lunes, 30 de septiembre de 2024

Video con comentario al Evangelio del domingo 27º B

Video con comentario al Evangelio del domingo 27º B


o también en

https://youtu.be/GOT0ZHLOwEw

Eduardo

El camino abierto por Jerónimo

El camino abierto por Jerónimo

Eduardo de la Serna




En un nuevo aniversario de su fallecimiento, en la Iglesia se conmemora hoy a san Jerónimo (30 de septiembre 420). Había nacido en la década de 340 en Estridón, quizás en la actual Croacia (se desconoce el lugar exacto ya que fue destruida por los godos en 379).

Es bueno destacar previamente algunos elementos para entender su contexto:

  •          Pasados los tiempos de persecuciones a los cristianos después de Constantino, muchos cristianos, con mayor o menor entusiasmo, con mayor o menor vehemencia empezaron un modo de vida, individual o comunitario que fue el “monacato” (de “monos”, unidad… el acento estaba puesto en el modo de vida de cada quién).
  •          La diferencia teológica entre las escuelas de Alejandría (centrada en la lectura alegórica de la Biblia) y de Antioquía (una lectura literal) estaban en pleno auge.
  •          Los debates teológicos, particularmente trinitarios, eran muy vehementes, especialmente entre oriente y occidente (y es de recordar que Jerónimo es occidental pero mucho tiempo de su vida lo pasó en oriente).
  •          Es de recordar que los nombramientos de los obispos (incluido el obispo de Roma) eran elegidos por el pueblo y los presbíteros del lugar.

Jerónimo tiene una gran curiosidad intelectual, y se inicia en Roma, donde empieza a profundizar a los clásicos (Cicerón y Virgilio), luego en el norte de Italia se integra a un grupo de devotos, viaja luego a Antioquía (donde profundiza sus estudios y conoce la escuela bíblica), allí vive como ermitaño – tal como era su temperamento, exagerado en mortificaciones y ayunos – y se dedica al estudio del hebreo. De nuevo en Roma es valorado por el papa Dámaso quien le hace varias consultas bíblicas y le pide la revisión del texto de la Biblia en latín (Vetus Latina). A la muerte de Dámaso, el nuevo obispo de Roma es más tradicionalista, por lo que Jerónimo, acompañado de un grupo de mujeres de la aristocracia (Marcela y Paula con sus hijas, especialmente) se dirigen a Tierra Santa; viaje que motivó – como era de esperar – diversos comentarios. Se trasladan a Belén donde fundan monasterios masculinos y femeninos donde Paula y sus hijas se asientan. Jerónimo se dedica a escribir, y, particularmente entre el 390 y el 405 traduce la Biblia al latín.

Acá es importante notar algunos elementos. En el mundo grecorromano se había recibido la traducción griega de la Biblia, por lo que una versión latina era mal mirada; para “peor”, como se sostenía que los judíos habían deformado la Biblia intencionalmente, una traducción directa del hebreo era altamente cuestionada. Pero desde el s. V al IX empezó a alcanzar reconocimiento hasta que, desde el s. X fue tenida por “Biblia oficial” de la Iglesia, y se conoció – por su popularidad – como Vulgata. En sus comentarios bíblicos, Jerónimo, atraído por Orígenes combina las posiciones de las escuelas antioquena y alejandrina; pero ya en los aportes al papa Dámaso fue sumamente criticado por los tradicionalistas (cosa que continuó, como vimos, al traducir la Biblia entera al latín). Jerónimo no se caracterizaba por la mesura en las palabras, por lo que, a las críticas de los tradicionalistas respondió, sencillamente, con insultos. Su falta de temperancia, por ejemplo, lo lleva a alejarse de Orígenes y a polemizar con Agustín entre muchos otros, a lo que ha de sumarse una importante vanidad.

Sin embargo, la enorme producción literaria, especialmente en el terreno bíblico, lo ha llevado a ser contado entre los cuatro grandes Padres latinos de la Iglesia.

Ahora bien – y sería grave esclerosarse en un momento fijo de la historia – la valoración de la Vulgata, por ser tenida por “oficial”, llevó a importantes extremos. Valga a modo de ejemplo lo dicho por Melchor Cano op (+ el ¡30 de septiembre! de 1560):

se demuestra la autoridad de la antigua traducción Vulgata, y que no hay que recurrir ahora a los textos hebreos o griegos (…) Los doctores hebreos, nuestros enemigos, procuraron con ahínco corromper el texto hebreo, para hacerlo contrario a nuestros ejemplares, como dice Eusebio [H.E., IV, 18; en realidad Eusebio cita a Justino]. Y los griegos, con el mismo empeño, violaron el Nuevo Testamento en muchos pasajes para acomodarlos a sus teorías [De Locis Theologicis XIII].

Hubo que esperan nada menos que hasta Pio XII para que esto fuera mirado en la Iglesia con otros ojos:

Procure (el exégeta), por lo tanto, con diligencia adquirir cada día mayor pericia en las lenguas bíblicas y aun en las demás orientales, y corrobore su interpretación con todos aquellos recursos que provienen de toda clase de filología. Lo cual, en verdad, lo procuró seguir solícitamente San Jerónimo, según los conocimientos de su época; y asimismo no pocos de los grandes intérpretes de los siglos XVI y XVII, aunque entonces el conocimiento de las lenguas fuese mucho menor que el de hoy, lo intentaron con infatigable esfuerzo y no mediocre fruto. De la misma manera conviene que se explique aquel mismo texto original que, escrito por el sagrado autor, tiene mayor autoridad y mayor peso que cualquiera versión, por buena que sea, ya antigua, ya moderna; lo cual puede, sin duda, hacerse con mayor facilidad y provecho si, respecto del mismo texto, se junta al mismo tiempo con el conocimiento de las lenguas una sólida pericia en el manejo de la crítica. (Divino Afflante Spiritus [30 de septiembre – día de san Jerónimo - 1943] 12).

La importancia y trascendencia de esta encíclica queda reflejada en el texto de Carlos Mugica sobre “el rol del sacerdote” donde al preguntarse sobre el compromiso político de los presbíteros lo primero que dice es

En el año 1943, Pío XII dio una encíclica que se llama Divino Afflante Spiritu. Es una vuelta a la Escritura. Antes la Biblia estaba prohibida para los católicos. Y la Biblia es un libro muy carnal, muy concreto. En la Biblia no se define al hombre como un animal racional. Esa es una definición aristotélica pero no una definición bíblica. En la Biblia el hombre es polvo que respira. Es alma corporizada; cuerpo animado; no hay separación entre alma y cuerpo, inconcebible para el hebreo.

