El cristianismo ¿es una religión?
Eduardo de la Serna
La
pregunta del título es, evidentemente, una pregunta desafiante. Y, aunque a
primera vista parezca lo contrario, no es de respuesta fácil. Especialmente
porque no todos están de acuerdo con qué significa que un grupo es o no una
religión.
Obviamente
la idea fundamental del planteo “religioso” es la relación entre Dios y los
seres humanos; en principio, una religión propone que creyendo determinadas
verdades (o dogmas) y haciendo o dejando de hacer determinadas cosas (o
mandamientos) las personas se unen con Dios; esta unión es el objetivo de toda
religión (aparentemente viene de re-ligarse). En el caso del cristianismo, se
trataría de creer aquello que Jesús propuso y de vivir (u omitir) de un modo
coherente aquello que Jesús invitó a vivir. En el caso del cristianismo
católico-romano, además, se agregan las cosas que la Iglesia católica-romana
invita a creer y vivir (sacramentos, modos de manifestarlo, etc.). Si esto
fuera sencillamente así, es difícil dudar que el cristianismo, y el catolicismo
son una religión. Pero, ¿es realmente así? Bien mirado, según lo que hemos
dicho, toda religión, entonces, sería un obrar humano (creer, vivir, omitir…),
pero ¿y Dios? ¿Dios no tiene algo que decir, hacer, proponer, impulsar, antes
de la respuesta humana? Porque – y me voy a limitar al cristianismo – Dios sale
al encuentro de su pueblo, lo libera de Egipto, envía profetas, lo acompaña en
la historia, le revela su palabra. Y todo eso es anterior a la “respuesta
humana”. Y envía a su Hijo, lo resucita… y manda su Espíritu, nos sostiene con
su gracia… Después los seres humanos creerán (en lo que Dios propone),
responderán con la vida, o no… Es decir, la religión sería una respuesta humana
a la iniciativa divina. Entonces, ser seguidor y discípulo de Jesús, ¿es una
religión? Porque en el “todo”, la respuesta humana es secundaria; primero está
la iniciativa divina.
Sin
duda que el obrar humano es religioso… creer, rezar, celebrar, evitar el mal,
buscar el bien. Creyendo en lo que Jesús nos propone y viviendo cómo nos invita
a vivir, eso nos permite afirmar que somos cristianos. Pero la pregunta
principal es si eso es todo. Porque si la fe es un encuentro, el punto de
partida es el Dios que toma la iniciativa, que sale hacia nosotros, en su amor,
su fidelidad, su vida. Ciertamente nuestra respuesta (religiosa) será obrar de
determinada manera, una vida de fe, esperanza y amor. Pero – y no deberíamos
olvidarlo – estas fe, esperanza y amor antes que accionar humano son también
don de Dios.
Así
mirado, quizás lo más sensato sea entender que hablar del cristianismo como una
religión sea algo muy limitado, muy pobre. Ciertamente no se discute que se
trate de una respuesta humana a la iniciativa divina, pero limitarlo a una
“religión” corre el riesgo de disimular u omitir todo el obrar divino que está
siempre antes del accionar de los seres humanos.
Una
religión es un re-ligar a la humanidad con Dios. Pero, en lo que es “humano”,
por serlo, puede cambiar con los tiempos, con las culturas, con las
mentalidades, mientras que en lo que es divino, aunque este “mediado” por lo
humano, es decir lenguaje, historia, vida y muerte, los cambios sean menores.
Claro – entre paréntesis – que un equívoco habitual es entender que algo “religioso”
debiera ser inmodificable, porque refiere a Dios, cuando en realidad, refiera a
la respuesta humana, que ¡sí lo es y debe serlo circunstancialmente! Quizás sea
más sensato entender el cristianismo, antes como un encuentro que como una
religión (aunque haya muchos elementos religiosos); un encuentro de un Dios que
toma la iniciativa con la humanidad que lo abraza, lo escucha, lo ama. Más que
una religión, y ritos, y formas y normas, el cristianismo es un abrazo, es una
mesa compartida, es una vida que celebra el amor que se vuelve fiesta y llena
de vida a los amigos, amigas y amigues de Jesús.
Imagen
tomada de https://laicismo.org/se-esta-creando-una-religion-unica-mundial/127521
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