resurrección de “todos”, unos para la vida y otros para la condenación (cf. Dn 12,2; Ap 20; Jn 5,29). El “tiempo” de dicha resurrección será en la “venida” de Jesús. Si bien la “venida” en el lenguaje técnico aludía a la “visita” de altas autoridades políticas, en el cristianismo se señaló contraculturalmente la futura venida inminente de Jesús (1 Tes 2,19; 3,13; 4,15; 5,23; cf. 2 Tes 2,1; como se ve fue utilizada especialmente en los primeros escritos; luego el término – no la expectativa – fue reemplazado).

Continuación, vv. 24ss.

Cuando ocurra la “venida” llegará “el fin”. Esto ocurrirá cuando Jesús entregue a Dios el Reino. Sin duda este versículo es decisivo en la incorporación del texto en la liturgia del día. Sin embargo, el “reino” no parece que deba entenderse en Pablo de modo idéntico al uso del Jesús histórico. Pablo lo utiliza de un modo bastante limitado: sólo x8. 

  • los exhortábamos y alentábamos, conjurándolos a que viviesen de una manera digna de Dios, que los ha llamado a su Reino y gloria. (1Tes 2:12)
  • que no está en la palabrería el Reino de Dios, sino en el poder. (1Cor 4:20)
  • ¿No saben acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No se engañen! (…) ni los rapaces heredarán el Reino de Dios. (1Cor 6:9-10)
  • Luego, el fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad. (1Cor 15:24)
  • La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda la incorrupción. (1Cor 15:50)
  • como ya les previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. (Gal 5:21)
  • Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. (Rom 14:17)

Como se puede ver, en Pablo el “reino” es algo presente, pero también futuro, que se heredará. El verbo “reinar” también se encuentra pocas veces (x9, pero en muy pocos versículos):

  • con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir... (Rom 5:14)
  • En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo! (Rom 5:17)
  • así, lo mismo que el pecado reinó en la muerte, así también reinaría la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor. (Rom 5:21)
  • No reine, pues, el pecado en su cuerpo mortal de modo que obedezcan a sus apetencias. (Rom 6:12)
  • ¡Ya están hartos! ¡Ya son ricos! ¡Se han hecho reyes sin nosotros! ¡Y ojalá reinasen, para que también nosotros reináramos con ustedes! (1Cor 4:8)
  • Porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. (1Cor 15:25)

Esta doble dimensión presente y futura (propia también de la referencia al reino del Jesús histórico) puede entenderse también como “la vida en el espíritu” que en Pablo es presente, pero con una profunda carga escatológica. 

El esquema de esta parte parece concéntrico:

A.- después de destruir todo principado, poder y dominio (v.24)
B.- reinar... enemigos bajo sus pies (v.25)
C.- El último enemigo: la muerte (v.26)
B’.- Todas las cosas… bajo sus pies (v.27)
A’.- después de someter todas las cosas (v.28)

En la unidad hay un traspaso de reino de Cristo al Padre. El tema del “reino de Cristo” ha dado motivo a muchos debates que no es el caso desarrollar aquí. Lo cierto es que la resurrección de Cristo da comienzo a una nueva era que culminará con la resurrección de todos. En este caso se habrá vencido el último enemigo para el reino: la muerte (v.26). 

El contexto es real ya que no sólo encontramos la referencia al reino/reinar sino que la cita de los dos salmos 8 y 110, habitualmente cristológicos en el NT aluden al dominio (“bajo los pies”) con elementos propios (“enemigos” el Sal 110, “sometimiento” el Sal 8). El Salmo 8 puede entenderse como una relectura del relato de la creación, lo cierto es que la referencia a Jesús como Adán (nuevo / último) permite mostrar el reinado sobre la (nueva) humanidad. El Sal 110 alude al rey davídico reforzando el reinado con lo que se destaca que Jesús realiza y plenifica la voluntad de Dios para la humanidad.

El reinado de Cristo debe enfrentar a los enemigos: príncipes (arjê), poderes (exousía) y dominios (dynamis). Los dos primeros vuelven a encontrarse en Lucas 12,11; 20,20 aludiendo a las autoridades públicas (cf. Tit 3,1). La exousía y dynamis también se encuentran en Lucas (4,36; 9,1; 10,19) para referir al poder sobre los espíritus inmundos o demonios. No es evidente que se refiera, entonces, como sí lo parece en los escritos deuteropaulinos a figuras espirituales. Es posible que se aluda a los poderes contemporáneos (ver 1 Cor 2,6.8) que se dejan conducir (= reinar) por su rechazo al reinado de Dios. El contexto anti-imperial no debe excluirse.