A modo de conclusión creo bueno señalar que Jerónimo, con todo su temperamento a cuestas, fue un gigante que puso en el centro de la vida eclesial la Palabra de Dios. Esta palabra, como a los profetas, a Jesús o a Pablo, o a Jerónimo le provocó incomodidades, incomprensión y persecuciones.

Como ocurre en todas las instituciones humanas, los grandes momentos suelen transformarse en “monumentos”, con lo que se “rutiniza el carisma”, al decir de Max Weber. Es por eso que – para quienes creemos que el que conduce la Iglesia es el Espíritu Santo – cada tanto se dejan ver nuevos personajes que vitalizan lo rutinizado, que dejan soplar los nuevos vientos de los nuevos tiempos… Sea Jerónimo, sea Pio XII y el Concilio Vaticano II (con la maravillosa Dei Verbum) y sean aquellas cosas que “el espíritu dice a las iglesias”. El desafío, ayer y hoy, no queda en admirar los monumentos – cuya belleza es incuestionable – sino en saber que estos marcan rumbos y caminos. De caminar se trata…


Nota: en este texto, de ninguna manera pretendo omitir o ignorar el aporte (y más que aporte) fundamental en los trabajos bíblicos de Marcela, Paula y Eustoquia. Simplemente el intento de estas líneas se dirigen a la lectura bíblica más que al /a los traductor /es/as.


Pintura de Caravaggio, Escritura de San Jerónimo (1606), en www.italy-villas.es/en-italia/2017/atracciones-turisticas/museos/obras-destacadas-borghese


viernes, 27 de septiembre de 2024

Caminar juntos a la fiesta

 

Caminar juntos a la fiesta

Eduardo de la Serna


 

Los caminos no son llanos

Ni rectos al caminar

Se hacen duros, se hacen arduos

Si se andan en soledad.

 

Y si la meta está lejos

Y no vemos el final

Nos hacen falta señales

Para saber cómo andar,

 

Y qué trayecto conviene

Por dónde no has de doblar

Y cuando es bueno un parate

Y ponerse a descansar.

 

Pero el camino con otros,

Que te animan al cantar,

Con abrazos, con miradas,

Y hasta bromas por demás

 

Hace más suaves los pasos

Es casi un peregrinar

No es errante porque hay meta

Es un camino eclesial

 

Hay un Hijo, que es hermano,

Una madre que es mamá

tantas señales hermanas

Que nos cantan “¡por acá!”

 

En esa vía de todos,

Andar juntos a la par

Pero por rutas distintas

Con destino similar

 

Con mojones luminosos

De quienes llegaron ya

Y esperan con la mesa

Pronta ya para brindar

 

Mesa de pobres sin llantos

Con abundancia de más

Mesa de hermanas y hermanos

Mesa donde sobra el pan

 

Mesa con vino en las copas

Mesa en que todos están

Porque allí no falta nadie

Caminan, van a llegar

 

Está empezando la fiesta

¡Vamos, que esperarán!

Vamos a caminar juntos

¡sólo así es eclesial!


Foto generada por IA tomada de https://www.freepik.es/fotos-premium/gran-multitud-personas-sientan-mesas-habitacion-grande-mesas-sillas_320550049.htm 

jueves, 26 de septiembre de 2024

Juan, el bautizador

Juan, el bautizador

Eduardo de la Serna



En la Biblia el nombre “Juan” es relativamente frecuente y se atribuye a más de una persona. Hay ocasiones en que no sabemos a qué “Juan” se refiere ya que el autor y los destinatarios seguro lo reconocían, pero nosotros no. Pero hay un “Juan” que es muy conocido por todos, “Juan, el Bautista”. Los cuatro Evangelios y Hechos de los Apóstoles lo mencionan, y su principal característica reconocida es que “bautizaba”, de allí el adjetivo.

Cada Evangelio lo presenta con diferentes características, en muchos casos más para hablar de Jesús – que es su objetivo principal – que de Juan. Por ejemplo, si se lo conoce como “el precursor” (Hch 13,24) es porque su acento está en el anuncio de “uno que viene” después. Es decir, el acento está puesto en Cristo, lo cual es razonable en los Evangelios donde su interés principal es anunciarnos la Buena Noticia de Jesús. La frase, repetida, que Juan “bautiza con aguapero Jesús “bautizará con Espíritu Santo” (Hch 1,5; 11,16) es también expresión clara de esto, por eso en Hechos se destaca que es un “bautismo de conversión” (19,4), de aquí que Juan sea presentado como una suerte de “punto de llegada y también un punto de partida” en Hechos (1,22; 10,37; 13,24.25; ver 18,25; 19,3) de la novedad que Jesús trae.

Marcos destaca que Juan se viste como se vestía Elías (1,6; ver 2 Re 1,8) es decir el profeta esperado para el final de los tiempos (ver Mal 3,22) con lo que nos dice que Juan es un profeta, él último. Pero también va a señalar que Herodes Antipas lo mata después de haberlo encarcelado. Otro elemento que está mencionado “como de pasada” es que tenía discípulos (2,18; 6,29).

Mateo también destaca el vestido de Juan (3,4) pero Juan reconoce claramente su inferioridad ante Jesús (3,14). Pero, ante la predicación y los gestos de Jesús, Juan se desconcierta (11,2), es que en su predicación había supuesto que Jesús combatiría ferozmente a los pecadores mientras el Evangelio destaca que Él “come con ellos” (3,6-12 y 11,19). También “de pasada” señala que Juan ayuna (11,18; ver 9,14). Juan es “más que un profeta”, es un “mensajero” de Dios (11,10-11).

Lucas en la infancia también compara a Juan con Elías (1,17) pero en el cuerpo del Evangelio, como también en Hechos, pone el acento en la conversión y en que anticipa (“precursor”) a Jesús (7,29-30; 16,16). De pasada nos dice que Juan “enseñó a orar” a sus discípulos (11,1).

