El temor como contrario al amor
Eduardo
de la Serna
No logro entender algunas
lógicas.
- El 13 de febrero de 1976 el cura Pancho Soares fue asesinado a balazos en su casilla en Carupá (Provincia de Buenos Aires). El que fue su obispo decía: “cuando murió Pancho…”
- El 11 de mayo de 1998, al conmemorarse los 25 años del asesinato de Carlos Mugica (ciudad de Buenos Aires), el obispo al predicar, aludió a su muerte y a su trabajo con universitarios y vocación misionera.
- El 24 de mayo de 2015 se celebró la beatificación de monseñor Oscar Romero. El prescindible cardenal Amato, en la homilía, habló de que “a Romero lo encontró la muerte” y que falleció por “una bala traidora”.
- El 21 de febrero de 2020 la arquidiócesis de El Salvador informa que serán beatificados Rutilio Grande y sus compañeros a los que “sorprendió la muerte martirial”.
¿Por qué esa negación? ¿Será
el miedo a “la grieta”? ¿Son posibles los martirios sin martirizadores? ¿Cuál
es el miedo a decir claramente que hay uno o varios responsables? Estos
importantes eclesiásticos… ¿sacarían el “padeció bajo el poder de Poncio Pilato”
del Credo?
Pero me pregunto si todo esto no
se mueve en la misma lógica de la actitud de barrer bajo la alfombra en los
casos de pederastia. Cajonear denuncias, cambiar de parroquia o de diócesis a
los denunciados. El tema parece, una vez más, esconder el conflicto.
Y ¿cuál es el temor al
conflicto? ¿Dejará de haber asesinos o pederastas si no los vemos o los
negamos? Ciertamente no; sólo los niños jugando creen que si se tapan los ojos
el mundo no existe. Pero si algo es interesante notar es que el temor no deja
lugar al amor. Al amor comprometido y militante, al amor que enfrenta cara a
cara el conflicto. Al amor capaz de arriesgar la vida por aquellos que ama. No está mal recordar lo que dice la primera carta
llamada de Juan:
Nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tuvo. Dios es amor: quien conserva el amor permanece con Dios y Dios con él. El amor llegará en nosotros a su perfección si somos en el mundo lo que él fue y esperamos confiados el día del juicio. En el amor no cabe el temor, antes bien, el amor desaloja el temor. Porque el temor se refiere al castigo, y quien teme no ha alcanzado un amor perfecto. Nosotros amamos porque él nos amó primero. Si uno dice que ama a Dios mientras odia a su hermano, miente; porque si no ama al hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y el mandato que nos dio es que quien ama a Dios ame también a su hermano. (1 Jn. 4:16-21)
No hay cabida para el temor allí donde hay amor. Amor que se arriesga
hasta dar la vida (no hay amor más grande que ese, dice Jesús), amor como el
que en su vida manifestaron Pancho, Carlos, Óscar, Rutilio y sus compañeros.
Amor disimulado en el temor a “no quedar bien”, a “aumentar el conflicto” (como
si reconocerlos como mártires no lo hiciera). Temor que pretende y pretenderá
domesticarlos, para que “no molesten”. Por suerte para todos (o casi) los
mártires molestan y seguirán molestando, y su sangre de amor derramado no deja
cabida al temor. Los asesinos seguirán sin ser mencionados, pero seguirán
incluidos al hablar de mártires. Y el temor eclesiástico seguirá silenciando a
aquellos asesinos, sean sectores de la policía bonaerense, Rodolfo Almirón y la
Triple A, Roberto D’Abuisson y su gente, Julio Sánchez y otros de la Guardia
Nacional o Domingo Monterrosa y el batallón Atlacatl (el Mozote, y luego los
Jesuitas…), pero, aunque sean silenciados o escondidos detrás de “muertes
sorprendentes”, el amor, que es militancia y compromiso, no queda silenciado.
Son los mártires, es el amor, no los eclesiásticos prudentes, no el temor, el
que es “semilla de cristianos”.
Nota: aquí quise centrarme en el tema actual de Rutilio. Y podría hacerse una larga lista de otras "negaciones". La negativa a aceptar el martirio de Angelelli disfrazado de accidente automovilístico aceptado por la mayoría episcopal es un ejemplo más que evidente de esto.
Nota: aquí quise centrarme en el tema actual de Rutilio. Y podría hacerse una larga lista de otras "negaciones". La negativa a aceptar el martirio de Angelelli disfrazado de accidente automovilístico aceptado por la mayoría episcopal es un ejemplo más que evidente de esto.
Foto tomada de https://www.facebook.com/martiressv/photos/12-de-marzo-del-a%C3%B1o-1977-mataron-al-padre-rutilio-grande-cuando-iba-camino-al-pa/1664668647120263/
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