Una reflexión sobre el mérito
Eduardo de la Serna
Unas recientes declaraciones del papa Francisco causaron
incomodidad o molestia en algunos ambientes de la oposición. Y antes de
reflexionar quisiera destacar algunos elementos necesarios para entendernos:
A)
En la Iglesia Católica Romana, y también otras
iglesias hermanas, hay un Calendario Litúrgico desde la década del 60. Las
lecturas de cada día, y de cada domingo, por tanto, ya están establecidas de
antemano. Desde hace mucho. Los domingos están divididos en 3 ciclos anuales
(A, B y C) en los que se leen los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas
respectivamente. Este año nos encontramos en el ciclo A, el año próximo el B y
así sucesiva y cíclicamente. El Evangelio de Mateo, capítulo 20, versículos 1
al 16 corresponde al domingo 25º. Siempre.
B)
Que el Papa sea argentino, y esté al tanto de
la realidad argentina, no implica que cada cosa que dice se refiere a la
Argentina. Pobre conductor sería. Especialmente si dice lo que el evangelio del
día dice.
C)
Supongo (con dificultad) buena fe en los
periodistas que informan y comunican la noticia del dicho del Papa. ¿Puedo
esperar un mínimo de esfuerzo para informarse, comprender, y no limitarse a
repetir? La experiencia me invita a dudar que eso ocurra habitualmente.
D)
Una vez me ocurrió en una charla que una señora
me recriminó que yo hablara de los pobres. Le dije que había citado el
evangelio. Entonces, insistió, me recriminó haber citado el evangelio.
Pareciera, y aquí la crítica al Papa, que no se puede cuestionar la
meritocracia (que no es lo mismo que cuestionar los méritos, pero si
relativizarlos). Y acá me permito unas reflexiones:
I.
Una persona se “deslomó” para poder tener lo
que tiene.
Sería injusto que esa tal persona no pueda tener aquello que ha “merecido”
(siempre y cuando estemos en el terreno de lo legal, lo que no siempre ocurre).
Pero…
Y me detengo en dos libros bíblicos de la literatura sapiencial de
Israel (no estoy citando a Piketty):
·
¿Acaso no dejarás a otro el fruto de tus
trabajos, y el de tus fatigas, para que lo repartan en herencia? (Sir. 14:15)
·
Porque un hombre que ha trabajado con
sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo
ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia. (Ecl. 2:21)
Ambos textos tienen claro que “lo que se hereda no se roba”, pero que
el mérito del padre no se transfiere al hijo. El padre tuvo el mérito de
trabajar y obtener frutos, pero el hijo, que no hizo nada, lo heredará. ¿Es
mérito ser heredero?
Además, también dice el “Qohelet”:
Además, yo vi otra cosa bajo el sol: la carrera no la gana el más
veloz, ni el más fuerte triunfa en el combate; el pan no pertenece al más
sabio, ni la riqueza al más inteligente, ni es favorecido el más capaz, porque
en todo interviene el tiempo y el azar. (Ecl. 9:11)
Es evidente que hay (y los conocemos) herederos, que hablan de la
meritocracia sin que se les reconozca mérito alguno salvo ser “hijos de…”.
II.
Una persona ganó mucho dinero con su esfuerzo
Hay muchas, ¡muchísimas!, ocasiones en las que alguien con su
esfuerzo y dedicación, a puro mérito, alcanzó una considerable fortuna. Y me
refiero, nuevamente, en el terreno de lo legal. Sobre esto hizo referencia un
excelente ex jugador de fútbol (eso no lo transforma en una buena persona, en solidario,
o fraterno). Pero me formulo, entonces, una nueva pregunta:
Según puede verse, el presupuesto 2020 del Barcelona Futbol Club es
de U$A 1.220.000.000. Ese presupuesto es mayor que el de Chad, Siria, Guyana y
muchos otros países más (muchos muy pequeños, pero…) según puede verse en https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_Presupuesto_p%C3%BAblico
En este caso, quizás la pregunta debiera ser diferente: ¿es
razonable, es justo, es sensato que un jugador de fútbol, por más excelente que
sea, gane más que los científicos que están buscando denodadamente una vacuna
contra el Covid-19? ¿O que enfermeros, médicos, maestros y demás que dedican su
vida a los demás? Nadie afirma que robe, lo que se afirma, en este caso, es que
el sistema es perverso. Tiene mérito, sin duda, pero en una escala de valores
de méritos que es, por lo menos, injusta. Y cruel.
III.
¿Y los demás?
Otra característica de la defensa del mérito y la meritocracia,
además, es que es absolutamente individualista. no hay otros, no hay
solidaridad, no hay hermanas y hermanos (más que aquellos con los que yo elijo
compartir mis logros), no hay sociedad… no hay Patria / Matria. Además de
falso, además de cruel, es indiferente, particularmente al dolor y los dolientes.
¡No me pidan que los aplauda!
Dibujo tomado de http://www.libertyk.com/blog-articulos/2019/1/15/i-igualdad-de-oportunidades-y-meritocracia-por-jan-doxrud
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