La búsqueda de la presencia del reino es lo único absoluto
TIEMPO DURANTE EL AÑO – 8 "A"
Eduardo de la Serna
Resumen: el olvido y el abandono son algo imposible en Dios hacia su “esposa” e “hija” Israel. Hasta de quien no es espera el olvido podría esperarse, pero jamás de Dios que es –sugerentemente- comparado con una madre.
La fórmula “así
dice Yahvé” marca los comienzos de las distintas unidades de esta unidad
(49,8.22; 50,1) separando el segundo y el tercer canto del siervo de Yahvé
(49,1-7 [la referencia a las “islas”
y los “pueblos lejanos” (v.1) y los “confines de la tierra” (v.6) marca una
inclusión que concluye en v.7 con “así
dice Yahvé” dando a su vez comienzo a lo que sigue] y 50,4-11). En este
caso, entonces, la unidad está enmarcada en 49,8-21. En la unidad anterior,
Yahvé se había dirigido a las “islas”
y “confines de la tierra”, siendo
estas –probablemente- los miembros del pueblo de Dios que se encuentran en la
“diáspora”. En esta unidad se canta la alianza y conformación del pueblo, y el
regreso de aquellos que están lejos (“presos”,
en “tinieblas”, v.9) ya que Dios los
acompañará alimentándolos y saciándolos (v.9b-10), y allanará los caminos
(v.11) tanto que la misma Creación (cielos, tierra, montes, v.13) se llenarán
de alegría por la “consolación” y “compasión” que Dios ha manifestado por
su pueblo (cf. 40,1-4).
Con una metáfora femenina Yahvé responde a las dudas
de Israel expresado como “Sión”
(v.14) mostrándolo a continuación con una confirmación de las promesas de Dios
con su pueblo (muros, reedificación, nupcias, proliferación de hijos, a pesar
de las ruinas, y la esterilidad pasadas).
El texto litúrgico, entonces, está formado por la
metáfora (femenina, como diremos) que explica a los dubitativos judíos que Dios
se preocupe e interesa de su pueblo que sufre.
El destinatario (¡destinataria!) de las palabras de
Yahvé está en femenino (tatuada, v.16; como una novia, v.18; “era estéril…
deportada y eliminada”, v.21). El lenguaje es el de las relaciones de amor
entre una pareja: Dios y su novia / esposa Israel, pero mientras lo frecuente
es que lo habitual es acusar a Israel de olvidarse (= abandonar) de su esposo
(cf. Oseas 2,15; 4,10; 8,14; 13,6 y Jeremías 1,16; 2,13.17.19.32: 3,21… y
frecuentemente en la tradición deuteronomista: Dt 6,12; 8,11.14.19; 28,20;
32,18; Jos 24,16.20; Jue 2,13; 3,7; 1 Sam 12,9…). Es interesante que –como es
obvio- olvidar, abandonar (skh) es
todo lo contrario de hacer memoria, algo que es fundamental en la historia de
Israel y la Iglesia. En v.14b Yahvé está en paralelo con “Señor” (adôn) que es una imagen conyugal,
“marido”, “señor”.
El planteo de Israel (cf. Lam 5,20) de que Yahvé lo
ha abandonado (‘zb) / olvidado (skh) se responde con una pregunta
retórica que espera respuesta negativa y luego a un ejemplo de lo evidente o
improbable que “aunque así fuera” contrasta con la actitud de Yahvé (“aunque así
ocurriera, yo no lo haría”; cf. Sal 27,10). El verbo “olvidar” –que como dijimos es clave en la unidad- se repite tres
veces en la respuesta divina.
El recuerdo de 40,1-4 que señalamos permite pensar
que el libro del discípulo de Isaías empieza aquí una segunda parte reforzando
la idea de la fidelidad y el amor de
Yahvé por su pueblo. La duda de la novia por el abandono de su esposo que
presiente, queda aquí respondida. Sin embargo hay un cambio en la metáfora: el
texto no habla del esposo enamorado, o de un marido fiel sino que cambia a una
imagen materna. Sin decir que “Dios es madre” no renuncia a la imagen materna,
algo que es frecuente también en otras partes del Segundo Isaías (cf. 42,13-14;
45, 10; 49,15; 44,2.24; 46,3) y otros textos de la Biblia hebrea. La
posibilidad de que el autor de los oráculos del Segundo Isaías (o de algunos de
ellos si la obra se trata de una colección, más que de un personaje único) sea
una mujer, no debería descartarse rápidamente (40,6-9 abunda en verbos y
sufijos femeninos). El texto no afirma
explícitamente que Dios es “madre”, como puede afirmarlo la teología posterior,
pero sí establece una comparación: “¿puede
una mujer olvidar?” (imagen de lo improbable)… pues aunque “estas (notar el plural) llegasen a
olvidar, yo no te olvido” (notar el
“te”). Pues aunque eso improbable ocurriera, “no ocurre en mi caso”; pero eso
no debe descuidar que la imagen es expresamente femenina. La seriedad teológica
del “olvido” y la “memoria” de Dios hacia su pueblo (y que
se espera recíproca) se compara precisamente con el amor de madre (aunque es de
notar que no dice “madre”; como tampoco en 45,10, es evidente que a ella se
refiere).