Juan evangelista, curiosamente, destaca en un primer momento más bien aquello que Juan “no es” que aquello que sí es: no era la luz (1,8), no es el Mesías, no es Elías, no es el profeta (1,25), el acento está puesto en que es “testigo” (1,15.19.32). Un caso emblemático se da en que a dos de sus discípulos Juan los envía a que “sigan” a Jesús (1,35-37). El Evangelio de Juan nos conduce a tomar partido en favor o en contra de Jesús y, en ese marco, Juan es testigo del Señor, anima a optar por Jesús, que es “creer” en él, y esto conduce a la “vida eterna” (3,28-36).

Esto nos permite sacar algunas conclusiones: Juan no es discípulo de Jesús, y por lo tanto no parece un “cristiano”, sino “el mejor” de los judíos, el profeta, el último, el precursor, el testigo que prepara la llegada de Jesús, el Mesías. Como judío se caracteriza por la oración y el ayuno… Se ve a sí mismo como el último profeta, el que anuncia los tiempos de Dios que llegarán pronto, y para ello bautiza, como signo de purificación y se muestra como el último eslabón antes de la intervención definitiva de Dios en la historia.

Pero esa actitud lo llevó también a confrontar con el poder político. Herodes tomó actitudes que amenazaban el futuro de Israel al romper su matrimonio con la hija del rey vecino (de hecho, a partir de esto se desencadenó una breve guerra en la que Herodes fue derrotado por el rey Aretas). Y, denunciar a un poderoso, suele ser inconveniente; de hecho, Herodes lo asesina. Un historiador judío llamado Flavio Josefo cuenta que “el pueblo interpretó su derrota militar como un castigo a Herodes por haber matado al Bautista”.

Juan nos invita, con su ejemplo, a dejarnos conducir por Dios en la historia. Nos invita a escuchar su voz profética. Juan no era “cristiano” sino “judío”, pero como judío – como lo presentan los Evangelios – nos allana el camino para el encuentro con Jesús, para dejarnos conducir por Jesús y su novedad. Juan, el bautizador, nos invita a estar atentos a ese Jesús que está continuamente acercándose a nosotros, que nos sale al encuentro y nos invita a reconocerlo en los hermanos.


Imagen tomada de https://www.istockphoto.com/es/ilustraciones/juan-el-bautista

martes, 24 de septiembre de 2024

Comentario a las lecturas domingo 26º B

Dios no se desentiende de aquello que beneficia a los necesitados

DOMINGO VIGESIMOSEXTO - "B"

Eduardo de la Serna



Lectura del libro de los Números     11, 16-17a.24-29

Resumen: para ayudar a Moisés, Dios envía su espíritu sobre 70 ancianos reunidos en la Tienda. Esto se manifiesta visiblemente incluso sobre dos que no estaban allí. No corresponde a la autoridad censurar aquello que Dios da gratuitamente a quien quiere.


Evidentemente el texto fue escogido para ilustrar la primera parte del Evangelio: el intento de impedir un exorcismo y la negativa de Jesús. En este caso, el intento de Josué de prohibir a Eldad y Medad profetizar ya que no se encuentran en la carpa. El texto presenta solamente el encargo divino (vv16-17a) y el momento de la efusión del espíritu de Moisés.

El crecimiento del pueblo (600.000 personas según v.21) y su constante rebeldía hacen que Moisés precise ayuda para establecer la justicia. Debe reunir setenta ancianos (cf. Ex 24,1) y encontrarse con Yahvé en la “Tienda del Encuentro”.  

… tomó Moisés la Tienda y la plantó para él a cierta distancia fuera del campamento; la llamó Tienda del Encuentro. De modo que todo el que tenía que consultar a Yahveh salía hacia la Tienda del Encuentro, que estaba fuera del campamento.  (Ex 33:7)
El término Tienda del Encuentro es muy frecuente en la Torá: x127 en Ex – Lev – Núm y sólo x2 en Dt (31,14) y x2 en Josué (18,1; 19,51). Anticipa el Templo. El “encuentro” (mo‘ad) señala en espacio o tiempo preestablecido (incluso un monte, o una fiesta). Es allí donde “bajará” Yahvé para encontrar a los setenta ancianos. La idea de que sean Ancianos hace referencia más que a la edad a la experiencia y sabiduría, necesarias para el consejo y el gobierno (ocupan un rol de gobierno o consejo con mucha frecuencia tanto en el AT como en el NT).

En el fragmento omitido Moisés presenta una objeción al encargo de Dios hacia el pueblo rebelde. Pero a continuación comunica la misión. Ya en la tienda Dios toma “algo del espíritu” de Moisés y lo dio a los ancianos. Como una suerte de éxtasis, estos comenzaron a “profetizar”, pero después de hacerlo un rato ya no lo repitieron. Esta manifestación exterior viene a constatar visiblemente la donación del espíritu. A esta especie de éxtasis se hace referencia en 1 Sam 10,10-13; 19,20-24; cf. Jl 3,1-5 y tiene como finalidad crear un clima de fervor y confianza en la presencia de Dios en medio de su pueblo. No se trata de una “profecía” en el sentido de una palabra concreta sobre acontecimientos o personas, sino a manifestaciones que sirven para reconocer la presencia del espíritu de Dios (también se usa el verbo profetizar para aludir a este éxtasis).

Para la Biblia es frecuente que haya una estrecha relación entre la profecía y el espíritu (cf. 1 Sam 18,10; 19,20; Ex 37,9.10; Os 9,7; Zac 7,12).

El texto no dice la razón por la cual dos inscritos en la lista de los setenta, Eldad y Medad, no fueron a la Tienda, pero igualmente el espíritu descendió sobre ellos. El don del espíritu lo tienen estos según el designio de Dios, pero ojalá todo el pueblo lo tuviera, afirma Moisés (v.29), es un ideal para todos. Todos los miembros de la comunidad pueden verse beneficiados del don gratuito de Dios y este no está supeditado al control de la autoridad. 



Lectura de la carta de Santiago     5, 1-6

Resumen: Los ricos que no pagan el justo salario a los jornaleros reciben una durísima crítica de Santiago porque el grito de los trabajadores es escuchado por el Dios de la misericordia.


El texto parece tener un cierto paralelo con la unidad anterior ya que ambas comienzan igual: “ahora bien” (4,13; 5,1) pero los destinatarios no son los mismos, y los verbos en futuro son aquí reemplazados por verbos en pasado. El texto es uno de los fragmentos más críticos de toda la Biblia hacia los ricos (comparable a la imposibilidad de ingreso de estos en el reino, como el camello no pasa por el ojo de la aguja, Mc 10,24-25). 

