jueves, 29 de junio de 2023

Los pescadores en Israel

Los pescadores en Israel

Eduardo de la Serna



Sabemos que los pescadores son aquellas personas que se ocupan de extraer pescados del agua. Pero no es menos evidente que los hay de diverso modo: con barca o sin ella, con red o con anzuelo, en pequeño grupo familiar o asociados, en el lago o en el mar…

Dejemos de lado la pesca marítima, la cual, salvando la costera, no es nada frecuente en un pueblo que no es marinero como era el caso del Israel bíblico. El lago de Galilea era fuente frecuente de peces, los que, luego eran salados para su conservación; también se pescaba en el rio Jordán (no así en el Mar Muerto). Pedro, que como sabemos, tenía la pesca como oficio familiar, pesca con anzuelo un pez en un relato en el que Jesús quiere reforzar su imagen de “hijo del Dios abbá” (Mt 17,27), pero es frecuente verlo pescando con red (Mc 1,16; Jn 21,6). El verbo pescar no es habitual en el Antiguo Testamento (Is 19,8; Jer 16,16) aunque ciertamente el pescado formaba parte de la dieta de los pueblos cercanos al agua; de hecho, uno de los asistentes a la predicación de Jesús llevaba consigo unos panes y un par de pequeños peces (Mc 6,38.41.43; 8,7). En Jerusalén, una de las puertas de la ciudad es conocida como “la puerta de los peces” (2 Cr 33,14; Neh 3,3; 12,39; Sof 1,10); en el Templo ideal que imagina Ezequiel el agua será abundante, y abundarán los peces (47,9.10). Zebedeo, el padre de Juan y Santiago tiene una pequeña empresa dedicada a la pesca ya que tiene "jornaleros" (Mc 1,29). Un forastero, en la orilla (que los lectores sabemos que se trata de Jesús resucitado, cosa que ignoran los discípulos) les pide pescado a los pescadores de la barca, aunque la tarea había sido infructuosa, sin embargo, al llegar a tierra, lo ven con pan, unas brasas y un pez sobre ellas (Jn 21,5-9).

Puesto que el lago de Galilea es muy extenso, en ocasiones recibe el nombre de “mar” a pesar de no serlo y ser de agua dulce. Una barca (o varias) y redes son el modo frecuente de recolección y trabajo, que solía realizarse de noche (Lc 5,5; cf. Jn 21,3). Como es evidente, y una parábola lo remarca, en la red se recoge todo sin distinción, por lo que, luego se deben seleccionar, por ejemplo, los peces puros de los impuros, que, por no poder comerse, se devuelven al agua (Mt 13,47-48; ver Lev 11,9-12; Dt 14,9-10). Pero durante el Imperio romano, el lago era tenido como “propiedad” del Imperio y, por lo tanto, estos cobraban impuestos altísimos a los pescadores. Fue por eso que, cuando se declara la guerra judía contra Roma (años 66-70 d.C.), los pescadores se aliaran con la ciudad contra los romanos (el tema económico, además del religioso, fue importante en la guerra). Era frecuente, por lo tanto, que los pescadores se asociaran entre sí para poder ayudarse mutuamente en el pago de esos impuestos (Lc 5,7). Además del permiso – pago – para ejercer la pesca, se dice que, por cada carga de camello de pescado seco, el impuesto era de 10 denarios. Por cada carga importada de burro de pescado seco, el impuesto era de 3 denarios, y si se exportaba, era de 10 denarios. Se pagaban también altas tasas por el pescado traído a la ciudad (recordar que un denario era el valor de un jornal).

Hay un elemento interesante en los relatos vocacionales de los primeros seguidores de Jesús; sabemos que ellos eran pescadores, y que Jesús les propone cambiar a ser “pescadores de personas” (Mc 1,16.17), el término griego usado es alieús, pero en Lucas, a pesar de indicar que había dos barcas de “pescadores”, Jesús sube a una de ellas, la de Simón; luego de la escena de una pesca fantástica, invita a Pedro a “pescar personas” pero Lucas cambia el término y ya no utiliza alieús sino zôgréô (término que, por ejemplo, es usado en Núm 31,15.18 en el sentido de “dejar con vida”), que se refiere a capturar, atrapar, pero dejando con vida lo capturado. Ciertamente el sentido metafórico de “atrapar personas” refuerza acá su sentido: el Jesús de Lucas invita a Pedro a atender la vida de aquellos que han sido “pescados”.

Un tema aparte, que aquí solo mencionamos someramente, es la importancia de la barca. Ya hemos señalado que esta es importante para pescar “mar adentro” (Lc 5,4), pero, puesto que Jesús desarrolla su ministerio con frecuencia entre los pueblos y aldeas costeras, es evidente que el traslado por barco es el adecuado y, en este caso, el tema no siempre es la pesca sino en ocasiones se trata de la movilidad. Cuando se hace referencia, por ejemplo, a la barca de Pedro, y esta entendida como “la Iglesia”, se trata de una lectura simbólica usada por algunos escritores posteriores al Nuevo Testamento, pero esta no es precisamente bíblica.


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