Lectura de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto 4, 1-5
Resumen: Después de haber criticado la existencia de partidos en el seno de la comunidad de Corinto, Pablo los invita a ver en él y los otros servidores de los misterios. Sólo cuenta cómo nos ve Dios, y no como nos ven los demás, o ni siquiera nosotros mismos. Lo que cuenta es que Dios esté conforme con nosotros, servidores de los demás.
La primera unidad de la carta a los corintios está concluyendo (caps. 1-4) para dar paso a nuevos temas (que quedan suspendidos por la irrupción de la pascua a partir del próximo domingo que continuará recién el domingo 6 de julio con el domingo 14º durante el año donde se leerá la carta a los Romanos cap. 8). Como se ha dicho, la división en “partidos” (de Pablo, Apolo, Cefas y Cristo) motiva esta parte que culmina con un “por lo tanto” (houtôs). Los apóstoles no han de ser razón de división sino “servidores” y “administradores” (hypêrétês [única vez en Pablo, es sirviente, ayudante], oikonomos [en el NT –x10- sólo en los escritos con cierta influencia paulina]) de los “misterios”.
Hemos señalado hace dos domingos una
nota sobre el “misterio” bíblico. Simplemente
recordemos que lo propio del “misterio” en la Biblia es que es algo que será
“revelado”, por tanto no se trata de algo “perpetuamente” incomprensible a la
inteligencia humana sino algo del plan de dios que “por ahora” no se puede
comprender hasta tanto Dios lo revele por intermedio de sus “servidores y/o
administradores”.
Es
evidente que lo que se pretende de un administrador es su “fidelidad” (como lo
muestra la parábola de Lc 16,1-13), algo especialmente comprensible en
sociedades en las que el “amo” dejaba todo en manos de su esclavo /
administrador para dedicarse a filosofar. “Fidelidad” (pistos) parece que preferentemente ha de traducirse por
“credibilidad” (pistos es adjetivo
que viene de pistis, fe). Es esta
credibilidad paulina la que parece en cuestión por parte de algunos (quizás
manifestando su credibilidad preferente hacia otros, como Apolo). Para él sólo
cuenta lo que Dios tenga para decir; no le importa lo que digan ni los demás,
ni un tribunal, ni siquiera él mismo. Y por ello recomienda a los destinatarios
que tampoco ellos juzguen sino que dejen eso a Dios mismo. Ese juicio al que se
refiere (anakrinô; x1 en Lc, x5 en
Hch y x10 en 1 Cor). En 2,14-15 había señalado que sólo con el espíritu se
podía “juzgar”. En 9,3 vemos que hay quienes “juzgan” a Pablo, en 14,24 se nos
indica que si los miembros de la comunidad hablan de parte de dios (=
profetizan) lograrán que los asistentes se vean “juzgados”. En 10,25.27
encontramos una cierta semejanza con el texto que comentamos ya que al “juicio”
se añade la “conciencia” (syneidesis).
La conciencia “juzga” por ser una memoria colectiva (con-ciencia; syn-eidos [lo “sabido” por todos]). Esa
memoria está en nuestro corazón y desde ella se “juzga” nuestro accionar; pues
“ni siquiera” ella, pues aunque no le reprocha nada, sólo Dios es el juez
definitivo, el que juzga y “declara justo” a alguien.
El
tiempo final (la “venida” del Señor [= Jesús], tema frecuente en las primeras
cartas paulinas: 1 Tes 2,19; 3,13; 4,15; 5,2.23; 1 Cor 11,26; 15,23) es tiempo
donde se manifestará lo escondido (oculto, tinieblas, intenciones, corazón). Es
en este momento que el Señor (es decir, no la comunidad, no los partidos, no
“los hombres”, ni siquiera Pablo, sino “el Señor” dará a cada uno su “valor” (epainos), es decir “elogio”, “alabanza”,
“reconocimiento”. El reconocimiento de parte de Dios es bendición:
“(los animales que son idolatrados) ni siquiera poseen la belleza de los animales que, a su modo, cautiva al contemplarlos; están excluidos de la aprobación de Dios y de su bendición” (Sab 15,19)
“El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres” (Rm 2,29).
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 24-34
Resumen: la realización de la voluntad de Dios sigue siendo el eje conductor del Sermón de la Montaña. En este caso se insiste en que la preocupación angustiosa por la comida y el vestido suelen impedir que la persona humana se dedique plenamente a buscar el reino, y de esa manera termina como servidor del dinero.