Los vv.2-3 aluden a los bienes que los ricos poseen: riqueza, vestidos, oro y plata, y tesoros. Es habitual que los términos oro y plata aludan a la fortuna (Is 60,9; Ap 18,12), incluso divinizados (Sab 13,10). Los vestidos – ya lo vimos en la carta domingos pasados – son expresión visible de la riqueza (2,2; cf. 1 Pe 3,3). Las tres expresiones de la riqueza “están” (presente) deterioradas: la riqueza, podrida; los vestidos, apolillados; el oro y la plata, oxidados (no interesa aquí que estos no se oxiden, el sentido es metafórico y alude a la pérdida de las riquezas). El sentido del presente es escatológico, “estos días son los últimos” (en esjátais hêmerais). 

¿Por qué ocurre esto? Los terratenientes debían pagar el jornal a los que trabajaron los campos, pero éstos retuvieron el salario (v.4). Esto provoca que las víctimas “griten” (krázô) y estos “alaridos” (boê) llegaron a oídos del Señor sabaôth. Si las víctimas gritan Dios las escucha porque no permanece indiferente al dolor (Ex 22,22; Núm 11,2; Jue 3,9.15; 4,3); los alaridos de Israel maltratado suben a Dios (Ex 2,23; en realidad a un padre se le conmueven las entrañas los gritos de su hijo herido, Sir 30,7). Lo que hacen estos ricos terratenientes es exactamente lo contrario a lo señalado en la Ley (Dt 24,14-15), el salario de los trabajadores es vital (y retenerlo es asesino, como dirá).

Los ricos se desentienden – a diferencia de Dios – de la suerte de los pobres, y entonces el final escatológico se hace presente (verbos en pasado): vivieron con lujo, se llenaron de placeres, están hartos, llenos o saciados (cf. Ez 16,49; 1 Tim 5,6) como se llena el animal preparado para la matanza (cf. Hch 8,32; Rom 8,36). La imagen sin duda es durísima: no sólo pierde todo aquello que constituían sus “bienes” sino que además la suerte que les espera es dramática.

Todo esto es expresado como “condena y muerte del justo”. Si bien algunos autores piensan que se haría alusión a “Santiago, el justo”, resulta totalmente fuera de lugar en este contexto. Ya sabíamos que los ricos “oprimen y arrastran a los tribunales” a los pobres (2,6) y esto es comparado con el mandamiento “no matarás” (2,11). Esto es algo que es habitual en los ricos que en los tribunales tienen los jueces de su lado y a su favor. El criterio con que deberían guiarse es la misericordia, que “es superior al  juicio” (2,13).Ya lo había afirmado el Sirácida: quien quita el pan de la boca de los pobres es un “hombre sanguinario” (34,21).

En realidad, el importantísimo tema de los pobres (y los ricos) en Santiago parece influido por el Eclesiástico (ya se ha comentado el valor sapiencial de esta “carta”). “No prives al pobre del sustento” (4,1), “no apartes tu rostro del pobre” (4,4) “Hay quien es débil, necesitado de apoyo, falto de bienes y sobrado de pobreza, mas los ojos del Señor le miran para bien, él le recobra de su humillación” (11:12); “los pobres son presa de los ricos” (13,19); “La oración del pobre va de su boca a los oídos de Dios, y el juicio divino no se deja esperar” (21:5); el Señor “no hace acepción de personas contra el pobre, y la plegaria del agraviado escucha” (35:13).

La voz dura de Santiago ha de verse en una cierta consonancia con la voz de los profetas (Am 8,4-8; Miq 6,10-11), el Dios de la Biblia es un Dios atento al dolor de los pobres y sumamente parcial en su favor y en contra de los opresores e injustos.



Evangelio según san Marcos     9, 38-43. 45. 47-48

Resumen: Marcos presenta una serie de temas aparentemente inconexos. En el primero señala que se ha de buscar el bien de los demás, y eso es estar “del lado de Jesús”, y en el siguiente que las autoridades religiosas deben cuidar la fe de los que tienen una fe limitada.

El texto evangélico presenta dos escenas que aparentemente no tienen relación entre sí. De hecho esta unidad de Marcos presenta varias escenas que parecen unidas por un criterio fundamental: el Reino supone una inversión contracultural de los principales valores sociales. Hay que notar que la ausencia de los vv.44 y 46 se debe sencillamente a que son un añadido de la Vulgata, pero no se encuentran en los mejores manuscritos.

En los Evangelios encontramos dos versiones distintas de un dicho semejante que son llamativas. Jesús dice en un texto que está en Mateo y Lucas: “el que no está conmigo, está contra mí” (Lc 11,23; Mt 12,30); se trata de un contexto en el que lo han acusado de estar poseído por Belzebú. El problema es que al hacer esa acusación los responsables le ponen obstáculos en su anuncio del reino, le están impidiendo “hacer el bien”. Pero en Marcos 9,40 dice que “el que no está contra nosotros, está por nosotros” precisamente cuando algunos intentan impedir que otro que no está con Jesús haga el bien. Ese “hacer el bien” tiene – en estos casos, y en otros – que ver con las expulsiones de demonios (como consta en ambos casos), que lamentablemente entre nosotros tiene lecturas hollywoodescas, pero interesantes connotaciones de liberación, de levantar de la alienación, de mostrar que hay otro mundo posible en el ambiente de Jesús. Y ese otro mundo posible es el reino, precisamente; en clara contraposición a los que excluyen, rechazan u oprimen, como el imperio de turno. Es decir, la aparente contradicción de los dichos no es tal si miramos el tema central: el bien a los oprimidos, “hacer el bien” como dice en otra parte. Jesús se para en ese lado, en el de los que buscan hacer el bien. Pero el problema en ambos casos son los “otros”, los que se oponen a ese “hacer el bien”. Y esos son los que – en este caso – reciben críticas duras de parte de Jesús, tanto que llega a decir que no tendrán perdón, por impedir obrar al Espíritu de Dios (3,29).