Evangelio según san Mateo     25, 31-46

Resumen: Mateo concluye los discursos con un claro texto donde identifica lo que se realice a los insignificantes en sus necesidades es algo que se hace al mismísimo rey. 


La unidad escatológica de Mateo concluye con un conocido e importante texto. Las parábolas anteriores aludían a una “venida” (24,50; 25,10.19). El texto de hoy hace referencia a esa misma venida, señalada como del “Hijo del hombre”.

Como se sabe, hay tres tipos de dichos de Jesús que aluden al hijo del hombre: los dichos en presente (“el hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”) en los que el término puede traducirse por “yo”: “yo no tengo…”; los dichos que hacen referencia a un futuro cercano (“el hijo del hombre será entregado”) que aluden a la muerte y resurrección inminente de Jesús y los dichos que aluden a un futuro indefinido (“vendrá…”). En este caso el “hijo del hombre” aparece como juez, como es insinuado en Daniel 7 y ocupa el lugar de Dios.

Las imágenes de juicio a las naciones se encuentran también en Joel 4,2; Is 66,18. La relación con Ez 14 (primera lectura) también se ha de destacar.

Los términos griegos usados no son evidentes, se suele traducir por “ovejas” y “cabritos” (próbata / erífôn) aunque otras traducciones son posibles (ovejas y carneros, por ejemplo). De todos modos, lo que cuenta en la imagen es la “separación” que hace el pastor, metáfora del juicio. Tampoco ha de entenderse que los cabritos tienen una mirada negativa en el texto. Lo mismo ha de decirse de la “derecha” y la “izquierda”, aunque en el mundo antiguo la derecha simboliza lo “recto”, mientras la izquierda alude a lo “siniestro”:

el admirable varón que estaba sentado sobre su trono juzgaba y sentenciaba a las almas, mientras los dos ángeles de la derecha y la izquierda tomaban nota: el de la derecha registraba las acciones justas, el de la izquierda consignaba los pecados” (Testamento de Abraham 12,11-12; cf. 13,9).

Después de la imagen de la separación a izquierda y derecha desaparece la imagen pastoril para comenzar el diálogo: “dirá”, “responderán”… 

La frase “benditos de mi Padre” en boca del “Rey” hace pensar que este Hijo de hombre se trata de Jesús (2,2; 21,5; 27,11.29.37.42), como la relación “rey” y “pastor” (ver Ezequiel, primera lectura) lo indica (ver “trono de gloria”, v.31). Los de la derecha recibirán este “reino” en “herencia” (v.34). De todos modos no hay que llevar la metáfora al extremo (el Hijo Rey tiene a su Padre vivo, no como ocurre en las dinastías). 

Los hechos mencionados (llamados “obras de misericordia”) son frecuentemente tenidos en cuenta en la literatura bíblica y para bíblica:

Porque exigías sin razón prendas a tus hermanos, arrancabas a los desnudos sus vestidos, no dabas agua al sediento, al hambriento le negabas el pan; (Job 22:6-7)
¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? (Is 58:6-7)
El que es justo y practica el derecho y la justicia, no come en los montes ni alza sus ojos a las basuras de la casa de Israel, no contamina a la mujer de su prójimo, ni se acerca a una mujer durante su impureza, no oprime a nadie, devuelve la prenda de una deuda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento y viste al desnudo, no presta con usura ni cobra intereses, aparta su mano de la injusticia, dicta un juicio honrado entre hombre y hombre (Ez 18:5-8)
“Fui vendido como esclavo, pero el Señor me liberó. Fui llevado a la cautividad, pero su mano poderosa me ayudó. Me sentí agobiado por el hambre, pero el Señor me alimentó. Estuve solo, pero Dios me consoló; estaba enfermo, pero el Altísimo me visitó. Yacía encarcelado, pero el Salvador se apiadó de mí. Entre grilletes estaba, pero él me desató” (Testamento de José 1,5-6).

