La dignidad incomprendida
Eduardo de la Serna
En la excelente “Carta abierta al
gobernador Morales” del domingo 27 de febrero, Horacio Verbitsky le dice: “Pierda
toda esperanza de verla arrodillada a sus pies, porque aún sometida a esas
condiciones degradantes conserva una dignidad de la que usted carece”. Pero
me permito acotar, precisar o quizás corregir lo allí dicho.
Para empezar, luego de ver Alto Comedero
y otras obras de la Tupac llegué a la conclusión que el injusto encarcelamiento
de Milagro no ha de deberse tanto a una decisión de Morales cuanto a una clara
intención del presidente Macri. Es el gobierno todo el que no puede soportar
que quede patente que los pobres son capaces de ser artífices de su propio
destino. Y si además de pobre es mujer e indígena, pues mucho peor. ¡No
debieran! Creo – entonces – que es algo más propio del macrismo, en las que
como en tantas otras cosas del gobierno el radicalismo funge como una suerte de
preservativo del PRO. Así se entiende también el silencio sobre el tema de
parte de otros mediocres políticos como Massa, Carrió y tantos otros que decían
ser “republicanos” y hasta hubo quienes les creyeron.
Pero además, entiendo que “como para
el ladrón, todos son de su condición” imagino que Morales sí espera ver a
Milagro Sala arrodillada a sus pies. Al fin y al cabo es lo que él hace; ¿por
qué no lo harían otros?
La campaña – que seguramente habrá
quienes crean – de que Milagro sufrió una agresión en la prisión por parte de
una interna no es sino un intento más de “dejarla pegada” a un clima de
violencia, como cuando Morales - ¡cuándo no! – la quiso relacionar con un
crimen, que luego se demostró que fue “en ocasión de robo”; y tantas
otras denuncias todas insustanciales del estilo “dicen que…”. Y que
posverdaderamente tantos “quieren creer”.
Cuando recibió tres nuevas denuncias de
las que debió anoticiarse en las que “dicen que” amenazó a “no se sabe quién”,
Milagro se auto-lesionó con una tijera (los presos – más aun los peligrosos,
como dicen que Milagro es - ¿tienen acceso a tijeras? ¡Es muy extraño!, ¿o me
equivoco?). Y relacioné eso con el tema de la dignidad a la que aludía Verbitsky.
El mundo antiguo pre industrial (y muchos
contemporáneos con un esquema mental semejante) consideraba “el honor” como un
valor supremo. Aún por encima de la propia vida.
Un ejemplo evidente es el caso habitual de aquellos
que se arrojan sobre su espada para no ser “mancillados” ante una derrota militar.
Así, en la Biblia, lo hace Saúl y luego su escudero: «Dijo Saúl a su escudero:
«Saca tu espada y traspásame con ella; no sea que vengan esos incircuncisos y
hagan mofa de mí». Pero el escudero no quiso, pues estaba lleno de temor.
Entonces tomó Saúl la espada y se arrojó sobre ella. Viendo el escudero que
Saúl había muerto, se arrojó, también él, sobre su espada y murió con él». (1 Sam 31,4-5; 1Cro
10:4-5). La burla de los incircuncisos es más grave que morir. Algo semejante
deciden los compañeros de Josefo en la cueva de Jotapata asediados por el ejército
romano para salvar el honor. Josefo los convence de no hacerlo, pero con el
objetivo de salvar su propia vida a costa de la muerte de los demás, lo cual sin
duda fue una grave traición a sus compañeros (Guerra de los Judíos III, 361-390).
Algo semejante, también, es la muerte de Cleopatra y Marco Antonio luego de la
derrota militar ante Octaviano en Accio. Al volver a Alejandría y ver llegar al
futuro “Emperador” Augusto, la muerte es el modo de evitar la humillación de
ser sometidos a un cortejo triunfal en Roma. Marco Antonio se arroja sobre su
espada y se dice que Cleopatra se hace morder por una cobra (agosto 30 a.C.;
Plutarco, Vidas Paralelas, Antonio 76 y 85-86; Dion Casio, Historia
de Roma 51,7 y 14). Supongo que el harakiri ha de tener un esquema
semejante.
Como puede verse, en el
mundo no industrial, ver mancillado el honor es más grave que la propia vida y
es preferible perder ésta que aquel. Es el honor, la dignidad lo que Morales no
puede entender. Es por eso que prefiere ver destruida toda la obra de la Tupac
Amaru… En realidad, los pobres deben construir casas o limpiarlas, no habitar
en ellas. El techo para pocos, el trabajo para algunos y la tierra para menos
parece ser el lema del gobierno nacional y provincial. La dignidad es algo que
no pueden entender. Para comprenderla deberían dejar de vivir de rodillas.
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