El texto de la piedra de molino (lit. “piedra de asno”) se encuentra en los tres evangelios llamados Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). Se señala una relación entre la piedra y el escándalo a los pequeños. En Marcos, después del segundo anuncio de la pasión, que culmina, como el anterior, con la frase “si alguno quiere” (8,34; 9,35; ver 10,36.43), Jesús ejemplifica el dicho poniendo un niño (paidíon) destacando que debería ser “recibido” (9,37). Los niños (paidíon) vuelven a estar en el centro en la unidad 10,13-17,  aunque en este caso, para que Jesús los toque. En el centro de estas dos unidades se ubican una serie de perícopas sin relación evidente, las cuales son presentadas en la liturgia.

Mientras las primeras parecen marcadas por la frase “el que...” (vv.37.41.42) en v.42 la frase comienza con “y el que...”, comenzando los siguientes párrafos con “y” (vv.42.43.45.47) repitiéndose en 10,1 con un cambio de escena “y... va a la región de Judea...” La unidad vv. 37-41 está marcada por la referencia al “nombre”, mientras que vv.42-49 lo está por “escandalizar”.

Los cuatro “y” muestran en los tres últimos un esquema paralelo con un miembro del cuerpo (mano, pie, ojo) que sea “ocasión de pecado” (skandalizê), “más vale” (lit. “es mejor”) “que la gehenna”. En los tres casos, se refiere a miembros que los hay por pares señalando que es mejor estar con uno en “la vida” - “el reino de Dios” (con lo que en el paralelismo es evidente que une reino de Dios y vida) que con los dos en la gehenna. El primero, también comienza con el verso “escandalizar” (skandalizê). La unidad culmina con un logion referido a la sal (v.50), preparado por la relación entre ésta y el fuego del v.49. Dado el uso tanto del fuego como de la sal en los sacrificios (Núm 31,22; Lev 2,13) puede referir a la purificación del discípulo, lo que sería coherente con el resto de la unidad. La referencia final a tener paz sirve de conclusión a la referencia con que había comenzado la unidad: “¿de qué discutían por el camino?” (9,33).

Nota sobre la gehenna: La gehenna es originalmente una referencia al valle de Hinnûm, donde originalmente se realizaban sacrificios humanos (ver Jer 7,31; 19,4-5; 32,35) y continuamente se quemaba basura, de allí que se utiliza metafóricamente en sentido de castigo (ver Jer 7,29-34), particularmente escatológico, especialmente en los escritos apócrifos: 
Vi allí a las huestes de los ángeles castigadores, caminando y tomando azotes de hierro y bronce. Y pregunté así al ángel de paz, que iba conmigo: -¿Contra quién van éstos recogiendo instrumentos de castigo? Me dijo: -Cada uno para sus elegidos y predilectos, para que sean arrojados al abismo profundo del valle. Y cuando se llene ese valle de elegidos y preferidos suyos, se agotarán los días de su vida, y los de su ruina serán desde entonces incontables”. (1 Enoc 56,1-4)

Los textos de Jeremías son unidos a textos de Isaías (como 66,24; precisamente el texto citado en Mc 9,44). Por esto la Gehenna es usada metafóricamente en los Oráculos Sibilinos como referencia al juicio por fuego:

Eran pesados y de gran talla; sin embargo, fueron a parar a la terrible morada del Tártaro, prisioneros de ataduras irrompibles, para pagar su pena en la gehenna de violento y devastador fuego incansable” (I,100-103);

o por el 4º libro de Esdras: 
El lago de los tormentos aparecerá y opuesto a él estará el lugar del sosiego; será manifestado el horno de la gehenna y en contraposición a él, estará el paraíso del regocijo” (4 Esd 7,36).

Como se ve, la metáfora hizo desaparecer la referencia al lugar físico, quedando como imagen de castigo escatológico.

Los dichos de Jesús se ubican en el género literario “exhortación” que frecuentemente incluyen una conclusión en forma de amenaza. Sin embargo, la primera de las imágenes, precisamente por no ser semejante en el paralelismo a las siguientes tres (los miembros del cuerpo), debe analizarse separadamente de las otras. Precisamente, Mt 18,7 le añade una conclusión en forma de “ay” antes de continuar con los ejemplos de menor a mayor de los miembros causantes de escándalo (“ay” tomado de la fuente de dichos [la fuente literaria que Mateo comparte con Lucas] ver Lc 17,1). La unidad, por otra parte, aparece en contraste con la anterior: mientras en la primera se señala la recompensa a los que reciben a los niños (“recibe al que me ha enviado”, 9,37), en esta se anuncia lo que les espera a los que hagan tropezar a los pequeños, a los que impidan que lleguen a la vida/salvación.

En los cuatro casos del escándalo Jesús señala que “es mejor” (kalón estin) utilizando el  estilo que se ha llamado “de menor a mayor”, lo que es evidente en el caso de las tres últimas.

Evidentemente, en la imagen escatológica, lo que se ponen en la mira son los dos extremos ciertamente escatológicos: entrar en la vida / reino de Dios y ser arrojado en la gehenna; en este sentido podríamos parafrasear que es preferible estar limitados en la vida que plenos en la muerte.

Sin embargo, el primer dicho no mira a sí mismo, sino el bien de los pequeños (mikrôn). ¿Quiénes son estos pequeños? en un primer momento podría pensarse en los niños, a los que aludió en 9,36-37 y volverá en 10,13-16, pero como hemos dicho el término es otro (paidíon), y además en este caso se añade “pequeños que creen” (Mateo añade todavía “que creen en mí”). Parece referirse entonces a algunos que no son valorados dentro de la comunidad del evangelista, a los que se da mal ejemplo; parece referirse a los estratos socialmente más elevados frente a los “pequeños creyentes”, y se pone la imagen de un castigo terrible señalando que esta imagen sería preferible a lo que le aguardaría escatológicamente a los que escandalizan. Ciertamente la imagen pretende sacudir la conciencia para provocar un cambio de actitud. El texto se refiere, evidentemente a cosas que ocurren al interno de la comunidad cristiana, no al externo de la misma.

El primer dicho (v.42), con una frase irreal expresa con imágenes drásticas las consecuencias que golpean a quien induce a abandonar la fe (apostatar)La referencia al escándalo refiere al hecho actual con connotaciones escatológicas que provoca “confundir en la fe”, “caer en la trampa”, y por lo tanto se ven privados de la vida.

Se puede decir que es mejor la muerte y el exterminio que robar la fe a otro. La forma recuerda las palabras de Jesús sobre Judas: ‘más le valiera a tal hombre no haber nacido’ (Mc 14,21). No se trata de sentencias inapelables, pero son palabras que pintan la terrible realidad de un hecho. No se debe olvidar – además – que “el mar” es – bíblicamente – con mucha frecuencia el lugar-morada de los demonios, lo que reafirma el sentido escatológico del dicho.