Si bien la tercera y la sexta (migrante y encarcelado) no son muy frecuentes, no deja de ser interesante que también se encuentren en Heb 13,2-3:

No se olviden de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles. Acuérdense de los presos, como si estuvieran con ellos encarcelados, y de los maltratados, pensando que también ustedes tienen un cuerpo”.

Seguramente alude a circunstancias también de la vida de los miembros de las comunidades.

Se podría aludir a cada uno de los momentos de necesidad (necesidades básicas [1 y 2], necesidades de protección [3 y 4] y necesidad de compañía [5 y 6] pero no parece necesario. Pero la novedad no se trata solamente del hecho realizado, sino que se le realiza al mismísimo rey. Estos, llamados ahora “justos”, se sorprenden por la atribución.

La frase que da sentido a la unidad (v.40) es característica de Mateo: amên legô hymin (“en verdad les digo”, x29 mientras x12 en Marcos, y x5 en Lucas. Juan duplica el “amén”: “en verdad, en verdad…” x20). El texto ciertamente es subversivo, ya que no tiene – socialmente – repercusión lo que se haga en favor de los insignificantes (elajistôn) mientras que suele contar lo que se realiza en favor del rey. Pero este rey se sabe atendido en la necesidad en lo hecho a los últimos. El objetivo del texto es claramente contrastante. La clave – sin duda – está dada por el “a mí me lo hicieron” (o dejaron de hacerlo). 

Es evidente que el relato debería repetir cuatro veces la escena (dos – positiva y negativa – en el dicho del rey y dos – positiva y negativa – en la pregunta de los destinatarios. Para evitar la extensión el relato se va abreviando progresivamente, lo cual favorece la narración. Así se lleva a v.45 con la antítesis de lo dicho en v.40 mostrando la antítesis (la omisión de “hermanos” [y hermanas, ciertamente] en esta unidad revela que no se trata de servicio hecho a los discípulos, sino al mismísimo rey, sea quien fuere el necesitado socorrido o no. 

Hay un elemento final a tener en cuenta: en el evangelio de Mateo, es característico que el resucitado “no se va”, por el contrario “permanece” en medio de su comunidad: “yo estaré con ustedes” (28,20). Esa presencia del resucitado es la que la comunidad de Mateo está invitada a reconocer y servir. Jesús está donde “dos o tres se reúnan” (18,20), “en la predicación” (10,40-42), y – en este caso concreto – en las necesidades de los insignificantes de la sociedad. Tan presente está que reconoce como hecho a él – u omitido – cualquier cosa que se haga socorriendo sus necesidades o dejando de hacerlo. “A mí me lo hicieron”. Es algo que se realiza a la misma persona del Rey.

Video con comentario al evangelio 
https://youtu.be/HSbmx8yfrak
o también en
https://blogeduopp1.blogspot.com/2023/11/video-con-comentario-al-evangelio-del_20.html


Foto tomada de iscagdl.blogspot.com

Una mirada monooftálmica

Una mirada monooftálmica

Eduardo de la Serna



Hay momentos, las crisis particularmente, en que es razonable y sensato preguntarse por qué, cómo, qué pasó… Es razonable y sensato, pero…

Es muy frecuente la respuesta facilista, simple y sin dudas. Esto vale para quienes, en la crisis, eligieron a Milei, también. Pero es conveniente mirar esta crisis que tenemos muchos por lo que ocurrió, es decir, que ganara Milei.

Y es muy fácil la respuesta de afirmar que eso ocurrió “es por…” y quedar satisfechos por la respuesta simple. Quizás ese “por” sea una razón, pero muy probablemente haya muchas otras que se deben sumar. Especialmente si frente a ese “por” existen otro tipo de respuestas.