El
Sermón de la montaña continúa en la liturgia, y después de las “antítesis” (han
oído que se dijo, pero yo les digo”) ha presentado una religiosidad superadora
(es decir, sólo para Dios, no para “los hombres” presentando alternativas a la
oración, la limosna y el ayuno). Ahora señala dónde debe estar puesto el
corazón: hay que acumular “tesoros en el cielo” (v.20), hay que “buscar el
reino” (v.33). La idea de la primera parte está centrada en la limosna (tema
que también se encuentra en Lucas aunque con una intención claramente
diferente: en Mateo la religiosidad nueva, en Lucas la solidaridad). Las
imágenes del corazón y del ojo (vv.21.22.23) no sólo refieren a la persona
entera, sino a su decisión. En la medida en que esta es la realización de la
voluntad de Dios en la que toda la persona está implicada volvemos a la imagen
de la “perfección”, la “plenitud de la ley” y la “justicia mayor” que anteceden
esta unidad. Si el hombre no pone su ojo (o su corazón) en los caminos de Dios,
es precipitado en las tinieblas.
El
texto litúrgico comienza en v.24 con una alusión a los “dos señores” (texto que
también en Lucas tiene otra connotación, ver lo dicho el domingo 25 ciclo C).
Este dicho es el punto de partida, Dios requiere una atención absoluta. Sobre
“odiar”, recordar –como se ha visto en más de una ocasión- que ha de entenderse
en el modo semítico de “amar menos”, “no amar tanto”, o hasta ser indiferente.
El acento en Mateo está puesto en la exclusividad que Dios requiere (en Lucas
el dinero como divinizado es fundamental).
Este
es el punto de partida, a continuación lo desarrolla (“por eso…”, v.25):
I.
Presentación:
no preocuparse (v.25)
II.
Ejemplos
de la Creación (vv.26-30)
a.
Las
aves (vv.26-27)
b.
Los
lirios (vv.28-30)
III.
Ampliación
de la presentación (vv.31-32)
IV.
Síntesis:
buscar el Reino (v.33)
V.
Añadido
popular (preocupación por el mañana, v.34).
El
término clave es la preocupación (merimnaô,
x7 en Mateo, x6 en esta unidad); los tres aspectos por los que los seres
humanos se “preocupan angustiosamente” son la comida, la bebida y el vestido,
lo único que cuenta es la vida (psyjê).
Con
las imágenes de los pájaros (Lc 12,24 los relaciona con las cornejas) ilustra
la comida (y bebida) y los “lirios” ilustran el vestido, flores silvestres que
duran apenas un día (se suele pensar en las anémonas rojas). El contraste –por
otro lado- viene dado con el trabajo campesino (“no siembran, ni cosechan, ni
guardan en graneros”, v.26), al trabajo –habitualmente- femenino (“hilar”) y un
contraste con el rey caracterizado por el lujo y el esplendor: Salomón. El
contraste es un característico kal wahomer,
es decir un “de menor a mayor”: si Dios se ocupa de las aves y las flores,
“¡cuánto más!” se ocupará de ustedes.
Antes
de continuar hay un tema central que señalar (y ante el cual alertar). Mateo no
está hablando de una actitud pasiva, de desentenderse y poner todo en las manos
de Dios. Esa concepción de la “Providencia” es griega, no bíblica. No habla de
no trabajar (algo impensado en el ambiente bíblico) sino de no trabajar “con
angustia” [como no debe entenderse el trabajo como un “castigo por el pecado
original”, sino que lo que ocurre es el trabajo arduo e infructuoso, “con el
sudor de la frente”]. Dios no se desentiende de los humanos (“¿quién puede
añadir un codo?”), pero esto no quiere decir que estos deben quedarse
“sentados” a la espera de que Dios los alimente y vista. Esa expectativa
“providencial” es propia de “los gentiles”. La “vida” es la idea principal de
la unidad. Y esto implica confianza (= fe). La “poca fe” (v.30) es un tema
frecuente en Mateo (8,26; 14,31; 16,8; 17,20) dirigida claramente a sus
discípulos (y contrastando con la “gran fe” de una mujer y un varón, ambos
paganos (8,11; 15,28).
En
v.33 Mateo presenta la clave de toda la unidad, de lo único que debe preocupar:
la búsqueda (zêteite) del reino (“de Dios”, en muchos manuscritos) y su
realización (= “justicia”).
Nuevamente la “voluntad de Dios” enmarca la unidad como es característico del
Sermón de la Montaña. En Cristo se revela a la humanidad el camino para llegar
a Dios y realizar su voluntad, por eso “el que busca, encuentra” (7,8). El que
busca dejar que el reino venga, no se angustia por su futuro sino que busca la
realización plena de la voluntad de Dios.
Así
Mateo añade un dicho popular (“no preocuparse por el mañana”) en este caso como
consecuencia obvia de la fe.
Foto
tomada de imagenes-gratislibres.blogspot.com
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