Es frecuente en el judaísmo contemporáneo esa imagen: 

es más grave hacer pecar a un hombre que matarlo, porque el que lo mata no lo hace abandonar dos mundos, mientras que quien lo hace pecar lo expulsa de este mundo y del mundo futuro” (Sifré sobre Dt 23,8).


Foto tomada de entiemporealmx.com

lunes, 23 de septiembre de 2024

La actitud no-religiosa de Etty Hillesum

La actitud no-religiosa de Etty Hillesum

Eduardo de la Serna


* Una reflexión en el "mes de la Biblia"

Algo que es llamativo, leyendo las últimas cartas de Etty Hillesum es el contraste notable con su diario y que sirven aquí de punto de partida. Me explico…

Leyendo atentamente su Diario resulta evidente, incluso para una lectura superficial, cómo va aumentando abrumadoramente la “presencia de Dios” en sus textos hasta el punto que en los últimos meses pareciera que no hace sino hablar con Dios. Sin embargo, es llamativo que en las cartas que envía posteriormente (recordar que el 13 de octubre de 1942 finaliza el cuaderno 11 de su diario; solo 16 cartas son contemporáneas al diario, las restantes 55 son posteriores) – particularmente las que escribe estando en el campo de concentración de Westerbork – Dios pareciera “casi ausente”.

Señalemos, para comenzar, unos pocos elementos previos. Todo indica que Etty siguió escribiendo y llevó la continuación de su diario (lo que sería el cuaderno 12 y – quizás – siguientes) en su viaje final a Auschwitz. Obviamente este fue destruido, lo que nos impide conocer cómo siguió ahondando su experiencia vital y de encuentro con Dios.

Por otra parte, es muy importante – creo – destacar lo que ella misma afirma en su Diario el ¡viernes santo! 3 de abril de 1942:

Cuando escribo estas cosas, todavía me siento un poco avergonzada, como si estuviera escribiendo sobre los asuntos más íntimos de los íntimos. Mucho más avergonzada que si tuviera que escribir sobre mi vida amorosa. ¿Acaso existe realmente algo tan íntimo como la relación del ser humano con Dios? Cierto desagrado por lo de ese reciente grupo de Oxford. Tan exhibicionista. Tan público haciendo el amor con Dios. Y luego todos esos piadosos pequeñoburgueses y esas viejas solteronas en busca de un hombre. ¡No! Jamás algo así. Tal vez esté bien vivirlo una vez, por la experiencia. Pero es algo demasiado respetable como para que uno vea todo el asunto como si fuera una obra de teatro.

Ella afirma que eso

es tan íntimo como los gestos de amor de los que no se puede hablar a menos que uno sea un poeta (…) se debe tener el coraje de decirlo, el coraje de pronunciar el nombre de Dios (…) S. [Julius Spier] me dijo una vez, que él tardó mucho tiempo en atreverse a decir ‘Dios’, como si encontrara algo ridículo en ello, a pesar de ser creyente (14 de diciembre 1941).

Y acá mi primera intuición: creo que Etty va descubriendo y ahondándose más y más en el encuentro con Dios, pero eso es algo que se reserva para sí misma y por eso no es visible en sus cartas. Obviamente que eso se refleja hacia “afuera”, pero no hablando de Dios sino en el servicio a las demás personas “concentradas” en el campo, en la actitud frente a su familia, en la negativa a “odiar al enemigo” (¡y no ‘cualquier’ enemigo!), en asumir la muerte inminente con paz y alegría. Pero no nombrando a Dios, porque eso es algo íntimo y personal.

Pero todavía, creo, hay un elemento más. Solemos identificar - ¡horror! – a Dios con una “religión”. En las obras de Etty, la palabra “religión” se encuentra, solamente, 6 veces, 3 de las cuales, en una cita de terceros, dos veces hace referencias a otras personas y solo una – ¡fascinante! – aplicada a sí misma: le cuestionan su lenguaje (porque usa “debemos”) y le afirman que eso es “moralista”; ¿eso no es ser inflexible?, le replican, a lo que ella acota: “Sí, pero una moralista que ha ensanchado sus horizontes gracias a la psicología y la religión” (25 de enero 1942). El término “Dios”, en cambio, se encuentra 314 veces en su obra. Incluso llega a decir – en su última mención a San Agustín, pocas páginas antes de terminar el cuaderno 11 (9 de octubre de 1942):

Voy a retomar a San Agustín. Es tan austero y tan ferviente. Y tan lleno de sencilla devoción en sus cartas de amor a Dios. En verdad, esas son las únicas cartas de amor que uno debería escribir: cartas de amor a Dios.

Creo que se puede afirmar que Etty se empieza a encontrar con Dios “a paso de gigante”; logra “desenterrarlo” (26 de agosto 1941). Para ello la ayudan, por un lado, la enorme sensibilidad ante la belleza, desde la importancia grande que tiene en su vida la hermosura de una flor hasta poder afirmar que “hay algo de ‘Dios’ en la Novena de Beethoven" (8 de junio de 1941; texto omitido en la edición inglesa del Diario, pero está incluido en las ediciones castellana, italiana y alemana; en el original holandés dice: «in de Negende van Beethoven iets van ‘God’ is».). Para entender su pasión por la belleza es importante recordar que, para ella, “una poesía de Rilke es tan real e importante como un muchacho que cae con su avión de combate” (13 de agosto 1941).

También afirmará que «“Perderme” en una persona ha desaparecido de mi vida, pero quizá me queda el deseo de “perderme” en Dios o en un poema» (17 de diciembre de 1941). El 3 de octubre insiste con Dios y la poesía: «No llevo un poeta en mi interior, pero sí un trozo de Dios que podría convertirse en poeta. En un campo de concentración como ese se necesita un poeta que sienta la vida allí, también allí como poeta y sea capaz de cantarla».

Además de su amor por la belleza, Etty es mujer de lecturas, y a pesar de un primer momento en el que afirma “podría leer la Biblia todas las mañanas, pero creo que aún no estoy preparada para ello” (8 de junio 1941) con el tiempo, la Biblia será uno de sus “libros de cabecera”, tanto que espera poder llevarla en su traslado a Auschwitz.