En estos días se escuchan y escucharán análisis diversos. Y, es posible, con algo, bastante o incluso mucha razón en ello. Y valga, solo a modo de ejemplo, escuchar a periodistas (o quienes trabajan de tales) afirmar que la razón es B, o J, o X… o una combinación de ellas. Y, en ocasiones, si se las analiza (insisto, en ocasiones, no en todos los casos, por cierto) podemos acordar que B, o J o X son “parte” de los motivos de la situación, pero “curiosamente”, por citar casos que he escuchado, en esas letras no figura la “P” de periodistas, o de prensa… Impolutos e inmaculados, nada de responsabilidad tienen los que contribuyeron a mostrar una realidad tuerta, a deformar un discurso sin ver sus matices, o a venderse por una pauta. Y, si eso ocurre (y ¡ocurre!) ese análisis, aunque por elementos de verdad o razonabilidad es parcial. Y en otros análisis está ausente la “I”, de Iglesia, que ha olvidado su responsabilidad profética y se ha dedicado a espiritualismos desencarnados, o a comentarios (y hasta en ocasiones “denuncias”) que revelan una semejante mirada tuerta, con distintas dioptrías. Y la “E” (no de economía que está, con plena justicia, presente en casi todos los análisis) sino de Empresariado, que mira su propia ganancia inmediata sin tener en cuenta un mañana sin compradores ni habitantes. Con justa razón se menciona la A, de Alberto; la I, de inflación, la ambigüedad de la S, de seguridad, la D, de droga y otras más.

 

Diccionario de la derrota

La riqueza de la lengua castellana permite, en ocasiones, más de una acepción.

A – Alberto

B – Benegas Lynch, (“el prócer”)

C – Corrupción

-          Cámpora (la)… algunos la pondrían en la “d” (demonios)

-          Clarín

-          Cristina, la causa de todos los males (vale eliminarla)

D – Derechos -humanos (un curro)

E – Empresariado

-          Economía, situación

F – Fake News

-          Fascismo

G – Gorilaje

H – Hignorancia (¿o se escribe sin “H”?)

I – Iglesia jerárquica

-          Inflación

-          Izquierda dogmática

J – Justicia (poder judicial)

K – Kausa de todos los males (aun los inexistentes o los cometidos por “otros”)

L – Liberalismo (que es neoliberalismo, aunque lo simulen)

M – Macrismo (o mentira, que es lo mismo; con M de Milei y M de Magnetto)

-          Massa

-          Miedo

N – Negacionismo

Ñ – ñoquis (razón para devastar el -estado, en especial si son de La Cámpora)

O – Odio al / la / lo diferente

P – Prensa

Q – ¿Qué-me-importa?

R – Revolución Federal

-          Radicalismo

S – sindicatos cómplices

T – TN y su grupo

U – unilateralismo (de lo internacional a lo local)

V – Violencia (y falcons verdes)

X – “x” cantidad de cosas más

Y – Yuta (y variantes)

Z – Zombies

 

Simplemente sirva esto para alentar que una mirada y análisis que no trate de abarcar todos los motivos y causas, será parcial y, por lo tanto, a la hora de entender, será insuficiente.

En muchas partes del mundo la derecha y ultra derecha se hace presente. En Europa y América Latina, en la Iglesia y en tantos otros ámbitos… y sería facilismo decir que esa es la razón (“mal de muchos, consuelo de tontos”). También es frecuente la resignación (“las uvas estaban verdes”). Sólo mirando y analizando, criticando los análisis y evitar falsas y pobres complicidades de querer escuchar solamente a los amigos o a los “del palo” y asumir respuestas porque nos “gustan”. De analizar en serio para crecer, resistir y soñar un mañana diferente se trata. Mientras tanto, tocará soportar las pesadillas.


Imagen tomada de https://es.quora.com/Por-qu%C3%A9-los-piratas-usaban-un-parche-en-el-ojo

lunes, 20 de noviembre de 2023

Advertencia, resistencia, insistencia

Advertencia, resistencia, insistencia

Eduardo de la Serna



Una segunda mirada a los resultados electorales me lleva a dar un paso más. Nunca el último…

Para empezar, me surgen una serie de preguntas a las que no responderé. Creo que responderá el tiempo… corto o largo, no lo sé.

  •         El pueblo ¿nunca se equivoca? Por supuesto que para dar una respuesta seria a esto es indispensable ver con una cierta integridad qué es lo que el pueblo dijo al decir Milei.
  •          Si al gobierno le va bien ¿al país le va bien? Para empezar, depende qué quiera decir “ir bien”; además, a dónde es ese “…ir”, porque no sé si quiero dirigirme en esa dirección (como con el avanza de “la libertad” … No sé hacia dónde “avanza”).
  •         ¿Legitimidad? Personalmente no me atrevo a dudarla. Salvo en caso de mentiras (como ocurrió con Macri, que creo que le quitó legitimidad, porque “la gente” votó “A” e hizo “Z”). Lamentablemente, creo que será legítimo cerrar el banco central, dolarizar y todas esas aberraciones que “fueron votadas”. Después quedará si la Constitución nacional lo permite, pero es otro terreno.
  •         El pueblo ¿dónde está? Creo que si hace décadas era razonable decir “el pueblo dice”, “el pueblo es”, “el pueblo quiere”, la actual fragmentación vuelve muy difícil afirmarlo. El pueblo, ¿quiere que dependamos de los EEUU? ¿quiere que el que quiera contaminar pueda contaminar? ¿Que se puedan vender órganos o niños? ¿Que se quiten los subsidios a la salud, la educación, el trasporte público? No me atrevo a afirmarlo… ni a negarlo.
Pero me quiero detener brevemente en tres momentos que creo importantes:

 

Advertencia

Creo que se viene tiempos en que es importante “estar alerta”. Tiempo de adviento. Pueden ser momentos dolorosos que presagien buenas cosechas, o también, tiempos sencillamente de muerte. Lo dirá el tiempo…. Y la siembra.

Sabemos que la experiencia nos dice claramente que también pueden ser tiempos de “sandwichitos”. Especialmente en los órganos legislativos habrá que saber distinguir una sensata negociación (un do ut des político, que es razonable) de una lisa y llana traición. Estar alerta nos obliga a mirar atentamente, y militar para que “esos tantos no lo olviden fácilmente”.

Si no hay justicia hay escrache, se decía. Quizás sean tiempos de nuevos escraches; no de romper, no de lastimar, no de violencia, por supuesto… sí de señalar, sí de que los señalados no puedan quitarse “fácilmente” la marca de la traición. Lamentablemente creo que los habrá. Por eso creo que debemos estar atentos. Mucho.

 

Resistencia

La resistencia es constitutiva del peronismo. Resistió el pueblo hasta que apareció un líder y esa resistencia se hizo calle, plazas y fuentes. Resistió el pueblo la proscripción y se hizo pintadas con tiza y carbón, con películas y cartas clandestinas y lucha, para que vuelva. Resistió una dictadura hasta que aparecieron sus resquebrajaduras, que algunos llaman grietas, y se hizo democracia, se hizo reclamo colectivo por memoria, verdad y justicia… Resistir sabemos. Y aunque determinadas cosas puedan aparecer como legítimas, también es legítima la resistencia. En la calle o las paredes, en las casas o las redes. Resistir es aguantar. Es desensillar hasta que aclare. Es gritar “no pasarán” aunque siempre pasen. Resistir es vivir – y a veces, ojalá nunca – hasta morir para que otros y otras tengan una mejor vida. Resistir es no bajar las banderas, no renunciar a las convicciones, y mantenerlas; a veces de debates, de estudio, de reflexión, de crisis, de militancia se trata. Resistiendo.

 

Insistencia

Nadie debería renunciar a aquello que es, a menos que encuentre algo mejor (en ese caso, de conversión hablamos). Momentos de crisis pueden aprovecharse – y quizás “deben” – para profundizar lo que somos, con quiénes somos, hacia dónde somos, cómo somos. Y profundizarlo puede indicar corregir lo negativo, o lo vetusto, o lo insuficiente. No para adaptarse a los nuevos tiempos, con lo que tantas veces se simula que “un solo traidor puede con mil valientes”. Corregir para afirmar, apuntalar, reafirmar. “Esto soy” … Aquí estoy. Hacia “allá” quiero ir, y no por capricho o tozudez ideológica, sino porque estoy firme, militante y vehementemente convencido que en ese “allá” está lo mejor para el pueblo. “Pueblo” que, con todas las crisis, incertidumbres y oscuridades es mi “allá”, donde quiero estar y por quien quiero gastar la vida.


Tiempos duros y raros… ¡sin duda alguna! Pero tiempos en los que o miramos concentrada y críticamente o nos diluimos en un "todos" del que saldremos flotando como un corcho, pero de identidad siempre difusa. Podremos flotar, para no ahogarnos, y ¿quién se atrevería a negar el derecho a quien así quiere vivir? Pero también podremos nadar… o remar en busca de nuevas orillas, tierras para todas y todos y no solo para terratenientes. Resistir, sembrar, mirar atentos y acompañarnos mateando juntos parece un buen plan para empezar estos tiempos duros que se avecinan.


Imagen tomada de https://condicionfisica.es/resistencia-cardiovascular/