"Te espero en la esquina"
Eduardo de la Serna
Mirando la cámara, y dirigiéndose directamente a Héctor Magnetto, Cristina no sólo le repitió más de una vez que no será su mascota, sino que no le tiene miedo. Como Maradona, con el clásico «lo espero en “Habana y Segurola”», le dijo claramente, «voy a estar en mi casa, en “Juncal y Uruguay” y sin fueros. Pueden venir cuando quieran». En lenguaje del truco se llama “quiero valecuatro”. Así, a ese omnipotente ante el que (casi) todos se arrodillan, lo miró a los ojos y le demostró que su única debilidad es por aquel que amó hasta la muerte.
No sé si la misma que dijo que “si me demuestran que me equivoco sé cambiar de opinión” lo hará en esta ocasión o no. A lo mejor, los clamores populares, los gritos del dolor, los llantos y los pedidos puedan lograrlo. O no. Al fin y al cabo, la que pone el cuero (“duro”, como ella misma dijo) es Cristina, y quizás no tengamos derecho a pedirle más. Pero, “animal político”, y sola (porque no está su compañero, como dijo; y al compañero de fórmula no le da el cuero… a lo mejor habituado a ser también él mascota) miró a su vez a un pueblo (“compatriotas”) y nos invitó a mirar la realidad. A entenderla. A conocer nombres y apellidos, rostros y funciones.
La tentación es la de sabernos abandonados, con la sensación de que nosotros también nos hemos quedado solos; más cuando había una ilusión de que se candidateara, pero sabemos que “una gota, con ser poco, con otra se hace aguacero”. Es importante saber que hay dos palabras, casi mágicas para estos momentos: resistencia y militancia. Si nos quedáramos sentados esperando un salvador (o salvadora) Clarín nos llevará puestos, y pisoteados. Resistir es eso, el famoso dicho de Libertad: “una pulga no puede detener una locomotora, pero sí llenar de ronchas al maquinista”. Y militar, no dejar pasar espacios ni segundos para sembrar, para ayudar a otrxs a abrir los ojos, a entender.
Se dice que “el árbol no nos deja ver el bosque”, y así sucede cuando estamos “ahí”; en medio del bosque. Estando aquí, miramos la historia en centímetros y minutos, pero la historia grande, que es la que deja huella, nos invita a la esperanza; a la misma esperanza, por resistencia y militancia, que logró – “sin violencias ni gritos, paz para este mundo traerá” – que hubiera un poco más de justicia y podamos ver genocidas condenados y otros en los banquillos… Precisamente, la militancia y la resistencia se alimentan de la esperanza (y un pueblo sin esperanza está destinado a ser un pueblo esclavo y sometido). De esperanza, militancia y resistencia se trata, entonces. Y mirando a los ojos al verdugo… y esperándolo en “Habana y Segurola”.
Foto tomada de https://www.marca.com/tiramillas/actualidad/2022/05/13/627e35a6e2704eda7c8b459e.html
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