Esta noche soñé que tenía que hacer la maleta. Me movía en la cama pensando qué zapatos llevar, todos me hacían daño en los pies. ¿Y cómo iba a meter en una maleta o mochila toda mi ropa interior, comida para tres días y mantas? Y tenía que encontrar sitio en algún sitio para la Biblia. Y, si era posible, para el Libro de horas de Rilke y las Cartas a un joven poeta. (7 de julio 1942)

El 28 de junio de 1942 afirma:

He intentado incursionar en la Biblia desde distintos ángulos antes. Una vez a través de San Juan, otra a través de los Salmos, y así sucesivamente. Pero ahora he decidido comenzar desde el principio del Antiguo Testamento, y cada mañana doy un paso más con el estómago vacío. Debo preguntarle a mi amigo lector de la Biblia por qué encuentro ese primer capítulo tan conmovedoramente ingenuo.

Y antes de esto, decía:

Todavía me falta paciencia para pasar el tiempo entre flores, escuchando música, contemplando cuadros y leyendo la Biblia. Todavía tengo que aprender todo eso, aprenderlo toda la vida. Pero creo que estoy empezando (4 de abril 1942).

Los textos podrían multiplicarse, pero lo que parece importante es notar que Etty no busca en la Biblia un “manual para la vida” (incluso no tiene problemas en acceder a un escrito “apócrifo”, “El Evangelio de los Doce”; citado el 29 diciembre 1941 y el 20 marzo 1942), no teme mencionar textos del Nuevo Testamento con naturalidad (la preferencia por el cap. 13 de 1 Corintios es evidente, el 27 de febrero 1942: “por enésima vez”). Etty sencillamente busca a Dios.

Y, finalmente, no se puede omitir el último texto que se conserva de Etty: la impresionante carta postal que dirige, el 7 de septiembre de 1943 a Christine van Nooten, arrojada desde el vagón que la conduce a su destino final, al que se dirigió cantando, donde afirma que «abro mi Biblia al azar y me encuentro esto: “el Señor es mi cámara alta” …» ¡Etty llevó su Biblia hasta Auschwitz!

Ella fue encontrando a Dios, pero no habló sobre él sino en raras ocasiones, simplemente lo “mostraba” en sus palabras y sus actos.

Jopie Vleeschhouwer fue testigo del momento en que Etty sube al tren y este parte con destino de muerte (carta del 7 de septiembre 1943 dirigida a Han Wegerif y otros). Allí afirma que al momento de enterarse, Etty “se derrumbó, pero al cabo de una hora ya se había recuperado” … ella “recorrió el andén… charlando alegremente, riendo, con una palabra amable para todos aquellos que se cruzaban en su camino, llena de humor chispeante, tal vez un poco melancólico, pero típico de nuestra Etty”. Allí ella le dice: “llevo conmigo mis diarios [lamentablemente perdidos, como dijimos] y mis Biblias [Antiguo y Nuevo Testamento] y mi gramática rusa y a Tolstoi" (…) "El tren parte y los mil deportados se van (…) después de su partida fui a hablar con una amiga rusa y con algunos de sus protegidos. Y la forma de reaccionar ante su marcha lo decía todo sobre el amor y la confianza que ella les dio a esas personas”.

Etty, salvando lo escrito y perdido en sus diarios donde seguramente no hacía sino mencionarlo o cantarlo, durante el último año, no hablaba de Dios a los que la rodeaban; eso se lo reservó para su interior, pero al hablar, actuar, o escribir en sus cartas a terceras personas, no hablaba de Dios, sino que revelaba a todos ese Dios que había ido encontrando y siguió conociendo: un Dios, como se ha dicho, “sin apellido”, sin adscribirlo a tal o cual “religión”, un Dios que le salió al encuentro. A eso, se lo suele llamar “mística” - y de ojos bien abiertos - que, en lenguaje trascendental, es lo más parecido a la poesía.

- o - o - o -

Un ejemplo cabal de esto, lo narra Etty en su diario (20 de septiembre 1942). El texto es confuso, ella parece estar hablando con su gran amiga Jopie, la hija de Klaas Smelik, quien será el responsable de la publicación de los diarios, en Westerbock. Allí dice:

Pasaron noches enteras antes que pudiera confesarle un sentimiento tan íntimo, el más íntimo que pudiera haber. Y deseaba muchísimo decírselo, era como darle un regalo. ¿Recuerdas?, entonces salí de noche de mi barracón. Fue tan bonito. ¿Sabes? Y entonces, entonces yo... oh, fue tan hermoso. Y sólo pude decírselo a la noche siguiente delante de los arbustos. Él (sic) contuvo la respiración, me miró en silencio y dijo: '¡Qué hermosa eres!"

Señalo lo confuso ya que el diálogo es con Jopie (mujer) pero dice "él" (en holandés "hij", pronombre masculino). Es de notar que no se conservan cartas de Etty a Jopie ni a la inversa posteriores a esto (si una a padre e hija del 3 de julio de 43), como para vislumbrar las consecuencias de este momento en el que ella se decidió a "hablar de Dios" (así lo dice la versión francesa, pero esta frase no se encuentra en las restantes, ni en el neerlandés).  Lo interesante y lo que aquí cuenta es con qué cuidado y pudor ella se decide a hablar de Dios en un momento sublime y con una persona especial, como "un regalo".

Nota posterior a esta pequeña confusión. Jopie Smelik es amiga de Etty, como se dijo (ella suele poner sobrenombres - aquí el problema - se llamaba Johanna; muere en 1986); pero en el campo de concentración de Westerbock ella entabla una relación muy profunda con "Joos" Vleeschhouwer, tal el sobrenombre de quien en realidad se llama Joseph Isidoor y se conoce como ¡Jopie! El uso del masculino en toda la unidad mencionada invita a pensar que es a él, y no a su amiga, a quien ella ha referido su amor a Dios. Es de notar una interesante diferencia: estando Etty en Westerbock escribe una durísima y extensa carta a Jopie y su padre Klaas - a la que referí más arriba - narrando la "vida" (sic) en el campo de Concentración (Cta 46, 3/7/43). En ese mismo campo, ella conoce a "Joos", a quien llama "mi compañero de armas" (D 15/9/42; C 14); en carta 13 (22/9/42) lo llama por su apellido (también Ctas 16. 17. 24. 27), "mi fiel compañero de armas Vleeschhouwer (Cta 19; carta "D", 24/8/43, también aquí "hermano de armas"). En una carta de Maria Tuinzig a Christine van Nooten se refiere a él como "el amigo de Etty" (11/9/43). Él comparte la estancia con Etty en Westerbock, es testigo de cuando ella es llevada al tren de la muerte (y escribe la carta indispensable a amigos de ella contando todos los últimos momentos [6-7/9/43] y finalmente es enviado con su mujer Cato  a Tröbitz donde ambos mueren). La confusión por el nombre no quita ni un ápice a la hondura y la intensidad con la que Etty vive íntimamente su "amor a Dios".


Foto tomada de https://www.feinschwarz.net/etty-hillesum-uebersetzen/

Video con comentario al Evangelio del domingo 26º "B"

Video con comentario al Evangelio del domingo 26º "B"


o también en

https://youtu.be/VQdxwvIaHI8

Eduardo

jueves, 19 de septiembre de 2024

Jeroboam, un mal rey

Jeroboam, un mal rey

Eduardo de la Serna



Los historiadores, al menos algunos de ellos, los más críticos, ponen en duda - con bastantes argumentos - varios acontecimientos y personajes bíblicos; sin embargo, no nos toca a nosotros, en estas páginas, entrar en el terreno histórico sino ver qué dicen los textos de la Biblia sobre un determinado personaje. En este caso, el rey Jeroboam (el primero, ya que habrá también un Jeroboam II unos 150 años más tarde).

Durante los reinados de David, y luego de su hijo Salomón, los pueblos del norte y del sur se dieron un mismo rey. Así ambos gobernaron tanto a los pueblos del Sur (luego llamado “Judá”) y del Norte (llamado “Israel”). La situación política, internacional, militar del ambiente hizo conveniente que ambos pueblos eligieran que un mismo rey los gobernara; pero, a la muerte de Salomón (año 930 a.C. aproximadamente), la situación era diferente. El hijo de Salomón, Roboam [de quien ya hablamos] no supo manejar la situación lo cual provocó una ruptura entre ambos pueblos. El Sur, Judá, con capital en Jerusalén, siguió siempre gobernado por un rey descendiente de David, pero en el Norte, Israel, con capital en Siquem, y más tarde en Samaría, las cosas empezaron a cambiar. Es así que es elegido un nuevo rey: Jeroboam (del 930 al 910 antes de Cristo).

Los textos bíblicos tienen diferentes opiniones sobre su reinado: 1 Re 11,29-31 afirma que su nombramiento fue decidido por Dios por intermedio del profeta Ajías, de Silo. Por cierto, que este rey debería cumplir las normas de Dios y ser buen gobernante “como lo fue David” (11,38). Enterado de esto, Salomón quiere matarlo – a pesar de ser capataz de su casa (11,28) – por lo que huye a Egipto para salvar su vida (11,40). Al morir el rey, Jeroboam regresa a su tierra (12,2). Pero – como dijimos entonces – Roboam no actúa con sensatez y todas las 10 tribus del norte rompen con el hijo de Salomón provocándose desde entonces una ruptura que jamás se restaurará. Desde este momento Israel será un reino con su propio gobierno, su propia capital, sus propias relaciones políticas. “Cuando todo Israel supo que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la asamblea y le hicieron rey sobre todo Israel” (12,20).

Políticamente astuto, Jeroboam fortificó la capital, Siquem, temiendo un eventual ataque de Judá (12,25; ver 14,30 y 15,6). Pero su mayor jugada política será la reafirmación de dos antiguos santuarios tradicionales, uno al sur (Betel) y otro al norte (Dan). El rey sabe que lo habitual sería que el pueblo peregrinara a Jerusalén y ve en esto un peligro para su gobierno y entonces aprovecha dos lugares populares de peregrinación. En Dan fue que Abraham da alcance a los ejércitos que han secuestrado a Lot y los suyos (Gen 14,4); en Betel Jacob sueña con los enviados de Dios subiendo y bajando por lo que le da ese nombre, que significa “casa de Dios(Gen 28,19). Por tanto, la estrategia del rey es reforzar las tradiciones de sus pueblos; y, para más significación, coloca en ambos santuarios sendos “becerros de oro” diciendo “este es tu Dios, Israel, el que te hizo subir de la tierra de Egipto(12,28). Esto, que es sensato políticamente, es sumamente criticado por los libros bíblicos que añaden el nombramiento de sacerdotes que no eran de la tribu de Leví y la construcción de casas “en los altos” (12,31-32; 13,33). Para los autores bíblicos con estas actitudes “la idolatría” tuvo su entrada triunfal en Israel. Cuando – más tarde – Abías, el hijo del rey cae enfermo, la mujer de Jeroboam va disfrazada a ver al profeta Ajías, aquel que le había anunciado que sería rey, y éste la reconoce (a pesar de su ceguera) y le recrimina la idolatría y el abandono de los caminos de David (14,6-10), y anuncia un nuevo rey en su reemplazo (14,14). De hecho, su hijo Nadab gobernará en Israel (15,25) pero al poco tiempo será derrocado, asesinado y con él toda su familia (15,29). A partir de estos hechos Jeroboam será modelo de perversión para todos los reyes de Israel. A lo largo de los libros de los Reyes se repite insistentemente la misma fórmula: “Hizo el mal a los ojos de Yahveh y fue por el camino de Jeroboam y por el pecado con que hizo pecar a Israel” (15,34; 16,2.7.19.26.31 etc…).

La idolatría, que en este caso es adorar a otros dioses distintos del Dios de Israel, es el pecado principal para los profetas y sus libros de influencia como es el caso del libro de los Reyes. La jugada astuta del rey no fue vista con ojos políticos por los autores bíblicos que vieron que, a partir de ella, los ídolos, y en especial el dios Hadad, divinidad cananea que era llamada también “señor” (= Baal) y era representada con un toro, fue cada vez más claramente vislumbrado como el gran “enemigo de Yahvé Dios”. Y fue una razonable maniobra política, pero insensata religiosamente lo que le dio a esta divinidad extranjera su “carta de ciudadanía” en el “pueblo de Dios”. No siempre la sensatez política es coherente con la voluntad de Dios y los profetas deben denunciarlo.


Imagen tomada de https://iglesiando.com/2016/12/24/la-navidad-y-el-rey-jeroboam/